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Pasos de gigante

Un congoleño de 15 años y 2,24 metros muestra en Durango, con el cadete del DKV Joventut, sus grandes progresos tras apenas un año jugando a baloncesto

Bienvenu Letuni ha encontrado en el baloncesto el camino para ser un chico normal. Este joven congoleño de 15 años y 2,24 metros está con el DKV Joventut en Durango, donde ayer comenzó el Campeonato de España cadete de clubes. No puede jugar el torneo por cuestiones burocráticas, pero es uno más dentro del grupo. Convive con sus compañeros, se viste de corto, hace la rueda de calentamiento y después ve el partido desde el final del banquillo, bien atento a esos movimientos y esos detalles que entrena cada día desde hace unos meses.

"No queremos que por dar varios pasos adelante los tengamos que dar para atrás", cuenta Francesc Redondo, el entrenador del cadete verdinegro en el que Letuni ha ido superando barreras poco a poco desde que llegó a Badalona a comienzos de esta temporada. La primera fue una operación para frenar su gigantismo, ya que estaba en riesgo su salud. Sus medidas antropomórficas no son las de un chaval: 2,24 de altura, 136 kilos de peso, 2,42 metros de envergadura y un 55 de pie. Pero eso ya no va a ser un problema, como tampoco el idioma, la prioridad que se trazó el club verdinegro en la formación de Bienvenu Letuni. "Tenía y teníamos la necesidad de la comunicación para que supiera lo que queremos de él y para poder entenderle. Ha progresado mucho en ese sentido, ha acelerado el proceso y eso le ha permitido dar un gran paso adelante en todo lo demás", refiere el técnico de la Penya.

rápido aprendizaje Una vez dentro de la dinámica del grupo, se ha descubierto un joven "con mucha capacidad de aprendizaje y comprensión". Letuni apenas sabía nada del baloncesto allá en la aldea de Bandundú, de la que salió para acudir a un campus organizado en Kinshasa por Anicet Lavodrama, ex jugador del Joventut. A medida que ha ido mejorando sus condiciones físicas en cuanto a coordinación, movilidad, lateralidad y potencia del tren superior, ha ido adquiriendo "los conceptos básicos del juego". Llegó a Badalona virgen de conocimientos y eso ha ayudado porque no existen vicios adquiridos de antemano y se parte de cero. "Debe entender el baloncesto: el reglamento, la posición, la relación con los compañeros dentro del juego. Queremos crearle una base lo más amplia posible para ponerle las cosas cada vez más difíciles y que vaya creciendo como jugador, pero sin urgencias", insiste su entrenador. Con el trabajo, se le ha descubierto cierta habilidad y puntería, lo que ya es mucho para un jugador que apenas lleva un año en contacto con el deporte organizado y de equipo.

Pero tan importante como esto es avanzar en la integración y la socialización de un jugador que llegó de un entorno absolutamente distinto al europeo, con otras reglas y otros hábitos. El club verdinegro, como hace con todas sus promesas, le evita el contacto con los medios de comunicación, aunque en su relación con el equipo todo parece bastante fluido. Christian Eyenga, compatriota y jugador del primer equipo del DKV Joventut, resulta un apoyo fundamental para Bienvenu Letuni, lo mismo que la labor de tutoría de Óscar Lata, su apoyo constante y su cicerone en Badalona. "Tiene que adaptarse a la ciudad, a la sociedad y a una idea de competitividad como la que tenemos en la Penya", señala Francesc Redondo. "Él ahora mismo no es un jugador determinante, pero no tenemos prisa y sabemos que lo podrá ser en un plazo que estimamos de cuatro o cinco años si damos los pasos correctos. No podemos ponernos nerviosos", añade convencido.

Evidentemente, el técnico catalán entiende que llame la atención e impresione "un jugador de este calibre físico", pero dentro del Joventut sorprende menos porque "por nuestra filosofía estamos más acostumbrados a estos fenómenos y en la medida en que lo veamos como normal en el día a día y él acepte vivir con ello, Bienvenu podrá seguir superando retos". Sería un error caer en lo simple y ponerle metas en forma de siglas -ACB, NBA...- a quien sólo es todavía un proyecto de jugador: "Si él llega donde algunos creen que puede llegar, si da esos pasos, es porque previamente los ha dado con su grupo. Eso es lo que Bienvenu tiene que entender y para eso es necesaria la paciencia por parte de todos".

Bienvenu Letuni no es el único jugador africano que disputa este Campeonato cadete en Landako. De hecho hay cuatro más, pero sí aquel al que la vida y la genética le han puesto más dificultades delante. Decidido a sacar a su familia de las penurias que pasa en Bandundú, este chaval de 15 años ha caído en el mejor lugar posible. En el DKV Joventut será considerado sólo un jugador de baloncesto, con todo lo que supone. El resto lo tendrá que poner él y parece que está decidido en el empeño.