Santos Cerdán (Milagro, 1969) pasó por Iruñea en la antesala de otras elecciones claves. El tablero se ha puesto proclive para el PSOE: favorito según el CIS, tras la victoria en Catalunya, con un conflicto abierto con un ultra como Milei, un reconocimiento inminente del Estado palestino, y con Feijóo y Von der Leyen en un marco que muestra el auge y peligro de la extrema derecha y el viraje de “la derecha tradicional”.

Este inicio de campaña ha arrancado de forma positiva para el PSOE.

Nos jugamos mucho el 9 de junio, no es una frase hecha. La ultraderecha quiere marcar la agenda europea. Destruir como un caballo de Troya la Europa que hemos conocido de convivencia, paz y servicios sociales consolidados, Lo peor es que la derecha tradicional se ha unido. Feijóo, a pactar con el Vox italiano, mientras ya gobierna en cinco comunidades y en más de 140 ayuntamientos. Von der Leyen también lo ha dicho. Estamos viendo a esa derecha tradicional que ni sabe ni quiere enfrentarse a la ultraderecha, y lo que pretende ahora es alinearse con ella. Con el peligro que eso conlleva para Europa, la ciudadanía y la clase trabajadora.

Esta semana se ha visualizado la debilidad parlamentaria del PSOE, por ejemplo en la retirada de la ley del Suelo por falta de apoyos.

Estamos en campaña electoral. Ese ha sido nuestro error, no saber medir el contexto. El acuerdo lo teníamos, con Sumar e incluso con el Partido Popular. Esa ley la propone la Federación de Municipios; los ayuntamientos necesitan agilizar las normas para poder construir viviendas asequibles, gran demanda ciudadana. Otros prefieren pararlo por intentar recuperar un puñado de votos. La situación en el Congreso es de pluralidad y necesitamos hablar con diferentes. Y en el Partido Socialista lo sabemos hacer.

Estamos también en contexto poselectoral. ¿Qué parte de la estabilidad en el Congreso se sostiene sobre lo que pase en Catalunya?

El PSC y Salvador Illa tienen la obligación de intentar conseguir la presidencia en Catalunya.

Pero hay vasos comunicantes.

No, hay que saber diferenciar. No los hay en Euskadi. Con el PSE intentando cerrar un acuerdo con el PNV.

Donde hay coincidencias. Con Junts hay muchas dificultades.

Y acercamientos en otras políticas. Nadie tiene mayoría absoluta, se trata de llegar a acuerdos entre diferentes. Esa es la grandeza de la política. Ahora en Catalunya los independentistas no suman mayoría absoluta, y eso es fruto de un trabajo previo, de una apuesta por la convivencia y el diálogo del Gobierno de España y de Pedro Sánchez. Eso se ha premiado.

Habla de acordar entre diferentes porque no hay mayoría progresista como tal en el Congreso.

Nadie la tiene, ni progresista ni de derechas. Se trata de que hablemos para avanzar y no retroceder.

¿La posibilidad de que Puigdemont sea president es nula?

No lo veo fácil. El PSC tiene 42 diputados, Junts 35. Creo que puede haber una conformación de partidos alineados en la izquierda.

¿Ha hablado estos días con alguien de Esquerra?

No, al que le toca intentar hacer un gobierno es a Salvador Illa, con toda la confianza del Partido Socialista. Además, como se sabe, el PSC tiene autonomía propia. Yo con Turull hablo habitualmente.

¿Y qué temperatura detecta?

Antes del 12M los diferenciamos bien los comicios del acuerdo al que llegamos en Bruselas. Ellos saben diferenciarlo, nosotros también. Por nuestra parte hay que intentar que Salvador Illa sea president, y por otro lado los acuerdos de Bruselas están dispuestos a mantenerlos y nosotros también. Acordar nos ha dado fruto. Tanto ellos como nosotros hemos crecido.

¿Tras el 12M ha visto el mismo tono?

Sí, sí, el mismo. No hace falta vernos, ni hacer estos viajes que dicen que hacemos cada semana, que no es cierto, porque está el teléfono.

Sobre Junts pende la idea de que puede acometer una voladura.

Se oyen muchas cosas, cuando he hablado con ellos lo han negado. Mucha gente no está en el día a día y habla sin conocimiento.

