Tal y como se esperaba, las delegaciones del PNV y el PSE cerraron ayer miércoles por la tarde el acuerdo para la gobernabilidad de Gipuzkoa, dando continuidad al entendimiento que han protagonizado en las dos últimos legislaturas y gracias al que Eider Mendoza se convertirá hoy en la nueva diputada general del herrialde.

Para ello, la aspirante jeltzale necesitará en el pleno que se celebra en las Juntas Generales el apoyo de, al menos, un voto más; salvo sorpresa mayúscula, ese respaldo lo proporcionará el PP para evitar que la Diputación de Gipuzkoa caiga en manos de EH Bildu.

El acuerdo entre jeltzales y socialistas se dio a conocer a través de un comunicado de tres páginas que lleva el sello de ambas formaciones. La nota destaca que el futuro Gobierno foral priorizará “el cuidado de las personas” desde el trabajo “colaborativo e innovador” para hacer frente a las “transformaciones sociales, tecnológicas y ambientales”.

Tras la sesión de investidura de hoy, quedará por conocer el equipo de Gobierno que liderará la Diputación los próximos cuatro años. Los nombres que lo componen se conocerán el sábado, tras la celebración de la primera sesión del Ejecutivo, foto oficial incluida.

En el comunicado conocido ayer miércoles, no se habla ni del reparto de carteras ni del número de ellas que corresponden a cada formación. No obstante, fuentes forales confirman que el equilibrio será similar a la de la pasada legislatura.

En cambio, sí se esperan novedades en la nómina de personas que integrarán el Ejecutivo. La socialista Rafaela Romero se presenta al Congreso en las generales de julio, mientras que en las filas jeltzales no continuará Jabier Larrañaga tras una trayectoria de ocho año como diputado de Hacienda primero y de Promoción Económica y Turismo después.

Según el texto hecho público, el futuro Gobierno foral tendrá como objetivo seguir construyendo un territorio “cohesionado, integrador y sostenible” que luche contra las desigualdades sociales y que, partiendo de una economía competitiva, ofrezca un “bienestar integral”. Ambos partidos se comprometen a trabajar intensamente para poner “las bases del bienestar de las próximas décadas” y “avanzar como territorio y como pueblo”, “poniendo a las personas en el centro”, desarrollando una economía “fuerte, innovadora y competitiva”; y liderando una institución que se sirva de la gobernanza colaborativa para responder eficazmente a las grandes transformaciones de nuestra época.

13 objetivos

El pacto recoge trece objetivos estratégicos que dan continuidad al trabajo que ambos partidos han venido desarrollando en los últimos ocho años en el Gobierno de la Diputación. La política social, que ya era un eje prioritario de la alianza PNV-PSE, se convierte en el pilar central del acuerdo, objetivo número uno ante retos como el envejecimiento social o las nuevas necesidades que surgen en el presente.

El acuerdo cita en segundo lugar la economía, para que sea “fuerte y competitiva”, fuente de empleo de calidad y apoyo a la competitividad de las empresas. La política fiscal aparece en tercer lugar, aunque sin ofrecer más pistas sobre el planteamiento.

El resto de objetivos hasta completar la lista son: profundizar la democracia y la gobernanza colaborativa; combatir el cambio climático; la igualdad real entre hombres y mujeres; potenciar el uso del euskara en todos los ámbitos, la movilidad sostenible con el transporte público como eje; el fortalecimiento de la red de ciencia e innovación; la construcción de una Gipuzkoa inclusiva, apoyar la creación cultural; los hábitos de vida saludables y el equilibrio territorial verde y del medio rural.