Donostia - ¿Cómo analiza la evolución de la relación de ETA con Iparralde?
-Hay tres periodos históricos. Uno va hasta los años 90, que considera Iparralde en términos simbólicos y desde el punto de vista práctico, de forma instrumental, la retaguardia de la evolución de los derechos históricos en Euskadi Sur. Luego está la propia década de los 90, en la que confluyen los intereses entre los sectores más radicales del norte y del sur, cierta lógica panvasquista de una única lucha; y el último, desde los 2000, cuando Iparralde da un giro completo y se convierte en el hermano pequeño que da lecciones al grande del sur.
¿En qué sentido?
-Es una consideración que siempre ha existido por parte del nacionalismo, que Iparralde es el territorio al que hay que enseñar a ser vasco para convertirse en referencia a la que desde el sur apenas se mira, pero que está muy cerca.
¿Por qué?
-La estrategia de la izquierda abertzale del sur y del nacionalismo en general ha fagocitado las capacidades de los abertzales de Iparralde para tener un proyecto propio. Este despegue se produce a partir de los 90 con las dinámicas departamentalistas y con las políticas públicas de Iparralde. Miramos mucho a Irlanda y a otros territorios, pero no hemos mirado a lo que ha pasado en Iparralde. Con Lizarra-Garazi se abre un periodo que antecede en casi dos décadas al final de la violencia de ETA. Ese contramodelo sustituye estrategias radicales violentas de Iparretarrak, que desaparece sin ruido ni casi escenografía, por dinámicas de desobediencia civil cuyo buque insignia es la creación de la Euskal Herriko Laborantza Ganbara, un contrapoder territorial finalmente asumido por las autoridades francesas.
¿En qué se concreta?
-Estos veinte años desde el abandono de la violencia tienen que ver con las oportunidades ganadas en un caso y perdidas en el otro. Se visualiza en Iparralde, donde han combinado estrategias de carácter institucional como la reivindicación del departamento vasco con estrategias disruptivas y desobedientes, muy radicales como el Movimiento DEMO. Algunas tienen una legitimidad tal que son asumidas por la propia estructura estatal francesa.
¿Por ejemplo?
-Si aquí en el 2000 hay prácticas penadas con el proceso 18/98, allí nos encontramos cómo los representantes de Aquitania firman convenios con representantes de Laborantza Ganbara a quien el prefecto había metido a juicio. Eso es bastante significativo, y tiene que ver con dinámicas de acumulación de fuerzas, de integración, de atracción de otros sectores que van más allá de la identidad vasca o la lógica de izquierdas en la reclamación del departamento vasco. Esto explica que la izquierda abertzale pase del 5-7% de votos a casi el 20% en pocos años. Fue un movimiento amplio y transversal, de izquierdas y abertzale, que es Abertzaleen Batasuna y que antecede casi dos décadas a EH Bildu.