Usted presentó ese acuerdo para una legislatura de cuatro años.

Sí.

¿Esto sigue vigente?

Sí, sí, más que nunca. Esa es la voluntad por las dos partes.

¿Junts está cumpliendo?

Cuando nos hemos sentado y hemos acordado algo hemos cumplido tanto ellos como nosotros. Eso no quiere decir que todo lo que vaya al Congreso tengamos que acordarlo.

Se observa una actividad legislativa muy atrancada, cuasi nula.

No, llegamos con muchas dificultades a aprobar los decretos antes de las elecciones en Euskadi, con mucho diálogo, como nos va a tocar. Nos pasa a nosotros y le pasaría al Partido Popular si estuviera en el Gobierno. Hubiera tenido que pactar con Vox y con algún otro partido.

¿Pensar que un bloqueo en Catalunya llevaría a unas Generales es un disparate?

Totalmente. Hay que diferenciar la situación ahora en Catalunya, y la posibilidad de hacer un Gobierno es la que es, liderado por Salvador Illa. No lo digo solo yo, sino la propia Junts. En la reunión que mantuvimos antes de las elecciones, ellos querían separar, pasara lo que pasara el 12M, del día a día en el Congreso, y del acuerdo de investidura firmado. Eso lo han dicho también después.

Si Illa consigue gobernar, Puigdemont dejaría la política. ¿Sin él será más fácil entenderse con Junts?

No, no, no sé por qué. Puigdemont es el actual líder de Junts, y es con el que hay que sentarse, las decisiones de quien tiene que liderar un partido no nos corresponde a nosotros.

¿Prevén que tras el batacazo de ERC en Catalunya, las negociaciones con Esquerra en el Congreso puedan ser más rocosas y complicadas?

Rocosos son todos. Incluso los diputados del Partido Socialista cuando defienden los intereses de su federación. Yo mismo voy al Ministerio de Economía y defiendo los proyectos de Navarra. Todos van a máximos, pero máximos para todos no hay, y luego se llega a un acuerdo.

Dependerá también de si Junqueras puede volver tras su parón.

De la dirección que esté en ese momento, pero creo que hemos trabajado bien con Esquerra tanto en Catalunya como en el Gobierno de España, como en el Congreso de los Diputados.

La amnistía está a punto. ¿Qué siente tras participar en ese acuerdo?

Sensaciones enfrentadas, porque no ha sido fácil llegar hasta aquí. Con la situación que tenía JuntsXCat, con su líder fuera de España, pero lo hicimos de una manera muy decidida, pensando en lo mejor de los ciudadanos y en los resultados del 23 de julio, donde el Partido Socialista creció en un millón de votos, y hubo una mayoría de españoles que dijeron que no querían a la ultraderecha en el Gobierno. Con ese mandato nos pusimos a trabajar, y tuve el honor de que el presidente me encargase negociar, entre otros partidos, con Junts.

¿Cómo se conecta con quien de inicio va a presentar una batería de reproches, críticas y desconfianza?

Con mucho diálogo, de verdad. No es una palabra estéril. El diálogo es fundamental.

¿Con qué Puigdemont se encontró?

Con alguien abierto al diálogo. Con ganas de pasar página a alguna de las historias que habían vivido y de poder hacer política desde una mesa sin tener a la Justicia encima.

¿Está consabido que no va a manifestar agradecimiento al PSOE?

Ni el Partido Socialista ni yo pretendemos que agradezca nada.

Igual sería incómodo para ustedes.

Pero no se trata de eso. Lo que debemos pensar es que gracias a ese acuerdo en Bruselas hay un Gobierno progresista, que por ejemplo, ha recuperado las tasas de déficit público que había en 2006, con más de 21 millones de trabajadores por primera vez en la historia, más de 10 son mujeres, con mejores condiciones, gracias en parte a la subida del salario mínimo...

¿Una vez que se plasme la amnistía será más fácil el rodaje?

Es evidente, porque no tenemos que salir a hablar fuera, podemos ir a Barcelona, él puede ir a Madrid... Las negociaciones serán diferentes.

También se especula sobre un adelanto electoral si el PSOE logra una coyuntura ventajosa.

Especulaciones hay muchas.

O teorías y análisis.

