La arqueología nos cuenta que los dólmenes, esos preciosos monumentos megalíticos que se localizan en buena parte de la Europa Atlántica, los construyeron los humanos en el Neolítico. Sin embargo, la mitología los asocia con otro tipo de seres, creando leyendas que, a su manera, explican los orígenes de estos megalitos.
En medio de la Llanada Alavesa, sobresale uno de los más hermosos ejemplos de dolmen con los que contamos en nuestra tierra, el dolmen de Sorginetxe, la casa de la bruja. Curiosamente, a decir de los viejos mitos, no fue una bruja quien lo edificó sino una lamia. Sea como sea, nos ofrece la posibilidad de disfrutar de su belleza, historia y mitología, en un sencillo recorrido por terrenos de labor.
Debemos alcanzar la localidad alavesa de Agurain, donde aparcamos en el parking que se localiza a la entrada de la villa. Comenzamos el paseo buscando la parte baja de la misma, ubicada en la zona sur, para seguir por la calle Treviño, que discurre paralela a las vías del tren. Pasada la estación del ferrocarril, llegamos a un túnel, a la izquierda, que pasa bajo las vías. Seguimos caminando de frente, junto a unos pabellones industriales, hasta el término de la carretera.
Un camino pasa bajo la autovía por otro paso subterráneo, que cruzamos hasta topar con la carretera general, paralela a la autovía. Giramos a la izquierda, para discurrir por el asfalto cerca de 150 metros y tomar una pista hacia la derecha.
Entre campos de labranza avanzamos unos 700 metros en línea recta hasta encontrar un desvío hacia el Humedal de Pedroco donde, según la fecha, podemos observar diferentes especies de aves. Retornamos a la pista y seguimos en la dirección que traíamos.
Un megalito singular El dolmen comienza a recortarse en el horizonte, a un kilómetro de distancia aproximadamente. Hacia él nos dirigimos siguiendo sin perdida alguna la pista de tierra.
El dolmen es un magnífico ejemplo de estos megalitos, datados en el Neolítico, y que se componen de varias losas de piedras clavadas en el suelo, con otra que realiza las funciones de cubierta. Las piedras forman una cámara sepulcral que solía estar sobre un túmulo de piedras amontonadas. El nombre de dolmen, proviene del idioma bretón, y significa “mesa grande de piedra”. En lo relativo al de Sorginetxe, se compone de seis losas de caliza delimitando una cámara de unos 2,30 m x 1,90 m y una altura de 2,35 m., y la losa de la cubierta. En las excavaciones llevadas a cabo, se localizaron restos humanos y puntas de flecha.
Precisamente, la enorme piedra que forma la cubierta es la protagonista de la siguiente leyenda:
“Una lamia de las que vivían en la cueva de Lezao, situada en la cercana sierra de Entzia, llevaba las enormes losas que componen el dolmen desde esta caverna hasta el paraje donde hoy vemos el megalito. La lamia tenía una fuerza descomunal ya que, mientras caminaba llevando la piedra sobre su cabeza, iba hilando.”
A las lamias, genios de las aguas por excelencia de la mitología vasca, se las conoce en esta zona como Amilamia, siendo varios los nombres que se les dan en función de la zona. En la mayoría de las localidades se la denomina con el nombre genérico de Lamia, pero hay algunas excepciones: en Elantxobe, en la costa bizkaitarra, dicen que son seres con un solo ojo en la frente y las llaman Lamiñaku; en Mendibe reciben el nombre de Saindi-maindi; en el pirenaico valle de Aezkoa, Eilamia.
Caso curioso es el de Zuberoa donde, con el apelativo de Maide, habla de un genio masculino que se correspondería con las lamias y que cooperaron en la construcción de algunos monumentos megalíticos. Algunos autores que han recopilado nuestras leyendas equiparan a los Intxixu, conocidos en Oiartzun y Ataun, con las lamias, siendo su equivalente de género masculino.
Dejamos el dolmen y a sus constructoras, tal vez peinando sus largos cabellos con un peine de oro mientras el río acaricia sus pies de pato, y continuamos. El regreso lo realizamos por el mismo camino.
ACCESO: La autovía A-1 alcanza la localidad de Agurain, entramos en el pueblo en la salida 380 de esta vía. Una rotonda da acceso al pueblo; junto a una segunda glorieta, vemos el aparcamiento.
DISTANCIA: 8 kilómetros
DESNIVEL: 50 metros
DIFICULTAD: Fácil