700 euros. Es el precioque pagó la ciudad deChauvigny por el Castillode los Obispos enel siglo XIX. Paraentonces, la edificaciónrománica del siglo XIIestaba abandonada, larevolución se la había vendido a un notarioque la había utilizado como canterasin piedad hasta despedazar un torreónentero. La pared que aún quedaba en piese declaró monumento protegido en 1843.
Lo curioso es que sólo unos 20 metrosmás arriba hay otro castillo de la mismaépoca. Y subiendo otros 50 metros, selevanta la colegiata de San Pedro, reconstruidaen el siglo XII. Frente a ella, untorreón más al que, hoy en día, se puedesubir en ascensor. En total, además derestos de murallas, el núcleo históricode la pequeña localidad de Chauvigny, aunos 23 kilómetros de Poitiers (Francia),reúne cinco castillos medievales de losque tres están abiertos a los visitantes.
El municipio, de poco más de 7.000 habitantes,es una de las joyas históricas de lacomarca de La Vienne, que atrae a milesde turistas todos los años gracias al parquetemático Futuroscope.Apoco más decuatro horas de tren desde Hendaia, el altode la loma de Chauvigny servía a los obisposy señores de Poitiers para guardar y vigilar sus propiedades desde fortalezasque competían en tamaño y altura.
Hoy endía son sus ciudadanos los que cuidanlas callejuelas medievales y los turistaslos que miran a las murallas que aúnquedan en pie.En el Castillo de los Obispossólo se mantiene una pared testigo de unode los torreones de la edificación, que llegóa tener cuatro pisos.En el segundo quedanrestos de lo que fue un hogar, por lo quedebió de ser la morada del obispo.Enel tercero,los restos de los arcos ojivales sugierenque hubo una capilla propia para loshabitantes del lugar e, incluso, había unacámara privada encima de ella.Actualmente esas paredes, sin embargo,tienen otros señores. Halcones, buitres,águilas, lechuzas o cigüeñas vuelancasi a sus anchas entre los restos del castillo.Y es que Chauvigny aprovecha adiario el escenario que le ofrecen las ruinasde la fortaleza para ofrecer el espectáculoGigantes del cielo, no apto paramiedosos.
ROCES CON BUITRES
Sentado en las gradas del anfiteatroadaptado entre las torres del castillo, elpúblico del espectáculo siente, literal mente, cómo le rozan con sus alas algunosde los gigantes que sobrevuelan suscabezas. Guiados por un pequeño gestode la mano de los tres profesionales quetrabajan con los animales, los pájarosvuelan de un lado a otro, se lucen, seexhiben y dan muestra de sus reflejos ala hora de cazar sin detener su vuelo.Uno de los cetreros acompaña el espectáculocon explicaciones sobre cada unode los animales, sus costumbres, su formade vida y sus caprichos. Porque notodos están siempre con ánimo para desfilar,de ahí que los protagonistas delnúmero varíen de un día para otro.
Unos metros más arriba, en el castillode Harcourt (de los siglos XII y XIV), loshabitantes no son buitres, aunque algunosrestos recuerdan que, tiempo atrás,fueron prisioneros los que se agolpabanen los sótanos de la edificación, reconvertidaen cárcel. Con sus cuatro paredesen pie y una reconstrucción recientede una de las estancias principales delcastillo, sus sótanos encierran el cuartooscuro que ocupaban los prisioneros yque el señor vigilaba desde un pequeñoagujero que tenía en el suelo de suvivienda, inmediatamente superior.
“GOFRIDUS ME HA HECHO”
Aunque uno de los momentos más especialesde la visita, según insiste la guíaque puede acompañar a los turistas quese acerquen a Chauvigny, es la entradaa la colegiata de San Pedro, al otro ladode la calle. El edificio actual data delsiglo XII, aunque previamente hubo otraedificación en la que vivían frailes (yaestaban en la ciudad en el año 1.000) y dela cual reutilizaron algunas piedras,como una talla de San Pedro y otra de untoro que se esconden en la parte superiorde uno de los ábsides.
En el interior acaban de restaurarse laspinturas carolingias originales: las paredesy pilares están pintados de blancocon rayas rojas y negras, tal y como loestaban en la Edad Media, y dirigen lavista del visitante hasta el altar, rodeadopor columnas que albergan los únicoscapiteles firmados de la Edad Media.Gofridus me ha hecho, se puede leer enla talla principal. Todas ellas representanpasajes de las escrituras que reflejanla lucha entre el bien y el mal.
