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Pedro Olea: “Ahora hago solo lo que me apetece”

El cineasta bilbaino Pedro Olea disfruta de un momento dulce con interesantes proyectos como el documental sobre la familia Olaeta que en breve verá la luz

Pedro Olea: “Ahora hago solo lo que me apetece”

LA cabeza de Pedro Olea no para de idear, de crear... Es inevitable para este bilbaino orgulloso de su ciudad y con una extensa lista de películas en su curriculum profesional como director y productor de cine. A sus ochenta años, Olea reconoce haber aprendido a decir que no y, ahora, puede permitirse elegir solo lo que realmente le motive. “No tengo necesidades económicas y a estas alturas hago solo aquello que me apetece hacer”. De hecho en los últimos meses ha rechazado dirigir varios filmes que no le motivaban. “No quiero estropearlo y hacer cosas que no me llenen”, sentencia. Con los años ha ganado en sinceridad y reconoce importarle menos quedar bien. En esta etapa de su vida, el cineasta vizcaino confiesa disfrutar de un momento personal y profesional bueno... “Me han dicho que este año en el festival de Valladolid y en el de Sitges me van a hacer unos homenajes por la película El bosque del lobo”, cuenta. A caballo entre Madrid y Bilbao Olea vive un momento dulce en el que disfruta al máximo de los amigos y de pasear por su Casco Viejo del alma. “El otro día me llamó Juan Antonio Bayona y me dijo que había visto por televisión una película mía que le pareció asombrosa La casa sin fronteras. ¡Fíjate, una película que yo no consideraba buena”, añadió.

Pedro destapó a DEIA sus inquietudes, sueños y los proyectos que tiene entre manos. Y lo hizo en un recorrido en el tranvía de Bilbao, uno de sus transportes preferidos y que utiliza para desplazarse. A dos pasos de su domicilio -en la parada del Arriaga- tomamos el tranvía. “Hay veces que lo cojo en el Arriaga y me bajo en la calle Navarra. Para mí es una maravilla. Me relaja e inspira”. Según Olea la puesta en marcha de este medio de transporte ha supuesto para él una mayor facilidad para salir de su querido Casco Viejo. “Yo soy del Casco Viejo de toda la vida y siempre me he movido por ahí. No necesitaba salir al resto de Bilbao”, reconoce. Con el tranvía y el metro ha ganado en movilidad. “Con el metro suelo ir a la playa”.

En Madrid prepara una serie y en Bilbao ya ha acabado el documental sobre la familia Olaeta. “Es una preciosidad y estoy deseando que se vea”, comentó. Un siglo de la familia Olaeta es uno de esos sueños que comenzó a gestarse hace casi una década, pero que por diversas razones se tuvo que parar. Diez años después, gracias al apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia, Olea ha activado su destreza detrás de una cámara para recoger las aventuras y desventuras de esta familia de artistas vascos. “Es un trabajo precioso con imágenes de las actuaciones de los dantzaris, con testimonio de las hermanas Olaeta aún con vida”, explicó. A la espera de que se complete un trámite burocrático el cineasta espera con ilusión que este documental de 50 minutos vea la luz en breve. “En cuanto nos den el visto nuevo se puede lanzar”, apunta.

La conversación transcurre entre parada y parada por el Bilbao moderno; fluye como si el tiempo no transcurriese. El sol calienta el titanio del Guggenheim: “Bilbao tiene mucho encanto y siempre ha sido muy cinematográfico. Ahora tendría que venir Woody Allen a hacer aquí un musical. Le gustaría mucho la zona de Marzana donde yo rodé el Zombie eguna”, explicó. La censura del PP prohibió La Conspiración que ETB sí emitió. “Parece que ahora lo van a emitir. Hoy en día estoy controlando mi pasado borrascoso. ¡Qué cosas!”, concluye. Llegamos a La Casilla. “Qué corto se me ha hecho. ¿Volvemos?”. Volvimos, pero no sin antes tomar un café.