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Narcoturismo en Medellín

La familia de Pablo Escobar, el mayor narcotraficante de la historia de Colombia, organiza un paseo turístico en el que se reconstruyen los últimos días de su vida

Narcoturismo en MedellínFoto: efe

Medellín

LA familia de Pablo Escobar ha organizado un paseo turístico por Medellín, al más puro estilo del Tour de los Gangsters de Chicago, en el que idealiza la figura del mayor narcotraficante de la historia de Colombia. La ruta, que se realiza en camionetas de transporte escolar, reconstruye los últimos días de la vida de Escobar mientras la guía turística, Natalia Buitrago, relata la historia del fundador del Cártel de Medellín.

Comienza en el barrio de Los Olivos, donde se encuentra la casa en la que la fuerza pública abatió al capo, o donde el narcotraficante "se pegó un tiro", como sugiere la guía, alimentando así la leyenda acerca de la muerte de Pablo. Luego prosigue hasta el cementerio de Montesacro, pasando primero por las ruinas del Edificio Dallas, el llamado Centro de Negocios, desde el que el narcotraficante arrancó su negocio de la droga. La inscripción Pablo vive en una de las paredes del edificio, abandonado desde 1993, tras un atentado perpetrado por sus rivales, deleita al turista con el deseo de retroceder 30 años y conocer el Medellín de los narcotraficantes.

Ya en el Montesacro se hace realidad el deseo de Don Pablo, como reza la lápida bajo la cual está enterrado junto a sus padres, un hermano, una tía y su guardaespaldas: estar enterrado en Colombia. Y es que bajo el lema Prefiero una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos, Escobar emprendió una guerra contra el Estado en los años ochenta para evitar su extradición, que dejó un gran reguero de muertes. Pero el punto álgido no es ni la casa de Los Olivos, ni el solitario mausoleo familiar, tampoco el edifico ruinoso, sino conocer en persona a Roberto Escobar, alias El Osito, hermano y compañero de andanzas de Pablo. Allí hacen sus delicias los intrépidos turistas, generalmente jóvenes europeos o norteamericanos que creen que Pablo Escobar se asemejó más a ese Robin Hood paisa, como un día lo llamaron algunos medios colombianos, que al poderoso y sanguinario narcotraficante. Antes de llegar a la vivienda, la precavida guía advierte a los visitantes: "Roberto justifica todo lo que hizo su hermano". Medio ciego y medio sordo, a causa del paquete bomba que le mandaron durante su reclusión en la cárcel, El Osito cuenta, como si de hazañas se tratase, las peripecias junto a su añorado hermano.

Agujeros de bala en paredes y cristales reminiscencia de un intento de secuestro, el comedor en el que Pablo celebró su último aniversario el día antes de ser abatido, caletas o escondites y una lancha que tenía la familia en la lujosa hacienda Nápoles, son algunas de las cosas que se pueden ver en esa vivienda. Un verdadero tour del narcotráfico que no hace ninguna gracia en Medellín.