NI Kobe Bryant ni Pau Gasol van a tener la oportunidad de utilizar en competición oficial las superzapatillas denominadas Concept 1, de la compañía Athletic Propulsion Labs. Algunos dirán que ni falta que hace, pero lo cierto es que los diseñadores de estas pequeñas maravillas tecnológicas prometen resultados espectaculares y saltos de película. La NBA ha decidido jugar limpio y que las estrellas de la liga profesional de baloncesto estadounidense se propulsen ellos solitos, que lo hacen muy bien.

Por primera vez en su historia de 64 años, la NBA ha vetado una nueva línea de deportivas sobre la base de la regla en contra de una "ventaja competitiva injusta", considerando que éstas aumentan el salto vertical de un jugador. El reconocimiento de la NBA de que las Concept 1 dan "ventaja competitiva" -es la primera vez que la liga norteamericana habla en estos términos- puede lanzar al estrellato comercial a este nuevo producto, previsible objeto de deseo de todo aficionado al basket. Esta decisión llega en el 25 aniversario de la prohibición de la NBA a las zapatillas Air Jordan de Nike, aunque esa vez fue por los colores y no por dar ventaja en el rendimiento.

La nueva zapatilla, con un precio en el mercado nortemericano de 214 euros (300 dólares), emplea un sistema de resorte diseñado para incrementar el impulso. La empresa con sede en Los Ángeles fue fundada por los mellizos Adam y Ryan Goldston, ex jugadores de baloncesto de la Universidad del Sur de California, cuyo padre trabajaba en la industria del calzado. Los hermanos sostienen que muchos jugadores de la NBA, incluido cerca del 30% de los novatos, expresaron interés en las deportivas, pero no revelarán nombres porque los jugadores habían firmado contratos con otras compañías.

Casualidades del destino, hace exactamente 25 años que la NBA vetó las míticas Air Jordan en competiciones oficiales. En una afortunadísima campaña de publicidad, Nike se hizo eco de la prohibición y consiguió un éxito comercial sin precedentes -se llegaron a vender 450.000 pares el primer mes en las tiendas- y situarse como la mayor compañía del mundo dedicada al material deportivo. En caso de 1985, el veto no tuvo que ver con el avance tecnológico sino con el diseño. La NBA sólo permitía el blanco como color dominante y las Air Jordan eran rojas y negras. En sólo un mes de competiciones, Nike tuvo que pagar fuertes multas por cada partido en que Michael Jordan utilizó sus deportivas aladas.