El plan que nos ofrece este fin de semana Lurpea, la asociación que agrupa a las seis cuevas vascas, con motivo de la celebración del Día de las Cuevas, resulta más que atractivo, con visitas especiales y guiadas, actividades diversas y descuentos. Nosotros nos vamos a centrar en Zugarramurdi, cueva ligada a las leyendas de brujas y akelarres.

Resulta apetecible conocer las entrañas de nuestra tierra, el conocido como “sexto continente”. Lurpea, asociación nacida en 2008, agrupa las ocho cavidades vascas y organiza actividades especiales –talleres, proyecciones, charlas, sorteos...– con motivo de la XV edición del Día de las Cuevas, que se celebra el domingo, con descuentos del 50% en las entradas. Todas ellas se pueden consultar en www.lurpea.eus.

Se puede elegir entre adentrarse en las profundidades de Arrikrutz (Oñati), Ekainberri (Zestoa), Isturitz-Oxocelhaya (Baja Navarra), Mendukilo (Astitz), Pozalagua (Karrantza), Sara (Lapurdi) y las navarras Zugarramurdi y Urdax-Urdazubi. Nosotros vamos a optar por Zugarramurdi, la famosa cueva ligada a las leyendas de brujas y akelarres, y situada a 400 metros del pueblo del mismo nombre, cerca de Iparralde y al norte del Valle del Baztan.

En el famoso “pueblo de las brujas”, situado entre paisajes verdes y azulados, aparece la cueva de Zugarramurdi, protagonista de leyendas sobre akelarres y escenario de películas, como Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia. Se llega a ella dando un pequeño paseo por el monte y sorprenderá al neófito porque no exhibe las grandes estalactitas ni estalagmitas habituales, ni siquiera pinturas rupestres.

Grandes dimensiones

Escenario de leyendas donde cientos de personas adoraban al mismísimo diablo, ofrecía un amplio espacio para celebrar los akelarres en sus grandes galerías excavadas por el transcurrir de las aguas del Orabidea.

Sus dimensiones son impresionantes: un túnel natural de 120 metros de largo con alturas de hasta 12 metros y dos galerías elevadas. El sitio perfecto, amplio pero alejado de cualquier control, para dejarse llevar por el desenfreno pagano junto a una hoguera. La visita brinda también atractivos en el pueblo: sus caserones, imágenes bucólicas de vacas pastando, un entramado urbano pirenaico, su iglesia de la Asunción y, sobre todo, el Museo de las Brujas.