Silvia Intxaurrondo (Barakaldo, 1979) es, por su proyección mediática, la interviniente más célebre del curso de verano sobre el miedo que imparten Jakiunde y la UPNA en Ujué y en San Martín de Unx. Una puerta a la reflexión multidisciplinar.

Le invitaron a este curso, además de por su condición de periodista, por un libro que le ha descubierto como escritora: ‘Solas en el silencio’, editado por HarperCollins.

Solas en el silencio narra de forma ficcionada violencias que padecen las vecinas de un pueblecito vizcaíno que se llama Sopuerta, y denuncia el miedo a que la impunidad oculte la violencia. A que el silencio de los que le rodean contribuya a tapar esa violencia y a anular a la víctima, e incluso hacerle pensar que la equivocada es ella, y que es mejor que todo el mundo mire hacia otro lado, incluida la víctima, y que no denuncie, para que las cosas no cambien, porque lo mejor es lo malo conocido. Yo creo que esa denuncia de la impunidad es el corazón de este libro. 

Eso es tremendo, incluso desde una supuesta buena intención de pasar página...

Sí, claro, todo eso se da, pero en el caso de Solas en el silencio los vecinos cuando quieren mirar hacia otro lado ni tan siquiera es porque tengan miedo a plantar cara al agresor, sino porque no quieren problemas, meterse en líos, lo ven como una cuestión que sucede en casa ajena y que es mejor que cada uno mire lo que tiene dentro de su casa y callen por si caso, y ese por si acaso se cierne como una amenaza sobre todo el libro.

Estas dinámicas se dan en pueblos y en ciudades.

No soy una experta en violencia machista. Admiro muchísimo a la gente que se dedica a esto, yo he aportado una mirada desde la ficción sobre la mirada de las víctimas y el miedo a esa soledad en la que les sume la impunidad. Como si no existiera todo el dolor que están pasando. La novedad, yo creo, de este libro, es que aporta la mirada de la víctima, y todos los miedos que puede trasladar hacia una sociedad que no quiere verla.

“Creo que hay que penalizar a los medios que publican mentiras, provocan un daño extraordinario a la democracia”

Justo cuando parecíamos avanzar en esta cuestión, asistimos a un repunte del machismo.

Hay quienes consideran que el feminismo es una forma de que la mujer se imponga sobre el hombre. No, el feminismo lo que busca es la igualdad. Hoy día hay fuerzas absolutamente retrógradas que nos quieren llevar a un escenario del que afortunadamente salimos, en el que había una impunidad para la violencia machista. Hoy hay fuerzas extremistas que se niegan a reconocer que este tipo de violencia existe, y es muy grave, porque si hay fuerzas políticas que lanzan el mensaje a la sociedad de que esta violencia no existe, puede haber ciudadanos que se lo crean, y eso es lo que rompería décadas de lucha por la igualdad y en contra de la violencia machista.

¿En la primera línea de la política hay miedo a la posteridad? 

Muchas veces pienso que no tienen ese miedo, porque si no no dirían lo que dicen, sobre todo porque la posteridad no llega 50 años más tarde, puede hacerlo días o semanas más tarde. Nosotros manejamos una hemeroteca y una cantidad de datos que pueden retratar a los líderes políticos y que muestran lo que dijeron hace una semana.

Pero tenemos una capacidad de olvido tremenda y la historia tal vez les sintetice en cinco líneas.

Creo que hay políticos que desgraciadamente no sienten no ya miedo a quedarse retratados, no sienten ni el pudor de cómo pueden retratarles sus propias palabras en la portada del periódico del día siguiente.

Nuestro propio oficio, al menos la prensa escrita, está atravesado por el temor a la crisis del papel.

Llevo escuchando que el papel se muere desde hace décadas, que internet va a acabar con la prensa escrita muchísimos años, que la televisión se va a comer a la radio otros tantos. Hay miedos y advertencias que nos infunden, no sé con qué objetivo, pero no tienen de momento base. Y si hay realmente una transición creo que los periodistas la afrontaremos de la forma más responsable posible. Siempre que sea con el objetivo de mejorar lo que hacemos yo no tengo miedo al cambio.

“Hay políticos que no sienten ni miedo a retratarse ante la posteridad ni el pudor a retratarse en la portada del día siguiente”

La política española está impactada con los audios de la UCO. Un factor de desestabilización y de incertidumbre potencial.

