Nada más conocerse que la Ejecutiva alavesa había propuesto a Beatriz Artolazabal como candidata a alcaldesa de Gasteiz en las elecciones municipales y forales de mayo, la consejera del Gobierno vasco comunicó a su equipo que iba a mostrar un escrupuloso respeto al proceso interno. Hasta que la militancia no la ratificara como candidata y se cumplimentaran todos los pasos, no tenía ninguna intención de actuar como candidata ni arrogarse ese papel. Este sábado, la asamblea territorial del PNV en Araba se reunirá para elegir a sus candidatos y se prevé que haga oficial la proclamación de Artolazabal y la de Ramiro González como aspirante a la reelección en la Diputación de Araba. En cualquier caso, Artolazabal dirige la macroconsejería de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, y fuentes de su entorno aseguran que aún le quedan “unas semanas más” en el Gobierno vasco. De momento, en su agenda solo tiene compromisos propios de su labor en el Ejecutivo y no de campaña, y se centrará en atender la inmensa carpeta de su macroconsejería sin lanzarse a la carrera electoral.

Los precedentes de Juan Mari Aburto y Alfredo Retortillo parecen apuntar hacia febrero como mes clave para que se escenifique esa salida del gabinete de Urkullu, y permiten descartar una salida exprés, que tampoco están protagonizando otros cargos del entorno, vascos o estatales, que optan igualmente a las elecciones. Por parte de EH Bildu, se encuentran en una situación similar la portavoz Maddalen Iriarte, que aspira a la Diputación de Gipuzkoa y continúa liderando la oposición en el Parlamento Vasco; y el también parlamentario Iker Casanova, que opta a la de Bizkaia. La socialista Elma Saiz, portavoz del Gobierno de Nafarroa, se presenta como candidata a la alcaldía de Iruñea, una situación que incluso podría considerarse más compleja de gestionar por su extrema visibilidad en el Ejecutivo foral y por tener que pronunciarse sobre cualquier cuestión en las ruedas de prensa en calidad de portavoz. Por ahora, ve posible compatibilizar ambos cargos.

En cuanto al Gobierno español, dos ministras se encuentran en idéntica situación: la de Industria, Reyes Maroto, competirá por la alcaldía de Madrid; y la de Sanidad, Carolina Darias, en Las Palmas de Gran Canaria. Ambas ministras han anunciado su intención de mantenerse en el cargo hasta unas semanas antes de las elecciones. Se está hablando de abril. La experiencia dice que, en el caso del Gobierno de Sánchez, los ministros se mantienen hasta el último minuto. Un caso extremo es el de Salvador Illa, quien salió del gabinete un 26 de enero cuando las elecciones catalanas iban a ser el 14 de febrero.

Buscar el equilibrio

En cuanto a los precedentes, en el Gobierno vasco existen dos muy recientes que también tuvieron lugar en las elecciones municipales y que, por lo tanto, permiten hacer una comparativa exacta de calendarios porque esas elecciones son siempre en mayo. Juan Mari Aburto, consejero de Políticas Sociales al igual que Artolazabal, fue propuesto como candidato a la Alcaldía de Bilbao en octubre de 2014, y dejó su cartera a principios de febrero de 2015. En 2019, Alfredo Retortillo, del PSE, apuró unos días más como consejero de Comercio, Turismo y Consumo, hasta finales de febrero, antes de dedicarse en exclusiva a disputar el mando en Barakaldo. Estos plazos permiten guardar el equilibrio: alejarse del Gobierno antes de que pueda interpretarse que se utiliza el cargo como altavoz de campaña y antes de que interfieran las tareas y, al mismo tiempo, no dan una imagen de ansiedad y prisa en lanzarse a la carrera electoral sin realizar un traspaso de poderes ordenado.

La consigna de Artolazabal todo este tiempo, en contacto con el lehendakari, ha sido la de ofrecer la dedicación necesaria a los puestos que se le encomienden, ya sea como consejera, o como candidata. En el momento en que crea que hay distracciones en una u otra dirección, cortará por lo sano. A Artolazabal le ha tocado una consejería hueso, con múltiples áreas y algunas peliagudas, como la gestión de las prisiones tras la asunción de la competencia. La identidad de su relevo es por ahora una incógnita.

Está por ver si el lehendakari opta por mantener la cuota femenina y alavesa dentro del Gobierno vasco y, por otro lado, si se decanta por alguien del propio departamento teniendo en cuenta que, para cuando tenga lugar el reemplazo, quedará aproximadamente un año de legislatura efectiva en el Gobierno vasco. Podría suceder, por el contrario, que escogiera una cara nueva.