La política catalana ha cambiado de dinámica, pero ya mira al próximo otoño, que traerá nuevos episodios de intensidad. Sendos congresos, de Junts per Catalunya en octubre, y de Esquerra Republicana en noviembre, asentarán o complicarán la nueva etapa encarnada por Salvador Illa, lo que a su vez generará derivadas en la política estatal, pendiente de una probable nueva prórroga presupuestaria.

Analizamos este nuevo tablero de la mano de David Miró, subdirector de Ara, Isabel Garcia Pagan, subdirectora de La Vanguardia, y Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política de la Universitat de València, analista en diferentes medios de comunicación, y cofundador de Agenda Pública.

David Miró, subdirector de Ara

“Sánchez quiere una alianza estratégica con Esquerra a largo plazo”

“Quien ha hecho president a Illa no ha sido Esquerra, sino Sánchez, aceptando la Agencia Tributaria propia para Catalunya, destaca David Miró. “Es él quien ha movido ficha, porque si no, la militancia de Esquerra no habría aprobado el pacto”, un refrendo “por los pelos porque encima de la mesa le han puesto una cosa muy importante”. Ese movimiento “arriesgado” de Sánchez buscaba la presidencia de Illa y “una alianza sólida con Esquerra, que se tiene que basar en el cumplimiento de los pactos. Si no se va a resquebrajar”.

Segunda clave: qué va a hacer Junts, con “capacidad de reventar este plan”. Para este periodista “la gran incógnita” que esta formación tiene que resolver es si puede ser oposición a los socialistas en Catalunya y dar apoyo a Pedro Sánchez en Madrid. “De esto dependerá la política española y catalana de los próximos tiempos”.

Miró considera que el congreso de ERC, sea cual sea su desenlace, “no va a afectar a la estabilidad del Gobierno de Sánchez ni va a cuestionar el pacto de gobierno con el PSC”. En cambio, el congreso de Junts es crucial. Si bien “un sector más unilateralista tiene ganas de tumbar” a Sánchez, Miró no cree que Puigdemont esté interesado en esta hipótesis. Será en todo caso una cuestión a debate, y de “difícil equilibrio”, en la que Junts podría buscar una “posición intermedia, sin romper del todo con Sánchez pero haciéndole sufrir”.

En esa disyuntiva resultará determinante la situación de Puigdemont y de la ley de Amnistía. Este periodista duda de si a Sánchez “le interesa acelerar la respuesta del Constitucional o al contrario”, y no descarta “accidentes”, como el que hubiera conducido la semana pasada a Puigdemont a prisión. El subdirector de Ara cree que con su incursión el expresident ha “roto todos los puentes, y la relación entre Esquerra y Junts se ha roto por mucho tiempo”. Una ruptura fraguada además sobre las desavenencias históricas entre dos espacios que llegaron un día a un pacto, pero siguieron “pugnando por la hegemonía”, desde una “desconfianza total”. Así que Miró prevé que “pasarán muchos años” para que vuelva un govern independentista. Hoy el partido “central” es el PSC, que “tiene mucha implantación territorial, mucha cultura de gobierno y muchos cuadros”.

Trasfondo estratégico

Miró constata la complicación del camino emprendido. Prevé que una parte del PSOE va a intentar diluir el acuerdo financiero entre PSC y ERC, y que una “parte del Estado va a boicotear cualquier intento de traspaso de competencias”. Pero, a juicio del subdirector de Ara, “Sánchez sabe que lo tiene que hacer”, porque “quiere establecer una alianza estratégica con Esquerra a largo plazo, garantía de Gobierno de izquierdas en Catalunya y en España”, lo que le “obliga a cumplir lo pactado”.

Isabel García Pagan, subdirectora de La Vanguardia

“Es muy complicado que salgan los Presupuestos Generales del Estado ”

“Ahora la urgencia es saber qué pasa con Junts per Catalunya”, observa Isabel Garcia Pagan, para quien “la figura de Carles Puigdemont es un elemento distorsionador” en la relación Junts-PSOE en el Congreso. “Mientras no se resuelva su situación judicial difícilmente Junts per Catalunya puede ser un socio estable del PSOE”, explica.

