Como un bálsamo, el acuerdo que ha alcanzado el PNV con el Gobierno español para renovar la Ley Quinquenal del Cupo ha rebajado la tensión entre los ejecutivos que lideran Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez. Y, además, en paralelo, el PNV sigue exprimiendo la negociación presupuestaria en Madrid, que aún no ha terminado y que se vive con optimismo. Las relaciones se estaban acercando peligrosamente a una zona de turbulencias por otra cuestión, por el bloqueo en la negociación de las transferencias con la excepción de las líneas de tren de cercanías. El lehendakari mantiene la crítica pública por la ausencia de respuesta de Sánchez a la creación de una Comisión Permanente de traspasos y denuncia la parálisis en el cumplimiento del Estatuto de Gernika, que es ley, pero no tensará la cuerda este martes, 25 de octubre, con una declaración institucional de censura con motivo del aniversario. El estado de ánimo ha cambiado, y cree que esa declaración no sería justa con el movimiento importante que se ha producido sobre el Cupo, donde Sánchez ha reconocido su situación de minoría y ha accedido a negociar una nueva ley.

Además, Urkullu no quiere dinamitar unos acuerdos sobre el Cupo a los que concede gran relevancia y que su equipo reconoce que han desinflamado la relación. La negociación PNV-Sánchez sigue también en los Presupuestos, hay más canales abiertos sobre los nuevos impuestos y otras cuestiones, y se espera un pacto sobre el traspaso de los trenes de cercanías. Los posibles acuerdos son numerosos y el termómetro del desencuentro comienza a descender. Hay que tener en cuenta otro factor: el aniversario del Estatuto no es redondo, es el número 43 y no el 45 o el 40, de manera que cualquier declaración institucional se interpretaría como una decisión excepcional y casi como una declaración de abierto enfrentamiento. La situación es más delicada en un gobierno de coalición con el PSE.

Este martes se agotaba el plazo que dio el lehendakari al presidente español para que respondiera a su petición de crear una Comisión Permanente de transferencias para dar fluidez al diálogo, y el plazo coincidía con la celebración del Consejo de Gobierno semanal y con el 43 aniversario del Estatuto de Gernika, lo que podía anticipar una declaración institucional o algún tipo de reacción muy crítica de Urkullu. Sin embargo, fuentes de Lehendakaritza adelantan a este periódico que no habrá declaración del Consejo de Gobierno, admiten que el acuerdo del Cupo es “muy relevante” y rebaja la tensión y, además, el lehendakari no quiere realizar ningún movimiento que pueda malograr el pacto de la Ley Quinquenal, aún pendiente de desarrollo en una Comisión Mixta del Concierto.

Diálogo abierto

El PNV decidió no presentar una enmienda a la totalidad de los Presupuestos tras el acuerdo para renovar la Ley Quinquenal del Cupo que caducó este año. El Cupo es el dinero que paga Euskadi a Madrid por los servicios que presta el Estado en suelo vasco, como ciertas infraestructuras, el Ejército o la Corona, y que actualmente se sitúa en el 6,24%. El acuerdo se compromete a mantener los mismos términos para los cinco próximos años, aporta seguridad jurídica y para el Gobierno vasco asegura que Euskadi tenga los recursos suficientes en estos tiempos de incertidumbre económica por la guerra en Ucrania. 

Este acuerdo tendrá que concretarse en una Comisión Mixta del Concierto con el plazo límite del 20 de noviembre. Ambos gobiernos tienen también que concretar cómo concertar los nuevos impuestos o qué compensaciones se establecen por las tasas a la banca y las empresas energéticas, y qué afección puede tener el nuevo impuesto estatal a los ricos, que en principio parece pensado para el escapismo de las comunidades autónomas del PP.

Se espera que Sánchez termine respondiendo a la oferta del lehendakari sobre la Comisión Permanente, pero otra cuestión es que lo haga para darle la razón o no, o que lo haga fuera de plazo. El presidente español ha optado por manejar sus propios tiempos y no atender al plazo que le dio el lehendakari.