Andoni Ortuzar cree que Pedro Sánchez debería tomar nota del descontento de sus socios. El presidente de la Ejecutiva del PNV avisó ayer por la noche en Telebilbao de que al presidente español “se le está acabando” la geometría variable, esa tendencia a aprobar las leyes con quien sea y ocultar a sus socios por miedo a que le pase factura en las elecciones. Espera que, una vez pasadas las andaluzas, llegue a la conclusión de que su apuesta debe ser seguir con sus socios de investidura.

En este contexto, los partidos vuelven a tener sobre la mesa uno de esos decretos de Sánchez que, aunque no gusten del todo, prácticamente abocan a votar a favor para no tumbar otras medidas que sí ven necesarias. Quizás por ello, el Gobierno español vuelve a trasladar la sensación de que la prórroga del decreto con medidas para paliar la inflación va a ver la luz en el Congreso de los Diputados, cuando se vote en algún momento a mediados de julio. Durante su presentación el pasado sábado, Sánchez deslizó que su ambición en esta ocasión es recabar un apoyo muy amplio y no por la mínima. Lo hizo cuando dejó caer que podría ser apoyado por casi todos los partidos porque hay medidas que ven con buenos ojos diferentes electorados, incluido el PP.

En el caso del PP, se refería a la rebaja del IVA de la luz del 10% al 5%, aunque Feijóo no lo considera suficiente y presiona para tocar el IRPF, pero también para que Europa permita suspender el impuesto a los hidrocarburos. Sánchez mantiene el llamamiento a los socios habituales, incluida ERC. Los republicanos catalanes votaron en contra del anterior decreto en un contexto de ruptura con Moncloa por el escándalo del espionaje con Pegasus.

La votación del decreto anticrisis en vigor hasta finales de junio se saldó con 176 escaños a favor, una mayoría absoluta raspada con el sí del PNV, EH Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, PRC, BNG, Teruel Existe, Nueva Canarias y los dos partidos del Consejo de Ministros, PSOE y Unidas Podemos. ERC votó en contra. El Gobierno español espera repetir el voto favorable de EH Bildu tras haber confirmado que el incremento del 15% en las pensiones no contributivas aparece en el decreto, como acordó con ellos.

El PNV, por su parte, adelantó en la entrevista concedida por Aitor Esteban a este periódico que con ellos no hubo ninguna negociación previa y que los jeltzales ven cierta improvisación. También pidió que el impuesto a las eléctricas no lo acaben pagando otros, como las familias o la industria. El PNV no adelanta su sentido de voto, aunque estos días ha vuelto a llamar la atención sobre el hecho de que estos decretos se tienen que votar en bloque y hay medidas positivas, aunque algunas como la rebaja del IVA de la luz tampoco le parecen el bálsamo de Fierabrás ni que vayan a tener una gran repercusión para reducir el precio de la factura eléctrica. Otras medidas, como las ayudas a la industria de uso intensivo de gas, las hubiera planteado de otra manera o las hubiera matizado, y cree que estas actuaciones deben ser puntuales y deben buscarse soluciones estructurales con reformas de fondo que vayan más allá del parche. Pero, como el decreto debe convalidarse en bloque, votar en contra provocaría que todas las medidas cayeran, por el hecho de dar un tirón de orejas a Sánchez.

El PNV lo definió gráficamente como “dar un plastazo” al Gobierno español y mostró sus recelos a actuar de esa manera. Sánchez ha planteado un decreto, y solo queda convalidarlo o dejarlo caer. Hay una crítica expresa en esta consideración que hacen los jeltzales. En el flanco catalán, el Govern denunció el sábado que el Estado haya anunciado un descuento en el transporte por su cuenta, pero lo secundará y así rebaja la tensión.