“Aunque él dijo que si no era president dejaría la política, es verdad que no anunció que la dejaría del todo”. Además “la intención del secretario general de Junts, Jordi Turull, es que Puigdemont tenga un papel relevante en el partido a partir de ahora”. Algo que hasta ahora el propio Puigdemont, conocido en su día por ser “el convegente menos convergente”, “nunca ha querido; siempre ha ejercido de líder moral, pero ha intentado rehuir las obligaciones de un cargo interno jerarquizado”, explica la subdirectora de La Vanguardia.

Los PGE, en el alambre

En este contexto, y con Junts en proceso congresual, Garcia Pagan cree que la “primera víctima” pueden ser los Presupuestos Generales del Estado. Si ya era “complicado” que salieran las cuentas con Esquerra reorganizándose, con “Junts intentando coger la bandera del partido independentista de referencia en Catalunya y queriendo reforzar su discurso, lo es muchísimo más”, cuando el PSC además ha tomado al testigo en la Generalitat.

Respecto a los retos de Illa en la mejora de los servicios públicos, para Garcia Pagan “es uno de los objetivos que tiene que poner por delante el nuevo Govern ante “una rémora evidente en la gestión de determinadas áreas”, con la mirada de fondo puesta en la búsqueda de de agilidad y eficacia en ámbitos donde se enfrentará también a problemas endémicos en la Administración pública catalana.

Más derechas

En cuanto a la esquina derecha del tablero político catalán, donde ya habitaba Vox, la irrupción de Aliança Catalana marca una novedad que puede dejar marcas. En todo caso, apunta Garcia Pagan, “todo el mundo esperaba que en las últimas elecciones Orriols alcanzara un poco más de representación”.

Esta periodista cree “que el cordón sanitario al que van a estar sometidos en el Parlament va a aplacar bastante su discurso”, pero está por ver si eso a futuro “tiene o no efecto sobre el electorado”. El tiempo dirá “si han llegado para quedarse”.

Respecto al papel venidero del Partido Popular en el Parlament, Garcia Pagan destaca la personalidad del portavoz de esta formación, Alejandro Fernández. Una persona “inteligente, ilustrada y divertida, con muy buena relación con diputados de todos los grupos, situación que hacía mucho tiempo que no se veía en el PP”.

Con su “talante personal” ha “conseguido normalizar la relación del PP con el resto de formaciones políticas, al contrario de lo que ha hecho Vox”. “El problema que tienen en Génova con él”, prosigue Garcia Pagan, radica en que “es muy consecuente con lo que dice, y él siempre ha afirmado que no se puede negociar con Junts mientras estén en la posición en la que están”. Criterio que, recuerda, contrasta con “los vaivenes de Génova” tras el 23-J, con “discursos que iban y venían” según la coyuntura.

Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política y analista

“PSC y ERC abordan la patata caliente de la financiación”

Para este docente universitario y colaborador en medios como El País o TV3, el Govern de Illa tiene “experiencia y podría cambiar la política española”. Si bien reconoce que “el contexto es complicado y exigente”, el de un Gobierno en minoría, “que se apoya especialmente sobre un partido como Esquerra Republicana, en combustión interna”, sin olvidar a los Comuns, que en menor medida “también tienen sus problemas, y asimismo tendrán que afrontar un proceso congresual”.

Tampoco el resto del Parlament va a poner precisamente las cosas fáciles, con “dos grupos de ultraderecha antagónicos en su identidad nacional, pero que compartirán una completa animadversión” hacia el Govern. La oposición principal partirá de Junts, que según Juan Rodríguez Teruel “sobre todo por el liderazgo de Puigdemont ha hecho imposible cualquier tipo de aproximación” con el PSC.

Rodríguez Teruel destaca que “la clave de bóveda de esta legislatura será esencialmente la financiación. Un acuerdo con “algunos paralelismos” con la reforma del Estatut en los tripartitos de Maragall y Montilla. Sin embargo, incide en que el pacto entre ERC y el PSC está “por concretar y desarrollar”, aunque cree que “hay campo” para llegar a consensos en el Estado, entre los partidos que apoyan la mayoría de Sánchez, pero también con las comunidades autónomas, “fundamentales para legitimar o no” un nuevo tablero. A su juicio, sin acuerdo con algunos gobiernos del PP, se “pondrá en dificultades a las federaciones del PSOE afectadas”.