La política está alterada por muchísimas cosas, una son los casos de corrupción que supuestamente apuntan a distintos partidos, hay otra que es la política del calambrazo y del ‘y tú más’, que te traslada una sensación muy rápida de que todo va mal sin ningún tipo de base ni de datos, pero que contribuye a sacudir. Otra es la política de la mentira, que está emponzoñándolo todo, y consiste en atacar al rival con todo tipo de mentiras, hasta que ceda y se vaya. Todos estos factores unidos presionan a la política actualmente, no es solo uno, son muchos a la vez, y esto rodeado de intereses, lógicamente, de los propios partidos.

Todos llevamos en el bolsillo un smartphone, que sirve para espiar o incluso para ser espiados.

Considero que en todos los supuestos casos de corrupción que salgan de un partido político y de otro hay que investigarlos hasta el final. Yo es así como los presento en mi programa, con todo tipo de detalle. Y si hay alguien que es declarado culpable por un tribunal, por supuesto tiene que tener una condena y tiene que cumplirla, sea del partido político que sea.

¿El clima político en tiempos de Zapatero se parece a esa descripción o habría matices?

En ese sentido el esquema es muy parecido. En ese tiempo hubo una oposición feroz, incluso desde ámbitos que no pertenecían propiamente a la política, contra un Gobierno. Ahí sí podemos encontrar una similitud entre el tipo de oposición política y oposición más allá de la política.

La lucha por la propaganda o por emponzoñar el clima social, nos exige un plus como periodistas.

Vivimos actualmente en un clima emponzoñado de mentiras y el problema no es que algunos políticos opten como estrategia por la mentira, sino que algunos medios de comunicación estén mintiendo en portada. Lo que tampoco es una novedad, porque hay medios que llevan haciéndolo mucho tiempo. Creo que mienten y no pasa nada. La impunidad con la que lo hacen algunos medios a mí sí que me tiene sorprendida.

“La política de la mentira está emponzoñándolo todo, consiste en atacar al rival con todo tipo de mentiras hasta que ceda y se vaya”

Y seguramente acaba teniendo un coste para todo el ecosistema informativo.

Provocan un daño extraordinario a la democracia , pero no tiene ningún coste a no ser que alguien les demande. Publican mentiras. Siempre he defendido que las mentiras deberían ser perseguidas judicialmente. No por si una información que publiquen va contra el derecho al honor o contra otro tipo de derechos personales. Eso ya está tipificado. Yo creo que hay que penalizar a los medios de comunicación que publican mentiras. Es algo sencillísimo. En cuanto un periodista o un medio tenga que pagar una multa porque ha publicado una mentira quizás en este país empiecen a cambiar las cosas.

Eso nos llevaría a la cuestión de la politización de la justicia. En los últimos meses hemos visto estampas cuando menos llamativas.

Sí, hay instrucciones que son ciertamente un pelín extravagantes (se ríe).

Compartió hace años informativo con Iñaki Gabilondo, un referente. Ahora lo es usted. ¿Desde esa posición se ve en el disparadero?

Creo que no tengo ni edad todavía, puedo dar algún consejo a algún compañero, echar una mano, pero bueno, si alguien considera que soy un referente estoy muy agradecida. Yo lo que pretendo simplemente es hacer mi trabajo. Lo que sucede es que ahora mismo los referentes, que antes solamente tenían un valor positivo, algunos los quieren cargar de un valor negativo para convertirles en el enemigo a batir. El referente ya no es solo la persona que puede ser inspiradora, sino contra la que hay que actuar porque hay sectores que se sienten perjudicados simplemente con escucharla.

“En tiempos de Zapatero el esquema fue muy parecido. Hubo una oposición feroz, incluso desde ámbitos que no pertenecían a la política”

¿Y usted se ha sentido en ese objetivo estos últimos meses o años?

Yo he recibido ataques brutales durante los últimos años a la vista de todos. Nadie se ha escondido. Ni partidos políticos ni compañeros de la prensa se han escondido para lanzar esos ataques. Lo que me sorprende es que todavía exista la pregunta. A mí me han atacado todo lo que han podido. Cuando me preguntan si me siento atacada me surge otra pregunta: ¿No lo veis? ¿No se ve? No lo digo en el sentido de culpar a la gente, pero a mí me han atacado el Partido Popular y Vox a a través de las redes sociales y en público. Me sorprende que no se haya visto.