Lo pongo fácil: que nadie teorice sobre elecciones anticipadas. El objetivo del Partido Socialista y del presidente Pedro Sánchez es terminar la legislatura. Objetivo y deseo, y para eso trabajamos. En ningún momento nos hemos planteado ni acortar ni convocar. Cuando nos presentamos a la investidura dijimos que era para cuatro años. Nuestro acuerdo era de legislatura. Y la vamos a cumplir. Ese es nuestro objetivo y espero que las próximas elecciones sean las que toquen en el calendario electoral, en el 26 en Andalucía y en Castilla y León.

¿Con crisis de Gobierno en verano?

Esa decisión corresponde estrictamente al presidente.

¿Cree que hay nervios en Sumar tras sus batacazos en Galicia, Euskadi y Catalunya?

Están en una situación que entiendo que no es fácil, pero creo que es necesario que otra formación de izquierdas además del Partido Socialista tenga una representación digna.

Sumar compite con Podemos.

No es buena la atomización de izquierdas. Nos gustaría que pudieran confluir en un partido fuerte. Estuve en el congreso de Izquierda Unida y me gustó el discurso de Antonio Maíllo, que dijo que ante el actual contexto internacional las izquierdas tenemos que unirnos. Lo comparto.

Sánchez ha pasado de plantearse si merecía la pena seguir a decir que lo llevan claro quienes quieren quebrarle. No se ha dado un mensaje de estabilidad, precisamente.

Discrepo, porque su intención desde el principio era acabar la legislatura y seguir. Él está con ganas. Estamos viviendo unos ataques fuera de lo normal. La derecha tradicional que se deja arrastrar por la ultraderecha ha entrado en la dinámica del fango que denunciamos. El PP no puede hablar de economía, porque parece que le fastidie que España sea la que más crece en Europa con concertación social. Les molesta muchísimo que garanticemos las pensiones y las subamos al IPC. Si el 9J en Europa mandan la ultraderecha y la derecha, como propone Feijóo, volverá la troika de la anterior crisis, y los hombres y mujeres de negro. Tengo claro que lo primero que van a hacer es pegarle un bocado a las pensiones. Lo hicieron y están deseando hacerlo, porque es el gran negocio que anhela la derecha, los planes privados, diciendo siempre que las pensiones no son sostenibles. Nosotros demostramos y garantizamos que sí lo son. Y seguimos metiendo dinero a la hucha, que cuando llegó el PP se la encontró con casi 70.000 millones de euros, y la dejó vacía.

Más allá de lo simbólico, ¿cuál es la fuerza de reconocer al Estado palestino con Gaza arrasada?

Las imágenes nos deberían estremecer a todos. No entiendo a gente que se pone de perfil ni escuchar las barbaridades de Ayuso en la Asamblea de Madrid hablando de que premiamos a Hamás o a ETA mezclando todo. Una sensibilidad humana increíble. ¿Pero qué le vamos a pedir a alguien que según un informe, dejó morir a más de 7.200 ancianos en las residencias? El reconocimiento del Estado de Palestina es importantísimo, porque nunca podrá haber un acuerdo de paz o de alto el fuego si no hay un reconocimiento de un Estado. Si no se reconocen los dos Estados es imposible llegar a un acuerdo. Desde el inicio, el Gobierno ha denunciado el terrorismo de Hamás. Reconocer el Estado palestino es reconocer a los ciudadanos y ciudadanas de Palestina que quieren vivir en paz.

“Si Santos no se porta bien, acabaré con él” dijo Koldo García, y usted afirmó no se sentirse chantajeado.

Porque no sé qué puede decir. Yo estoy muy tranquilo con lo que Koldo García pueda decir o deje de decir. Él tendrá que responder ante la Justicia y veremos qué es lo que sucede. Pero yo estoy muy tranquilo, por eso estoy aquí. No tengo nada que ver.

¿Se sintió decepcionado con que Ábalos no entregara el acta?

(Lo piensa). Fueron momentos muy difíciles, igual de los más que he tenido, al pedirle el acta sin que se le imputara nada. Lo hicimos por responsabilidad ‘in vigilando’, que no está en nuestro código ético.

¿Entonces?

Le pedí un paso atrás, que se aclare todo esto, y cuando eso suceda estaremos encantados de recuperar su militancia y compañía.