Reforma pendiente

La financiación autonómica es una cuestión espinosa, y por ello “un problema pendiente”, con una reforma por abordar “desde hace más de diez años”, que no se consuma porque “nadie se atreve a meter mano” al asunto. Así pues, el acuerdo entre Esquerra y el PSC en esta materia “aborda una patata caliente”.

Según este profesor de Ciencia Política, “con la perspectiva de los últimos 20 años”, el sistema de solidaridad “no funciona”, pues “la mayoría de las autonomías han ido a peor o se han estancado. Esencialmente solo hay dos comunidades que claramente han mejorado, que son la Comunidad de Madrid y el País Vasco”. En el primer caso, de régimen común, “hay un debate abierto al respecto”. Mientras, “diversos indicadores sitúan a Catalunya en posiciones mejorables, con una evolución negativa”.

Rodríguez Teruel acusa de “dejadez” a los gobiernos independentistas, pero apunta también a “un creciente desequilibrio entre las funciones que tienen que desplegar las comunidades de régimen común y la financiación que reciben”. Ello “da margen al Gobierno central para que redistribuya o asigne recursos” dentro de un sistema donde, critica, “hay de todo menos transparencia y claridad”.

Panorama lingüístico

Sobre la idea lingüística del nuevo Govern, Rodríguez Teruel cree que “a diferencia de lo que sucede en Navarra o País Vasco (con el euskera), la lengua catalana genera más consenso social o transversalidad de la que a veces se asume desde fuera”.

Explica que en Catalunya “desde antes de la Transición buena parte de las izquierdas estatales asumieron algunos elementos de la reivindicación cultural como parte de las libertades y los derechos cívicos, y la lengua siempre ha sido un elemento fundamental en la definición de la particularidad catalana”.

Rodríguez Teruel detecta que el castellano ha ganado peso en la sociedad catalana, “en paralelo al procés independentista del último decenio y medio”, y que “esto va a ir a más” dados los “cambios sociales que van a ir intensificándose”, con la “llegada cada vez más clara de inmigración de fuera de España”. Un “cambio demográfico en ciernes del cual cada vez más todo el mundo toma conciencia, que va a tener consecuencias políticas”.

El perfil de Illa

En este contexto, observa en Salvador Illa a “un líder que a diferencia de José Montilla, ha nacido y vivido en un pueblo del entorno barcelonés (La Roca del Vallès)”. Illa, prosigue, es conocido por “sus posiciones muy poco cercanas al nacionalismo”. En su opinión, tiene “compromiso con la lengua y con una visión de la pluralidad catalana, pero es muy sensible a los riesgos que puede sufrir su fuerza política si se hacen políticas divisivas con estos temas”. Por lo tanto, concluye, sus discursos en relación con la identidad y la cultura, “van a estar sobre todo orientados a mantener consensos que eviten que se generen polémicas que puedan beneficiar a las posiciones extremas en Catalunya”.

La frontera entre el PSC y ERC

“En todas las sociedades con identidades nacionales, culturales o lingüísticas coexistentes”, los políticos saben que pueden “evitar convertir dicha pluralidad en conflictos políticos”, o al contrario, “hacer de estas situaciones en motores de movilización si se avivan como material electoral”, señala Juan Rodríguez Teruel, quien considera que “vuelven a darse otra vez electorados cruzados a la hora de apoyar a los partidos”.

Este analista subraya el abstencionismo de parte de los independentistas desde 2023, y destaca que en las últimas elecciones autonómicas “el principal núcleo de volatilidad o competencia electoral estaba en la frontera entre Esquerra Republicana y PSC”. Y entre los quienes confiaron en ERC, “su principal preferencia era pactar con el PSC, no con Junts”.

Cristalizada esa entente, a partir de ahora se analizarán con lupa los primeros pasos de Illa, pero también cómo los acompaña Sánchez. La segunda quincena de agosto dará un respiro, pero vienen congresos del independentismo en otoño. Vienen nuevas curvas.