A pesar de contar solo con 4.200 orgullosos habitantes de su pertenencia a Bizkaia, Orduña es la única villa del herrialde con rango de ciudad. Visitar esta antigua plaza ferial medieval supone un viaje al pasado a través de su casco antiguo, sus iglesias, su plaza porticada y su santuario de la Antigua.
Sita en el entorno de Sierra Sálvada y El Salto del Nervión, el escudo de Orduña reza: “aunque tenga que morir por ti, no negaré”. No se puede expresar mejor su sentimiento de pertenencia al viejo Señorío de Bizkaia, a pesar de su separación geográfica como enclave situado en el término de Araba.
Vinculada desde 1284 a Bizkaia “por siempre jamás”, la villa destaca por su Conjunto Histórico-Monumental formado por calles y piedras con historia propia que se alzan en un entramado medieval en el que rige una gran plaza porticada, enclave estratégico durante siglos para el mercadeo y gravamen de mercancías en tránsito entre la meseta y el mar: lana, hierro, grano, pescado, tapices, trípticos y retablos...
Orduña, que ostenta con orgullo el hecho de ser la mayor plaza ferial de origen medieval de Euskadi, oferta unas visitas guiadas municipales que ofrecen múltiple información histórica y la entrada al Ayuntamiento y a la iglesia de Santa María la Antigua, que incluye un retablo único en su género
La iglesia está ubicada en la Orduña primigenia y su virgen ofrece protección desde hace siglos de la Mari que en las leyendas volaba hasta el Txarlazo, de visita obligada para los senderistas. Un hotel-balneario, una intensa oferta deportiva –BTT, montañismo, running, parapente...– y una rica gastronomía que se enorgullece de sus dulces y perretxikos completan su oferta. l