gasteiz - La situación del país ha cambiado mucho en los últimos años. ¿Ha cambiado también la percepción de la sociedad con respecto a la cuestión de los presos con el fin de la violencia?
-Hay una mayor sensibilidad, nuestro termómetro es la propia red ciudadana Sare; cada día más gente se acerca a nosotros, gente que ideológicamente no tiene por qué estar en la tesis de las personas que están en prisión, pero sí son personas que creen que este proceso debe terminar bien, no exclusivamente porque ETA hace ya casi cinco años tomara la decisión de terminar con su actividad violenta, sino cuando las consecuencias del conflicto que ha sufrido durante décadas este país también finalicen, y consecuencia de ese conflicto es también la situación de esos casi 400 presos y presas cuyos derechos se vulneran de muchas formas. El alejamiento es un castigo absurdo y contrario a la legislación penitenciaria española e internacional, mientras se siga manteniendo se está creando un caldo de confrontación, y la responsabilidad no es de los presos, ni siquiera de ETA, es del Gobierno español.
Mirando a medio y largo plazo, y al margen de la incertidumbre actual, ¿considera que la política española puede derivar hacia posiciones más posibilistas en materia de presos?
-Las posiciones nuestras en torno a estos tres temas entran también en la agenda de otros partidos, como puede ser Podemos o el PNV, otra cosa es el énfasis que se ponga. Nosotros no confiamos mucho en los cambios que pueda haber en la política española, creemos que en estos momentos debemos mirar mucho más a Europa, a instancias políticas, pero sobre todo jurídicas. Confiamos mucho más en las instancias europeas, y en una parte de la Justicia española que comienza a dar pasos evidentes, que en los partidos políticos. Al final siguen utilizando el tema de los presos como una especie de herramienta para arremeter unos contra otros.
¿Creen que ha habido un antes y un después en el tratamiento a nivel internacional de la cuestión de los presos de ETA?
-Ha habido un antes y un después porque la propia posición sobre la doctrina Parot de las instancias jurídicas europeas supuso un varapalo para la Justicia y la política españolas. Ahora, la Justicia es lenta e injusta en España, y en el caso europeo es muy lenta. Para cuando tengan en cuenta los recursos puede pasar mucho tiempo; cuatro, cinco, siete años, como ocurrió con la doctrina Parot, y mientras tanto se sigue aplicando esa política vengativa.
¿Cabe la interposición de conflictos de carácter general contra España en instancias superiores, en relación, por ejemplo, a la dispersión?
-Ese conflicto ya está planteado en el seno de Europa, hay dos sentencias sobre dos presos, uno ucraniano y otro ruso, en las que la Justicia europea se pronunció contra la dispersión que padecían en cárceles muy lejanas de sus domicilios.
Han sido ustedes críticos con la actuación de la Secretaría de Paz y Convivencia en ciertos aspectos.
-Yo no diría que hemos sido excesivamente críticos, somos muy conscientes de que no son nuestros enemigos. En el caso de la Secretaría de Paz y Convivencia hay planteamientos que consideramos interesantes y positivos, y en otros casos nos hemos pronunciado en contra porque creemos que no tienen un recorrido real y factible. Nuestra crítica es constructiva, y hacemos un llamamiento de mano tendida al Gobierno vasco para poder trabajar de manera conjunta, que tampoco se nos tenga a nosotros por enemigos.
¿Hay un nivel de interlocución suficiente?
-Hay muy poca interlocución, hace dos años y medio se nos entregó el programa Hitzeman cuando ya estaba presentado y publicado, se nos pidió que planteáramos propuestas, las teníamos preparadas, y seguimos a la espera de que nos llamen para tener otra reunión. Creemos que es importante que haya mucha más relación y que podamos coparticipar en algunas iniciativas.
¿Qué pasos plantean desde la perspectiva de los presos en favor de la convivencia y la normalización definitiva del país?
-Hay dos cosas, lo que puedan hacer los presos y lo que pueda hacer ETA. Los presos han dado pasos muy importantes. En diciembre de 2013 hubo una declaración en la que reconocieron el daño causado, su intención de dar pasos haciendo uso de la legislación penitenciaria. Se ha hecho a través de cauces legales de manera individual y el Gobierno español lo ha rechazado de forma colectiva. A los presos no se les puede pedir más, y en el caso de ETA, ya ha dado el paso fundamental, el decir hasta aquí hemos llegado, ese es el paso que la sociedad vasca mejor ha asumido. ¿Hay que plantear a ETA que se disuelva ya? Ninguna organización que ha practicado la violencia se ha disuelto sin tener acordado todo el proceso posterior en relación a su colectivo de presos y presas. A los presos se les pueden exigir más pasos pero, una vez se den esos pasos, qué más va a pedir el Gobierno español. Se les pidió que reconocieran el dolor causado y se reconoció. Después se les dijo que pidieran perdón. Ahora se les pide que reconozcan que lo que se hizo estuvo mal. Y si todo eso lo hacen, la pregunta clave es qué más van a exigir, si dan esos pasos qué van a hacer en relación a este colectivo.
¿Son el desarme y la disolución un paso previo necesario para resolver la cuestión de los presos?
-El Gobierno español está muy cómodo con esta situación, está poniendo todos los impedimentos posibles para que el desarme no se produzca. ETA ha manifestado su deseo de iniciar un proceso negociado de entrega de las armas y el Gobierno no ha querido saber nada de eso. Algo así no ha ocurrido en ningún país del mundo donde haya habido una violencia de carácter político. Siempre ha habido un acuerdo para ver la forma de entrega de las armas de manera verificada; ocurrió en Irlanda, está ocurriendo en Colombia con las negociaciones de Cuba, y aquí el Gobierno no lo quiere. Esa exigencia deben hacerla los partidos y las instituciones, que el Gobierno asuma que debe ser un proceso verificado y negociado.