Tras el obligado parón navideño, ayer martes volvió el debate al Congreso de los Diputados y, con él, la habitual bronca entre las formaciones de Gobierno y la derecha y ultraderecha. 

Tocaba debatir y convalidar el decreto anticrisis aprobado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez a final de año, pero la sesión sirvió más bien como termómetro de la actualidad política y de los movimientos institucionales de las últimas semanas, así como del plano económico y geopolítico.

En estos dos asuntos se centró el presidente español en su intervención inicial, en la que, entre otras cuestiones, reafirmó el compromiso del Estado con Ucrania y presumió de eficaces medidas económicas y energéticas.

Enfrente, Sánchez volvió a encontrarse a una derecha instalada en el no y en un discurso catastrofista de difícil encaje con la realidad y las previsiones económicas y de crecimiento. En esa línea, Cuca Gamarra calificó de “ofensivo” el “triunfalismo” de Moncloa en tiempos de crisis.

En respuesta, el líder socialista trasladó al PP que, ante esta crisis, “se va a imponer” la respuesta social “frente a la fracasada respuesta neoliberal de la crisis financiera” y será con subidas de las pensiones conforme al IPC y no su congelación como ocurrió hace diez años, mientras se “rescataban con dinero público bancos quebrados”.

Además, apuntó que esta vez habrá subidas del salario mínimo interprofesional y no su congelación, como ocurrió en el pasado mientras los dirigentes del PP de entonces cobraban “sobresueldos en A y en B”.

“Esta vez habrá bajadas de impuestos a la clase media y a la clase trabajadora y no subidas indiscriminadas de impuestos a esa clase media y trabajadora mientras se aprobaba por parte del gobierno de entonces amnistías fiscales para grandes defraudadores”, zanjó Sánchez.

Respecto a la marcha económica del Estado español, el presidente del Ejecutivo anticipó que pronto se recuperarán los niveles de Producto Interior Bruto (PIB) previos a la pandemia. “Hemos recuperado el nivel de empleo previo a la pandemia, pronto vamos a recuperar los niveles previos de PIB y la desigualdad no ha aumentado como sí sucedió durante la crisis financiera”, destacó.

El presidente español celebró asimismo que el Estado ha terminado el 2022 con una tasa de crecimiento económico superior al 5%, con la inflación más baja de toda Europa, con un récord de afiliación a la Seguridad Social y con el paro más bajo de los últimos 15 años.

“Nos queda muchísimo trabajo por hacer. No nos conformamos, pero creo que los resultados están ahí y lo que hacen es certificar el éxito o la eficacia de nuestras respuestas y nos animan a seguir en esta senda inicial”, subrayó el presidente español.

Lo esencial, según Sánchez, es acertar en el rumbo y proteger a la mayoría social del país, dado que los riesgos “siguen existiendo y siguen teniendo un impacto real sobre la economía de los hogares y también sobre la economía en su conjunto”.

Ante esta situación, Pedro Sánchez prometió que desde el Gobierno español se van poner todos los recursos del Estado al servicio de la mayoría, y no al revés: “Mucho menos al servicio de una minoría poderosa mientras se condena al sálvese quien pueda a la mayoría de la gente”.

Líder de paro en la UE

El PP, por su parte, dibujó un panorama completamente opuesto al presentado por el presidente español. Así, en clave económica, la portavoz del PP acusó a Sánchez de ser “incapaz de ponerse en los zapatos de la clase media española que no puede llegar a fin de mes” y afirmó que es “ofensivo” el “triunfalismo” económico del Gobierno cuando España “lidera el paro de la UE”, hay una inflación subyacente del 7%, y las hipotecas han subido una medida de 250 euros.

“¿Le parece esto un motivo de orgullo?”, preguntó Gamarra a Sánchez, para añadir que 13 millones están en riesgo de pobreza y sigue aumentando la desigualdad en España. A su entender, los datos demuestran que España “se sitúa en el último país de recuperar el PIB prepandemia” y eso “no es motivo para estar orgullosos”, emplazando a Sánchez a rectificar una política económica que ha “convertido en un escudo electoral”.

Toque de atención a Gamarra

Como anécdota, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tuvo que pedir a Cuca Gamarra que se ciñera a la cuestión del debate, después de que la dirigente popular se fuera por las ramas y echara en cara al jefe del Ejecutivo, las consecuencias de la ley del solo sí es sí y de la reforma del delito de malversación, cuestiones que no estaban en el orden del día.