Algunos ambientadores domésticos son más tóxicos que el tabaco
Aceites de quemar, inciensos y velas perfumadas emitin niveles excesivos de sustancias alergénicas y contaminantes
MADRID. Para llegar a esta conclusión la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España junto con otras entidades de Bélgica, Italia y Portugal han analizado veintidós ambientadores de uso doméstico con el objetivo de comprobar qué tipo de sustancias emiten al aire.
Los ambientadores analizados se asocian al bienestar y la relajación y cada vez son más utilizados en los hogares pero, "lamentablemente, lejos de producir esos beneficios, lo que hacen algunos es emitir niveles excesivos de sustancias tóxicas, alergénicas y contaminantes", señala la OCU en una nota de prensa.
Así, algunos de los productos analizados empeoran la calidad de ambiente, "haciéndola incluso comparable, en términos de toxicidad y riesgos para la salud, al ambiente de una sala de fumadores muy cargada".
De los ambientadores analizados, la OCU sólo aprueba las velas ya que los aceites e inciensos suspenden por emitir demasiadas partículas finas respirables, compuestos orgánicos volátiles, sustancias alergénicas y compuestos especialmente dañinos como el benceno y el formaldehído.
Además, a la OCU le ha sorprendido la alta emisión de benceno en los conos de Satya Sai Baba que emiten 490 microgramos de benceno por metro cúbico, frente a los 60 de un cigarrillo.
Las varitas de la misma marca dispersan más de 3.000 microgramos de partículas finas por metro cúbico y el aceite limón de La Casa de los Aromas multiplica por 125 el límite recomendado de compuestos volátiles.
Ante esta situación, la OCU recomienda no usar este tipo de ambientadores dado que no limpian el aire ni suprimen malos olores; y no emplearlos en lugares que carezcan de ventilación ni en presencia de niños, embarazadas o personas que padezcan alergia o asma.
En su lugar aconsejan el uso de velas, y no de manera habitual, y ventilar la estancia como mejor opción para mejorar la calidad del aire.
Tras esta investigación las asociaciones de consumidores de España, Bélgica, Italia y Portugal han presentado los resultados a la Comisión Europea reclamando una legislación que fije un límite de emisiones y obligue a mostrar en el etiquetado las condiciones de uso y riesgos que pueden suponer estos productos para la salud.
Además, han pedido que se controlen los aceites e inciensos en el mercado y se retiren aquellos con un nivel de emisiones muy elevado.
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