El reloj más icónico de Londres no da bien la hora. El Big Ben da las campanadas con seis segundos de retraso desde hace varias semanas y está volviendo locos a los tres relojeros británicos que no consiguen darle solución al problema, ni siquiera eliminando peso de su péndulo.

Se trata de un reloj conocido por su fiabilidad, incluso durante los bombardeos que sufrió Londres en la Segunda Guerra Mundial, y que además, rara vez ha dejado de funcionar. Hablamos de un reloj de 156 años de edad que sí precisaba de pequeños ajustes de vez en cuando. Una de las personas que mejor lo conoce es el relojero Ian Westworth, quien explicó en un programa de radio cómo tratan de ponerle remedio. “El reloj fue retrasándose poco a poco y este hecho pasó ligeramente desapercibido durante el primer fin de semana. No se puede simplemente correr las manecillas hacia adelante. Hay que hacer un cambio muy gradual añadiendo monedas para acelerar el reloj o poniendo peso para reducir la velocidad hacia abajo de nuevo”, puntualizó Westworth.

Este relojero admite que no saben qué ha sucedido, si bien considera que el Big Ben es “un poco temperamental” y no dudó en explicar a los ciudadanos su funcionamiento comparándolo con el mecanismo de un coche que trabaja durante 24 horas día, 365 días al año durante los últimos 165 años.

Afecta a la BBC El hecho más curioso se produjo cuando el equipo de relojeros intentó corregir el reloj y éste empezó a ir demasiado despacio. “Cuando empezamos a ponerle solución, él rectificó por sí mismo, pasando de ser rápido a ser lento”, lamentó Westworth. Además, explica que desde que comenzó el problema han subido al campanario casi todos los días para arreglarlo. Normalmente lo hacen una media de tres veces a la semana para darle cuerda, pero por el momento, el problema persiste y este desajuste hace que las campanadas interrumpan las retransmisiones de la BBC Radio 4, que utilizan el sonido del reloj en directo.

Por su parte, el encargado del mantenimiento del reloj, Steve Jaggs, precisó que llevan a cabo controles regulares, los cuales implican mucho amor y cuidado. “Tenemos a tres personas altamente cualificadas de nuestro personal dedicadas al cuidado de todos los relojes, que fueron enviados de inmediato”, precisó. El año pasado, el Big Ben fue limpiado por primera vez desde 2010. El equipo contratado no sólo tuvo que lidiar con la altura (más de 96 metros), sino también con el hecho de que los paneles de cristal son extremadamente delgados y frágiles. La operación duró cuatro días, fregando una cara del reloj cada una de las jornadas.

Los problemas en el edifico del Big Ben no son nuevos. De hecho, los topógrafos contratados por la Comisión parlamentaria, un grupo de diputados presididos por John Bercow, encontraron previamente otro problema en el Palacio de Westminster. En concreto, descubrieron que parte del suelo está hundido como resultado de la excavación para la construcción de la línea de metro Jubilee en la década de los 90. Este informe puntualizó que la torre del reloj está inclinada unas 18 pulgadas y apuntan a que las grietas han aparecido en los muros del Palacio.