El coordinador de EH Bildu en el Parlamento Vasco, Unai Urruzuno, consideró ayer martes que los representantes municipales de la formación abertzale han sido “muy claros” al rechazar los ataques o vetos a ertzainas que se han producido en diferentes fiestas de municipios de Euskadi, y cree que el PNV está haciendo “un culebrón” de verano con este debate y lo ha “sobredimensionado”. El dirigente de la coalición soberanista se refirió así a las denuncias de los jeltzales sobre que Bildu “no ha actuado con contundencia” ante agresiones o coacciones en fiestas, entre otros a ertzainas o a Mikel Iturgaiz, hijo del presidente del PP de la CAV, Carlos Iturgaiz. Tras asegurar que en todos los casos los representantes de los pueblos de EH Bildu han hecho declaraciones “muy claras, y con ello ha quedado clara” cuál es la posición de su formación, respondió que son los jeltzales los que, año tras año, han “impuesto” vetos a las mujeres en Hondarribia e Irun, en referencia a los alardes.

Por otra parte, y respecto a la actual coyuntura sociecocómica, Urruzuno avisó de que el futuro estará condicionado por el cambio climático y se puede estar al borde de “una crisis de la civilización”. Por ello, defendió la necesidad de desarrollar medidas y estrategias para hacer frente a este problema. “Tenemos que abordar el debate con más fuerza porque puede ser un problema muy grave”, indicó. A su juicio, el mundo se encuentra en una crisis “múltiple”, pero cree que el núcleo se centra en “el modelo de producción y de consumo”. En todo caso, no cree que la guerra de Ucrania sea el origen de los problemas actuales “como muchos piensan”, sino que este conflicto es “una consecuencia más de una crisis más general”.

El dirigente de EH Bildu precisó que no le gusta demasiado el Plan de Contingencia Energética que presentó el Gobierno vasco para hacer frente a la situación, y cree que la respuesta llega “tarde”. Subrayó las “dificultades” que tiene el Ejecutivo de Urkullu para hacer frente a estos problemas, y lamentó que las políticas energéticas que se están desarrollando en la CAV las hayan “dibujado” las grandes empresas “a sus anchas”. A su juicio, se deben establecer impuestos a las grandes empresas energéticas y a los bancos, pero “hay que limitar” el control que tienen estas empresas en los mercados y la capacidad de ellas para fijar precios”.