Tras contemplarla desde dentro, tambiénimpresiona observar la colegiatadesde arriba. Para eso, frente a la iglesiaestá el torreón de Gouzon, reconvertidoen museo, que cuenta con un ascensorpara acceder a lo alto de la torre. Desdeallí, además de la colegiata, se puede contemplartodo el núcleo histórico de Chauvigny,la ciudad moderna construida enla parte baja de la loma y varios kilómetrosde la llanura que rodea el lugar.
PIEDRA Y CERÁMICA
El museo de Gouzon acoge, en la edificaciónlevantada entre los siglos XI yXIII, una muestra de las dos actividadesindustriales características de Chauvigny:la cerámica y la piedra. La piedrade esta localidad es diferente: por sucomposición es especialmente resistenteal frío sin agrietarse, lo que la ha llevado,por ejemplo, a formar parte de lafachada del museo Metropolitan de NuevaYork. Hay rumores, no confirmados,de que es también piedra de Chauvignyla que soporta el peso de la torre Eiffelde París.
Y la cerámica artesanal, hoy en día,sigue siendo una de las fuentes principalesde ingresos de la pequeña localidadfrancesa, ya que viste muchas de lasmesas de restaurantes de renombre deFrancia y del resto de Europa.
Los artesanos, además, siguen trabajandoen los talleres que se escondenentre las calles del núcleo histórico. Enellos trabajan y muestran sus obras avisitantes y compradores que descubren,a través de sus explicaciones, otra Chauvigny.Cuentan que la localidad ha que rido huir de los puestos artesanos industrialesy de las habituales tiendas de souvenirsque rodean los lugares frecuentadospor turistas, para apostar por ofrecera sus visitantes la exclusividad y originalidadde sus veteranos artistas.
Y es que, a la cerámica y la piedra, elmunicipio quiere sumar la actividadturística. Para eso, además de visitasguiadas a los castillos y las calles deChauvigny, han acondicionado en todo elentorno de la loma que acoge el casco históricoel Velorail: varias estructuras tiradaspor bicicletas que recorren un itinerariocerrado que aprovecha las viejasvías del tren. Los recorridos, pensadospara hacer en familia, con niños y en grupo,ofrecen la posibilidad de conocer lalocalidad desde otro punto de vista.Aunque también mirando desde abajo,hoy y hace 500 años, de la postal de Chauvignysiguen sobresaliendo con fuerza,elegantes y consistentes, la torre de lacolegiata y sus castillos medievales. Unatarjeta de visita única.
GUÍA PRÁCTICA
? Cómo llegar: Chauvigny está situadaa 23 kilómetros al este de Poitiers (Francia).Allí se puede llegar en tren desdeHendaia (algo más de cuatro horas de trayecto,que puede ser directo en los trenesque viajan a París o también se puedehacer un transbordo en Burdeos), o encoche: desde Hendaia hay que recorrer475 kilómetros por la A63 hasta Burdeosy por la A10 a partir de ahí. Desde Poitiers,hay que girar al este y tomar la D951,que llega hasta Chauvigny en unos 20minutos.
? Qué visitar: Los tres castillos medievalesabiertos al público (el de los Obispos,el de Harcourt y el torreón de Gouzon,todos ellos de los siglos XI al XIV) y la colegiatade San Pedro, del siglo XII, están enel núcleo histórico de la ciudad. Dentro dela colegiata destacan las pinturas carolingiasy los capiteles, firmados por su autor,Gofridus. Si se viaja en familia y con tiempo,también es apetecible el Velorrail, unpaseo en estructuras tiradas por bicicletaspor las vías del antiguo ferrocarril. Callejeandopor las calles históricas se encuentranlos talleres artesanales de los ceramistasque trabajan en Chauvigny.
? Dónde comer: En el casco medievalhay varios restaurantes y creperías en edificioshistóricos de los que, algunos, mantienenla caracterización de la época enel local y en los trabajadores (con ropastradicionales). Ofrecen comida y serviciocasero, por ejemplo, en la crepería LesChoucas, frente a la colegiata. El edificioconserva la distribución habitual de lavivienda y los comedores ocupan los salonesprincipales.
? Qué ver: El espectáculo Gigantes delcielo. Se ofrece en el Castillo de losObispos del casco medieval a diario, desdeabril hasta finales de septiembre, apartir de las 15:00 horas. Los fines desemana y los días de julio y agosto hayuna segunda sesión a las 17:00 horas.La entrada cuesta 9,50 euros (6,50 paralos niños de cuatro a doce años). Tambiénse pueden reservar entradas paragrupos.
? Alrededores: Además del parque Futuroscopey la ciudad de Poitiers, el departamentode La Vienne incluye una ofertade visitas a espacios naturales que abarcaEl Valle de los Monos, la Isla de las Serpientesy el Planeta de los Cocodrilos.