EL hijo del doctor Alberto Loizate, jefe de Cirugía en Basurto y presidente de la sección de euskera de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, se rompió el brazo cuando tenía cinco años. “Le llevamos a Cruces, a Traumatología Pediátrica, le operaron, le colocaron unos implantes, y estuvo cuatro días ingresado. Y cuando llegó a casa preguntó: “Aita, zer esan nahi du ‘te duele’’? (¿qué quiere decir te duele?)”. “Somos de Durango, su lengua materna es el euskera y no sabía qué le preguntaban. Por eso es tan importante que los profesionales sanitarios sepan euskera”. “En tercera edad también es vital porque la persona se manifiesta, en su situación más débil, en su lengua materna y si se tiene que pasar al castellano, a veces le cuesta”, matiza Adrián Hugo Llorente Aginagalde, secretario de actas de la Junta de Gobierno de la Academia. Esta sección, de reciente creación, pretende impulsar la publicación de artículos en euskera “porque se puede publicar ciencia en esta lengua”. Aquí citan a Etxenike. “Eso es como cuando alguien dijo: ¿Y vas a explicar Física Cuántica en euskera? y Etxenike contestó: “Solo hay que saber dos cosas, euskera y Física Cuántica”.

Y eso que Loizate hace ya mucho que se estrenó, en 1988, y publicó en La Gaceta Médica Mirizzi Sindromea. La Academia también ha hecho sus pinitos con el idioma y en 1918, publicó un libro de salud pública en euskera vizcaino con recomendaciones sobre la pandemia de gripe. En 1979 editó un diccionario de léxico médico euskera/español.

Ambos coinciden en que la universidad debe ser el caldo de cultivo donde los profesionales aprendan en euskera. “Poco a poco, la carrera de Medicina se cursa cada vez más en este idioma. Pero hay alumnado euskaldun que se tiene que ir a Lleida o a Cantabria porque existe una gran presión por plaza”, asegura Llorente Aguinagalde, quien afirma que fidelizar el euskera -que ahora se estudia en un porcentaje que ronda el 40%- permite ajustar mejor el número de docentes bilingües.

La demanda de los pacientes también va en aumento. “Yo he notado aquí en Basurto más peticiones de bilingüismo. Pero ocurre que muchas veces el paciente no se espera que el médico sea euskaldun. Por eso ahora llevamos un pin y una identificación grabada en la bata. Además esto permite que los profesionales podamos hablar entre nosotros”, afirma Loizate que es jurado del premio Koldo Mitxelena que galardona las mejores tesis en euskera.

“En Donostia sí hay una gran demanda”, precisa Llorente que añade que “en la OSI Barrualde- Galdakao es una reivindicación constante”. “Se piden pediatras y médicos de Atención Primaria que atiendan en euskera porque no los tienen y es una demanda social que no se puede satisfacer”.