En plena recesión económica, con la inflación disparada y los hogares de los ciudadanos haciendo malabarismos para cuadrar las cuentas domésticas, el 12-O se decantó por recuperar su esplendor elitista con unos 2.500 invitados de todos los sectores de la sociedad, incluidos miembros del Gobierno y líderes políticos, retomándose desde la Corona española la tradicional recepción que cada año ofrece en el Palacio Real. Una jornada en la que además se desplegó la mayor parada militar desde antes de la pandemia con la participación de más de 4.000 efectivos militares, 150 vehículos, cerca de 220 caballos y 84 aeronaves.
El desfile tuvo lugar además poco después de que el Gobierno de Pedro Sánchez haya aprobado el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el próximo año, que incluye un importante y polémico incremento de la inversión militar, de un 25,8%, partida que desdeña su socio, Unidas Podemos. Como curiosidad, quienes tampoco se quisieron perder el acto fueron los operarios que trabajan en las obras del estadio Santiago Bernabeu, que desde arriba del campo de fútbol disfrutaron de unas vistas privilegiadas.En el desfile aéreo una de las estrellas es la Patrulla Águila, la patrulla acrobática del Ejército del Aire y del Espacio. En esta ocasión, extremaron las precauciones para evitar fallos en los colores del humo con los que pinta en el cielo la rojigualda.
Entre los corrillos de rigor y el posterior ágape, sobresalió esa bandera de 54 metros cuadrados y de 15 kilos de peso, así como la actitud de la reina Letizia, muy pendiente de su hija Sofía ante la ausencia, por segundo año consecutivo de Leonor, que cursa sus estudios en Gales. La que sí buscó, cómo no, protagonismo fue la responsable de Defensa, Maragarita Robles. El rompan filas puso fin al desfile, al día que la ministra reivindicó como el momento en el que “nos sentimos más unidos que nunca”. “Hay que destacar la labor de los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas que están siempre presentes con voluntad de servicio y de amor a España”. Un dicurso revestido de marcialidad en una jornada que rescató la vieja normalidad y en la que se produjeron nuevas marejadas.