El puerto de Santurtzi fue el escenario en 1937 de uno de los pasajes más tristes de nuestra historia. Cerca de 30.000 niños y niñas se subieron a embarcaciones como el Goizeko Izarra y el Vapor Habana con el único propósito de huir del horror de la guerra y lo hicieron con poco más que una maleta y dejando a su familia, en algunos casos, para siempre. Han pasado 85 años desde aque exilio forzoso, pero el recuerdo ha de seguir muy vivo para que jamás de los jamases vuelva a repetirse la historia. Flori, Iluminada, Imanol y Bitori fueron los protagonistas de aquella historia y hoy, son también los encargados de recordar a la sociedad que hay que recordar el duro pasado para no volver a cometer los mismos errores en el futuro.

En el acto de ayer estuvieron presentes 13 de aquellos niños de la guerra que hace 85 años partieron del puerto de Santurtzi

El horror de la guerra, la sinrazón del franquismo hizo que Flori Díaz tuviese que embarcar en uno de esos barcos que suponían la esperanza para esos niños de la guerra de tener un futuro lejos de las bombas. Su destino fue el Reino Unido y su particular ángel de la guarda fue Miss Manning. “Nos recibió y cuidó muchísimo, ella fue la que organizó la expedición. Yo tuve la suerte de ir a su casa, allí estábamos 21 niños y niñas. Al llegar, cuando vimos edredones de flores nos parecía mentira, nos parecía otro mundo. Estuvimos con doncella, cocinero, ama de llaves... Era como en las películas”, rememoró Flori. Esas buenísimas condiciones eran la muestra del apoyo y afecto del pueblo británico con aquellos niños y niñas vascos que tuvieron que huir de la guerra. “Cada vez que venía Miss Manning a casa era como cuando los pollitos iban detrás de la gallina. Nos saludaba,nos daba cariño...”, recordó Flori, quien a su llegada a tierras británicas tenía ya diez años. Solo gracias a la solidaridad y el buen corazón de personas como Lea Manning, la durísima historia de personas como Flori tiene también momentos bonitos a recordar. “Éramos de una familia obrera y a las cuatro niñas pequeñas a la parte de arriba de la casa. Cada una teníamos nuestra habitación, nuestras toallas, nuestra pasta y cepillo de dientes...”, apuntó Flori, quien estuvo poco más de un año en el Reino Unido, mientras que su hermano estuvo un par de años más. “Miss Manning empezó a mandar de vuelta a los más pequeños y otros estuvieron más tiempo. Por ejemplo hubo tres hermanos que se quedaron más tiempo porque a su padre lo fusilaron, a otro hermano también y la madre estaba presa”, indicó Flori. Ese relato muestra la dureza de la Guerra Civil y cómo rompió familias enteras.

“Podemos decir que fuimos unos privilegiados porque estuvimos resguardados y muy bien cuidados”

También tiene bien grabado en sus retinas y su memoria todo lo que vivió en aquellos años duros Bitori Iglesias. En su caso, aquel viaje de huida tuvo como destino la URSS. “Fueron años muy, muy duros y durante la Guerra Civil las pasamos canutas, pero podemos decir que fuimos unos privilegiados porque estuvimos resguardados y muy bien cuidados”, indicó Bitori. En su caso también tuvo un grandísimo recibimiento y, a diferencia del caso de Flori, su estancia fue más larga. De hecho, solo la irrupción de la II Guerra Mundial hizo que volviera a hacer la maleta para volver a Euskadi. En aquellos años aprendió a compartir y a guardar secretos. “Allí, como en Fuenteovejuna, todos a una”, señaló entre risas esta mujer que considera que este reconocimiento “llega tarde”.

Por su parte, Azucena Fernández también es una niña de la guerra, aunque en su caso no partió desde Euskadi, pero sí su esposo. Él acabó en Kiev, mientras que ella estuvo en Leningrado. “Volvimos en el año 1957 y puedo decir que el pueblo soviético nos trató genial. Nos dieron un proyecto de vida que aquí es impensable”, indicó esta mujer que se fue de la URSS con la carrera de perito industrial de minerales especiales en el zurrón. “Ella, como otras muchas personas, vio a través de una pantalla la inauguración de la escultura que en el puerto de Santurtzi recordará para siempre la historia de los niños de la guerra. “La verdad es que ha sido muy emocionante el momento de la inauguración de la obra. Explicad a vuestros hijos lo que ocurrió para que no se repita”, indicó Azucena. Así, a partir de ahora, cuando se pase junto a esta escultura en el puerto de Santur-tzi, lo ideal sería explicar a quien aún no lo conozca el drama de los niños de la guerra.