“Madrid impone una visión centralista y me parece lamentable” 

La periodista aboga por miradas más plurales y cercanas, sin la “alta tensión de dentro de la M-30” 

Llevamos desde 2023 preguntándonos si esta legislatura tiene recorrido. La cuestión va a ser si estamos ante el canto del cisne de Pedro Sánchez o no. ¿Cómo observa este clima?

A mí me encantaría que este país volviera a un clima político sano, a un debate útil que tuviese como objetivo beneficiar a los ciudadanos aportando ideas desde distintas posiciones políticas, para que podamos decir si nos gusta más una u otra, y el debate no sea ‘y tú más’, sino sobre la solución más acertada a un problema o a un reto al que nos enfrentamos. Me encantaría que la vida política fuese eso.

Pero el miedo a una involución existe en la parte progresista de la sociedad. Hay motivos para tener un cierto temor...

Yo no veo motivos ni para tener miedo ni para sentir temor, solo veo motivos para tener cautela, y para identificar cuándo alguna fuerza política extremista se envalentona y hay que retratarla. No veo más miedo ni más temor, y no lo palpo tampoco en al calle. Yo no voy a tomarme un café y los vecinos me dicen que sienten que vamos a involucionar. Todo lo contrario.

“Los retos sobre la mesa son muchos, en educación, sanidad, vivienda, empleo, igualdad... y no es lo que protagoniza el debate”

¿No percibe una sociedad más endurecida que hace años?

¿En qué sentido?

De ruptura de un cierto pacto social o de esperanza de futuro. Se dice que eso agita y fricciona la sociedad.

Yo creo que esta sociedad sí que tiene que tener cautela hacia los discursos que intentan colarnos. Los retos encima de la mesa son muchos, en educación, en sanidad, en vivienda, del empleo de las próximas generaciones, la igualdad... Todo eso no lo veo planteado en el debate político, no es lo que lo protagoniza. Y estos sí que son los desafíos a los que nos enfrentamos para construir una sociedad más justa. Todo lo demás es ruido. Si nos detenemos a comprar el discurso a los que quieren meter ruido en la sociedad acabaremos sintiendo miedo sin saber muy bien por qué ni cómo explicar ese miedo que supuestamente tenemos.

Reclama entonces más templanza para lograr una mayor vertebración y cohesión social...

Yo creo que el debate político sano es lo que debería marcar el próximo año político. Es lo que me gustaría. A estas alturas lo veo difícil.

¿Le preguntan mucho en Madrid por la política vasca o ha perdido interés y es señal positiva?

En Madrid me preguntan mucho por Euskadi, pero no me preguntan mucho por política vasca. De hecho prácticamente no me preguntan casi nada. Muchas veces la lectura que yo saco es que Madrid impone una visión centralista, y a veces la política de alta tensión está encerrada en los dominios de la M-30. Y fuera de ahí, en cuanto sales de esos límites, la política se calma. Me encantaría que me preguntasen por la política vasca, por la andaluza, valenciana, gallega, por las políticas en todo el país. Pero como Madrid tiene la sensación de imponer su mirada política al resto de España, esto no sucede. Y me parece lamentable, porque lo que debería suceder es que las políticas en todo el país tuviesen la misma importancia y que Madrid no impusiese su mirada centralizadora.

“Un debate político sano y enriquecedor necesita un poquito más de profundidad y un poquitito de humor y otro de ironía”

En eso es muy importante la procedencia de quienes participan en las tertulias.

Descubres unos análisis que ni tan siquiera podía sospechar mucha gente, cuando ves que eso que dice el compañero de Barcelona, de Bilbao o de Sevilla es lógico. Y además lo dice con un plus porque lo está viviendo desde ahí. Está más al tanto del debate que hay en la calle o en la política de su comunidad. Creo que en Madrid se debería escuchar mucho más las políticas de otros puntos del país, porque el país no es solo Madrid y no solo la alta tensión de dentro de la M-30. Es muchísimo más, afortunadamente. 

En este contexto internacional tan tremendamente duro, no es fácil crear un clima de convivencia y de respeto.

A un debate político sano y enriquecedor le hace falta un poquito más de profundidad, pero sobre todo y por encima de todo, un poquitito de humor y otro de ironía.

Sinónimos de inteligencia...

Claro (se ríe). Por eso lo digo, ese poquito de humor y de ironía son, efectivamente, muestras de una gran inteligencia.