En el valle de las riberas del Iber, el río Ebro, lo que se conoce como Valderredible, en la comarca campurriana, se puede realizar una bonita ruta natural por varias ermitas rupestres donde siglos atrás vivían los eremitas, protegidas en cuevas y un entorno de rocas areniscas. De la ermita de Santa M.ª de Valverde a las de Cadalso, Arroyuelos, Villaescusa de Ebro…
Viajamos hasta la comarca campurriana, situada entre el sur de Cantabria, Palencia y Burgos, regada por el río Ebro. Allí, en el valle de Valderredible, existe una elevada concentración de iglesias y ermitas rupestres debido a la proliferación de roca arenisca. Sirvieron de refugio y vivienda a eremitas y anacoretas –los monjes de hoy en día– entre los siglos X y XVIII tras el vacío y excavación de espacios rocosos o cuevas naturales.
La ruta, accesible para toda la familia, podría arrancar en Santa M.ª de Valverde, la más grande de todas las ermitas campurrianas. Todavía espacio de culto, ofrece al visitante una necrópolis y un centro de interpretación de ermitas rupestres y sirve como punto de partida de una ruta que sigue la carretera CA –273 y que nos llevará a otras como las de Campo de Ebro, Cadalso, Arroyuelos, El Tobazo…
La segunda parada se puede hacer en la iglesia de San Miguel, en Campo de Ebro, erigida en el siglo XVII, pequeña en dimensiones y sencilla en apariencia, de una nave única de techo plano y ábside rectangular en tres vanos. El arco triunfal es semicircular y continúa hacia la cabecera con una bóveda de cañón. Todo su interior lo rodea un banco corrido.
Ermita y torre
La ruta que planteamos seguiría por la ermita de Cadalso, de reducidas dimensiones, que aún mantiene culto temporal y que suma una pequeña necrópolis rupestre junto a ella. En ella, la arquitectura rupestre se manifiesta de modo más puro en su sencillez constructiva, fruto del esfuerzo de unas comunidades de aldea pequeña, y de un fervor popular teñido de ideas espirituales apegadas a la matriz terrenal. A pocos metros se encuentra la Torre del Cadalso, una casa fuerte del siglo XVI, de planta cuadrada y 10 metros de altura.
Si es por monumentalidad, destaca la siguiente, la ermita de Arroyuelos, con planta irregular y dos pisos que le dan proyección vertical. Al interior se accede por un túnel que atraviesa el potente muro externo. Destaca la presencia de un gran pilar cuadrangular y un alto arco de herradura por el que se accede a la cabecera. El piso superior está constituido por unas tribunas abiertas y una celda colgada, y en el exterior hay cuatro tumbas antropomorfas.
La última parada es el Complejo Rupestre de El Tobazo, en Villaescusa de Ebro. A la entrada de los cañones del río corre una cornisa de tobas, abundantes en cuevas naturales que han sido labradas por el hombre para formar celdas organizadas en torno a una pequeña iglesia, y excavar sepulturas tanto en el interior como en el exterior. Obra de gran originalidad, resume la adecuación de estas gentes con la naturaleza.