En apenas tres días puedes irte seguro de haber disfrutado de Gijón y su amplia actividad turística, que incluye museos, rutas de senderismo, sidrerías, itinerarios culturales, una decena de playas, llagares, yacimientos y paseos por Cimavilla, su barrio alto, de gran tradición marinera.
Gijón/Xixón es sinónimo de paseos junto al mar, los culinos de sidra, los bocartinos fritos, las huellas romanas, los palacios asturianos y las casas de los pescadores, las pastelerías gijonesas, las sendas que zigzaguean por la costa, las esculturas que saludan al transeúnte, las sesiones de talasoterapia y los museos que cuentan historias y suenan a gaitas.
Y aunque da para mucho, resulta obligado visitar Cimavilla si solo se dispone de unas pocas horas. El llamado Barrio Alto, de fuerte carácter marinero, guarda en sus calles, siempre en ascenso, monumentos e historias personales que son huellas imborrables de pescadores, cigarreras, militares y artesanos que aquí nacieron, vivieron y trabajaron. Pasear por él es retrotraerse al origen de Gijón callejeando por su corazón histórico entre palacios, casonas, plazas con encanto y antiguas viviendas de pescadores.
En Cimavilla podrás visitar el Museo Casa Natal de Jovellanos, repleto de historia y arte, y ascender hasta el parque del Cerro, con sus imponentes vistas al mar. La zona acoge dos icónicas esculturas, Nordeste, de Vaquero Turcios, y Elogio del Horizonte, de Eduardo Chillida, estos días en obras de acondicionamiento.
Otras opciones
A quien tenga más de un día se le aconseja no irse sin visitar las Termas Romanas de Campos Valdés, que albergan los restos de los baños públicos que existieron en la ciudad; la playa de Poniente, a la que se llega tras pasear por el Puerto Deportivo; o el Museo Pueblu d’Asturies.
Recorrer la senda fluvial de Peñafrancia, que conduce al precioso rincón donde nace el río del mismo nombre; hacer la Ruta del Modernismo por sus calles; o descubrir el estadio de El Molinón o el Botánico son alternativas para quienes tengan todo el fin de semana.
Y, por supuesto, resulta obligado disfrutar de sus apreciadas heladerías y, sobre todo, de su sidra en las numerosas opciones existentes en el Barrio Alto, mejor al ponerse el sol.