La Dra. Ainhoa Rubio, cardióloga de IMQ, es una de las profesionales que han prestado su voz para colaborar con este objetivo enfocado a la prevención en materia de salud cardiovascular. Desde su conocimiento de estas enfermedades, primera causa de mortalidad y discapacidad hoy en las sociedades desarrolladas, apunta cuestiones clave en relación con la concienciación para reducir riesgos, al tiempo que ayuda a conocer mejor los eventos cardiovasculares.

¿Qué impacto tienen actualmente las enfermedades cardiovasculares en el País Vasco y cómo nos comparamos con el resto de España y el mundo?

Las estadísticas pueden variar en función de la fuente o el momento, pero tanto en el mundo, como en España y en el País Vasco constituyen la principal causa de mortalidad junto con el cáncer. En España, una de cada tres personas muere por una enfermedad cardiovascular y en el País Vasco una de cada cuatro, mientras que a nivel mundial, estas enfermedades son responsables de 18 millones de muertes al año. En nuestra comunidad son la primera causa de defunción en mujeres y en los hombres, la segunda. Datos, todos ellos preocupantes, que subrayan la importancia de implementar estrategias efectivas de prevención y tratamiento para reducir su impacto.

¿Por qué es tan importante la prevención?

Porque permitiría reducir significativamente su incidencia. Prevenir significa controlar los factores de riesgo. Esto podría evitar en un porcentaje muy importante los infartos prematuros y los accidentes cerebrovasculares. De ahí que la educación y la concienciación sean esenciales para mejorar la salud pública. Hay factores de riesgo modificables y otros que no. Entre los no modificables están la edad que, indudablemente, va dejando su huella en nuestras arterias, o los antecedentes familiares. Hay, en cambio, factores modificables sobre los que podemos y debemos actuar y cuyo control ayudaría a rebajar sensiblemente la prevalencia de estas enfermedades y sus importantes secuelas. Entre ellos destacan ciertos hábitos de vida (el abuso del tabaco y del alcohol, el sedentarismo con el consiguiente sobrepeso u obesidad, el estrés), así como ciertas enfermedades (la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial o la diabetes).

“Controlar los factores de riesgo podría evitar en un porcentaje muy importante los infartos prematuros”

¿Qué papel juegan campañas como la de IMQ en ese esfuerzo de prevención?

Campañas como la que se está desarrollando estos días desde IMQ, resultan relevantes porque ayudan a la concienciación. Es esencial que las personas estén concienciadas y también informadas. Para facilitar información, dentro de la iniciativa, desde IMQ se ha elaborado una guía descargable a través de la página web de la campaña y varios especialistas del cuadro médico de IMQ nos hemos sumado para colaborar con nuestras recomendaciones. Nos parece importante, que el mensaje se divulgue en la sociedad. No en vano, la campaña tiene como lema “Cuida tu corazón, comparte vida”. En la medida en que más gente comparta los contenidos de la campaña más cerca estaremos del objetivo de sensibilización y difusión que nos mueve para lograr mejorar la salud de la sociedad. 

Imagen de campaña y punto de información en Bilbao. IMQ

¿Qué medidas podemos adoptar para reducir los riesgos?

Lo primero, saber que la prevención es la mejor medicina. A menudo este tipo de patologías se van gestando poco a poco en nuestro organismo y hacen su debut cuando ya el daño está producido. Es fundamental llevar un estilo de vida adecuado y saludable porque ello va a condicionar nuestra salud cardiovascular no solo en el presente, sino también a futuro. Esto incluye una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, ejercicio regular, evitar sustancias tóxicas como el tabaco o el alcohol y controlar condiciones como la diabetes, la obesidad, la hipercolesterolemia o la hipertensión. 

¿Puede explicarnos qué son los eventos cardiovasculares y cómo se manifiestan?

La enfermedad cardiovascular es un término general que incluye enfermedades que afectan el corazón y los vasos sanguíneos. Esto incluye los accidentes cerebrovasculares o ictus, el infarto y la angina de pecho. Estas últimas son situaciones en las que una arteria del cuerpo se obstruye, generalmente por aparición de un coagulo sobre una placa de colesterol (o de ateroma), impidiendo el flujo sanguíneo adecuado. Cuando esto sucede en las arterias que riegan el cerebro, hablamos de un ictus con síntomas como la falta de fuerza o dificultad para movilizar alguna parte del cuerpo y dificultad para hablar. Cuando la que se obstruye es una arteria que lleva sangre al corazón, hablamos de infarto o angina de pecho, presentando síntomas como dolor opresivo en el centro del pecho o en el epigastrio (estómago), que puede irradiarse a brazos, espalda y/o mandíbula. También la fatiga o falta de aire intensa, las náuseas, sudoración y mareo pueden aparecer en este contexto. 

“Llevar un estilo de vida saludable va a condicionar nuestra salud cardiovascular en el presente y también a futuro”

¿Por qué es crucial actuar rápidamente ante un evento cardiovascular?

La atención temprana es vital porque, como decimos los cardiólogos, “el tiempo es miocardio”. Cuanto más rápido se atienda a una persona durante un infarto o un ictus, menos daño sufrirán el corazón o el cerebro, lo que resulta fundamental en el proceso de recuperación y respecto a las posibles secuelas a medio y largo plazo.

¿Qué debemos hacer si sospechamos que estamos teniendo un infarto?

Lo primero es llamar al 112 o al servicio médico de emergencias para recibir asistencia inmediata. Es también importante mantener la calma y permanecer sentados o tumbados, acompañados por alguien que pueda ayudarnos si la situación empeora.

¿Existen señales de advertencia antes de que ocurra un infarto? 

A menudo hay síntomas previos que pueden alertarnos, como dolores opresivos en el pecho que se extienden al brazo, espalda y/o la mandíbula, especialmente durante el esfuerzo físico que ceden al parar. Si estos síntomas aparecen en alguien que nunca los ha tenido, es crucial consultar con un médico para realizar los estudios pertinentes. En el caso de las mujeres, esos síntomas en ocasiones son atípicos.

¿Cuáles son las diferencias?

El dolor torácico de infarto en las mujeres no siempre es intenso, incluso cabe que aparezca como molestias en brazos, mandíbula, cuello o zona interescapular, pero también otras señales más vagas que en el varón como fatiga, falta de aire, náuseas etc. Por este motivo, según los estudios, las mujeres acuden más tarde a los centros médicos cuando tienen un infarto, lo que influye negativamente en su pronóstico.