¿Deberías dejar de comer pan tostado? Estos son sus efectos en tu salud
Ya sea con mantequilla, aguacate, aceite de oliva o simplemente solo, su textura crujiente y sabor particular lo convierten en una opción muy popular
El pan tostado es uno de los alimentos más comunes en los desayunos y meriendas alrededor del mundo. Ya sea con mantequilla, aguacate, aceite de oliva o simplemente solo, su textura crujiente y sabor particular lo convierten en una opción muy popular.
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Sin embargo, más allá de su versatilidad, hay efectos sobre la salud que vale la pena conocer antes de convertirlo en un hábito diario. Comer pan tostado no es ni completamente bueno ni completamente malo: todo depende del contexto, la cantidad y la forma en que se prepara.
Pan blanco o integral: ¿cuál es el más saludable realmente?
¿Es más saludable que el pan normal?
Una de las creencias más extendidas es que el pan tostado es más ligero o bajo en calorías que el pan fresco. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Tostar el pan no reduce significativamente su contenido calórico. Lo que sí ocurre es una leve pérdida de humedad, lo que hace que el pan parezca más ligero y más fácil de digerir.
Según nutricionistas, el tostado puede modificar ligeramente el índice glucémico del pan, haciéndolo más bajo. Esto significa que el pan tostado eleva menos los niveles de azúcar en sangre que el pan blanco sin tostar, lo cual puede ser un pequeño beneficio para personas con diabetes o resistencia a la insulina. No obstante, este cambio es leve y no sustituye otras recomendaciones dietéticas más relevantes.
El riesgo de la acrilamida
Uno de los efectos menos conocidos de tostar el pan es la formación de una sustancia química llamada acrilamida. Esta sustancia se forma cuando los alimentos ricos en almidón, como el pan, se exponen a altas temperaturas (por encima de 120 °C), como ocurre durante el horneado, fritura o tostado.
La acrilamida es motivo de preocupación porque estudios en animales han mostrado que puede tener efectos tóxicos y aumentar el riesgo de cáncer. Aunque la evidencia en humanos todavía no es concluyente, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han recomendado limitar la exposición a esta sustancia. Por eso, se aconseja no tostar el pan en exceso: cuanto más quemado esté, más acrilamida contiene. Lo ideal es tostarlo hasta que esté dorado, no negro o quemado.
Mejora la digestión (en algunos casos)
Para algunas personas, especialmente aquellas con problemas digestivos leves comohinchazón o gastritis, el pan tostado puede resultar más fácil de digerir. Al estar más seco y tener menos humedad, se digiere con mayor rapidez en el estómago. Por eso, en dietas blandas o recuperaciones de malestares estomacales, el pan tostado suele ser una de las primeras recomendaciones de los médicos.
Sin embargo, esto no significa que sea la opción más nutritiva. Cuando se trata de salud digestiva, es más importante el tipo de pan (integral, sin azúcares añadidos, con semillas o sin gluten) que si está tostado o no.
¿Pierde nutrientes?
Tostar el pan no elimina por completo sus nutrientes, pero sí puede alterar algunos de ellos. La vitamina B, por ejemplo, es sensible al calor, por lo que al tostar pan blanco o integral, se puede perder una pequeña cantidad de esta vitamina. Sin embargo, la pérdida no es significativa si el pan se tuesta moderadamente.
En general, los nutrientes como fibra, proteínas y minerales se mantienen estables, por lo que desde un punto de vista nutricional, el impacto no es crítico, a menos que el pan esté muy quemado.
¿Qué pan es mejor para tostar?
No todos los panes son iguales. Para obtener los mayores beneficios de comer pan tostado, los expertos recomiendan optar por panes integrales, de masa madre o con semillas. Estos contienen más fibra, vitaminas y minerales que el pan blanco refinado. Además, ayudan a mantener la sensación de saciedad por más tiempo y favorecen el tránsito intestinal.
Tostar pan de buena calidad no solo mejora su sabor, sino que conserva mejor sus propiedades. Además, si se le añade un acompañamiento saludable como aguacate, tomate, aceite de oliva o hummus, puede convertirse en una comida nutritiva y equilibrada.