BILBAO - Pablo Casado y María Dolores de Cospedal ultiman una candidatura conjunta para derrotar a Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso de los próximos 20 y 21 de julio. El joven aspirante, que se quedó a un estrecho margen de votos de quien ha sido vicepresidenta del Gobierno español, rechaza la mano tendida de ésta para enhebrar una lista única y ha conversado por su cuenta con los candidatos que no pasaron el corte en la votación del pasado jueves (María Dolores de Cospedal, José Manuel García-Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes) con el objetivo de unir fuerzas y presentar una plancha que integre al 63% de los militantes que no apoyaron a quien fue número dos del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que quedó en primera posición, con un 37% de votos. “Con Cospedal me unen unos principios, unos valores y una estructura de partido con la que me siento identificado. Al igual que al resto de compromisarios intentaré convencerles de que este proyecto es el suyo, que se pueden sentir integrados y que quiero hablar de futuro, de lo que hace falta en España”, se sinceró ayer Casado, que resaltó el pírrico 2% de diferencia que le privó del triunfo por el granero de sufragios que Sáenz de Santamaría tenía en Andalucía.
“Hay una desinformación sobre el proceso y las normas de este congreso. Escuchar a los mismos que las han aprobado criticarlas es un poco complicado de entender”, apuntó Casado, al tiempo que precisó que el congreso del PP “tiene dos vueltas, con el mismo cuerpo electoral y los mismos inscritos”. El entendimiento entre Cospedal y Casado ha sido muy elevado y al parecer el pacto está prácticamente cerrado. Con arreglo a ese acuerdo, el candidato empezará a llamar a los presidentes territoriales y barones del PP, en nombre de Cospedal, para solicitarles su apoyo, que la secretaria general ya le habría dado. “No vamos a llegar a la prórroga y a los penaltis, pero hay que jugar la segunda parte del partido”, insistió Casado, que si consigue sumar los apoyos que ha tenido Cospedal y los compromisarios que la hubieran apoyado a ella en caso de haber pasado el corte, cree que puede dar la vuelta al resultado y salir elegido presidente del PP, con la legitimidad de que representaría a casi dos tercios de los afiliados.
“No he llegado hasta aquí para que nada cambie”. Es la tesis que mantiene, justificando su actitud en que su candidatura es la que considera que “garantiza la unidad” y se hará una unidad “sin hablar de familias, ni de corrientes, ni del pasado. Solamente de futuro”. Para ello piensa reunirse con los compromisarios en una nueva gira que iniciará por toda España, para “explicarles humildemente” que él quiere hacer la verdadera integración, y él garantiza la unidad del PP, “eso sí, después del congreso”. García-Margallo le apoya en la idea de que la candidatura única para el congreso que pretende Santamaría no sería buena porque, a su juicio, “cerraría el congreso en falso”.
En este contexto, Casado aseguró ayer que no ha optado al liderazgo del partido “para conseguir un cargo ni para hacer lo mismo con los mismos”, en velada referencia a Sáenz de Santamaría, que se mostró más dispuesta a ser generosa “en la definición de equipos”.
Mientras tanto, en declaraciones a la Cope, Sáenz de Santamaría incidió en su disposición a ser generosa “en la definición de equipos”, y en concreto, la secretaría general no tiene por qué ocuparla alguien de su candidatura, aunque todavía no se la ha ofrecido a Casado, que busca plasmar la idea del expresidente Aznar de refundar el centro derecha en España, y volver a ser el partido de los 11 millones de votos, pero no con un proyecto que ha estado al frente del gobierno durante 8 años y “ya se ha visto a dónde nos ha llevado: nos han echado con una moción de censura, y el problema catalán sigue ahí”.
Pero Sáenz de Santamaría repitió su intención de ofrecerle un puesto como la secretaría general de la formación: “Todo depende de esa conversación”. “No he hablado todavía con él pero he dejado muy claro que en esa definición de equipos estoy dispuesta a hablar con generosidad”, zanjó.