LA escena final del duelo de El bueno, el feo y el malo, cumbre del espagueti western y dirigida por Sergio Leone, con Clint Eastwood como protagonista, se rodó en el Valle de Mirandilla, en Burgos. A pesar de ser historia del cine, pocos saben que todavía hoy se puede revivir aquella escena inmortal porque el lugar, cercano al conocido monasterio de Santo Domingo de Silos, se puede visitar. Es el denominado Cementerio de Sad Hill y se puede pasear entre las cruces

El Valle de Mirandilla, donde se rodó la película, es uno de los más hermosos y apartados de la provincia de Burgos, situado entre las localidades de Contreras y Santo Domingo de Silos. No es Arizona, ni Texas; ni siquiera Almería, lugar habitual de las películas de Leone en los 60. La película El bueno, el feo y el malo se rodó entre julio y agosto de 1966, y el set final, todavía visible hoy, el del cementerio de Sad Hill lo montó el escenógrafo Carlo Simi en apenas tres días con el apoyo de 250 soldados del ejército español que recrearon un soberbio cementerio circular con más de 5.000 tumbas dispuestas en un sistema de círculos concéntricos y radios que rodeaban una plazoleta central empedrada de 30 metros.

El cementerio se encuentra en una explanada de arena circular, en el centro de un espacio repleto de cruces, rodeado de colinas arboladas pero de aspecto árido, y a los pies del impresionante murallón calizo que dibuja la Peña del Carazo en el curso medio del río Arlanza, en la zona suroeste de la Sierra de la Demanda burgalesa. Estas formaciones rocosas emergen sobre los valles circundantes como un poderoso acantilado, perfilando el paisaje ideal para lo que el director italiano tenía en mente.

El cinéfilo enamorado de Sad Hill puede indagar y visitar otros emplazamientos del film, como el Monasterio de San Pedro de Arlanza, la localidad de Carazo o el río Arlanza, donde se levantó un puente para recrear una batalla. Vecinos de la zona restauraron el cementerio y hasta pusieron en marcha un curioso programa para apadrinar tumbas y, de paso, contribuir a su conservación.

Además de rememorar los rodajes de la película, en los alrededores se puede disfrutar del conocido Monasterio de Silos y de la reconstruida Iglesia de Santo Domingo, sin olvidar el cercano desfiladero de Yecla.