EL escenario suele ser una habitación con luz tenue, música, velas, la mujer embarazada en movimiento mientras su pareja le masajea la espalda. Las matronas Clara Rosas y Josune Ibargoyen, de Magale, ofrecen la posibilidad a las familias de vivir el proceso del embarazo, parto y posparto en el domicilio con su atención sanitaria. De hecho, entre muchas parejas suscitan tanta confianza que, a veces ellas se enteran inmediatamente después del padre de que va a llegar un niño. Cada año la foto es la de una gran familia que no deja de crecer. “Nos sentimos tías de más de cien bebés, que son los que hemos ayudado a nacer”. La amatxu que les reclama busca sentirse protagonista de su experiencia y piensa que el parto es un acontecimiento fisiológico que debe hacerse en un ambiente familiar e íntimo. “Es gente heterogénea, hemos tenido desde el hippie de postal hasta personas famosas”, precisan.
Ellas mismas parecen unas criaturas, “pero comenzamos a trabajar hace cinco años, con unos 23. Para ser matrona hay que hacer enfermería, luego opositar y hacer la especialidad”. Clara, que es catalana, realizó la residencia en el Hospital Donostia y se quedó obnubilada con la forma de trabajar de una matrona guipuzcoana que le abrió un mundo nuevo. “Un parto es un proceso fisiológico normal y si todo va bien, no debería haber ninguna complicación. Al final es como todo en la vida, ¿cuándo vas al hospital? Pues cuando algo se complica”, indica. Josune explica su papel, “el de vigilar que todo vaya bien, escuchar el latido del bebé, controlar las constantes de la madre y si algo se desvía de la normalidad, entonces trasladamos al hospital”, recalca, empeñándose en señalar que “para que un parto sea en casa, tiene que ser de bajo riesgo”.
Para ellas, “lo ideal sería que las mujeres que optan por esta alternativa no sean juzgadas. Nosotras hemos trabajado en hospitales, y no estamos en contra de los partos hospitalarios sino que estamos a favor de que la mujer puede elegir dónde parir y con quién parir”, afirman, matizando que “lo mismo podemos pasarnos seis horas en un domicilio que dos días. Depende del proceso, de que fluya o no fácilmente”, alecciona Josune. “Nosotras no metemos caña con oxitocina como en un hospital, usamos técnicas posturales, la piscina de partos porque si la mujer se pone dentro del agua calentita se reduce el dolor, aromaterapia... Solo empleamos recursos no invasivos”. Y brindan todo su cariño y apoyo en un vínculo absoluto con las familias. Aunque esta práctica tiene detractores, hay países europeos donde ese fomenta. “Yo estudié en Inglaterra y allí desde el propio Gobierno intentan promover que las mujeres con embarazos de bajo riesgo den a luz en casa porque para el sistema es más económico y porque está demostrado que para las madres que ya han parido una vez es más seguro”, declara Ibargoyen.
Dar a luz en el propio domicilio está permitido pero no regulado. Por eso quienes eligen esta opción deben asumir el gasto económico, unos 2.500 euros por el seguimiento del embarazo, el parto y el posparto. “Cuesta dinero pero no es caro, porque además implica que dos matronas estamos localizables 24 horas al día durante unas cinco semanas”.