Gasteiz - 24 horas ha tardado el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en situar a uno de los pesos pesados de su gabinete al frente del PP vasco para tratar de cerrar la herida abierta con la marcha de Arantza Quiroga. En una designación contrarreloj, Alfonso Alonso fue el elegido ayer para compaginar a partir de ahora la gestión del Ministerio de Sanidad con la presidencia de los populares en la CAV, un reto que afronta con la vista puesta en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre y que da respuesta a la histórica demanda de los populares alaveses por ver a uno de los suyos en la dirección regional del partido.
Con este nombramiento, que será oficializado esta tarde en Bilbao por la Junta directiva, el PP consigue dar carpetazo a la dimisión de su anterior presidenta quien, después de seis días sin dar señales de vida, el miércoles anunció el final de su ciclo político al verse obligada por su partido a retirar su propuesta de ponencia de paz. Alonso, quien fue el encargado de desautorizar públicamente a su compañera de partido por rebajar las exigencias a la izquierda abertzale, admitió que su crítica fue el “detonante” de la decisión de Quiroga, aunque dudó sobre si esta reacción había sido la “causa” que había llevado a la expresidenta a replantearse su faceta profesional al margen de la política.
Rajoy, por su parte, rompía el silencio que le ha acompañado en torno a este asunto y desde Bruselas aseguraba “entender” la decisión adoptada por Quiroga, a la vez que confiaba en que su sucesor defendería el “sentido común” en su nueva función. Madrid desautorizó a Quiroga por no incluir la mención a la condena de ETA en su propuesta de ponencia, algo que fue considerado una cesión a la izquierda abertzale por los sectores duros. Ahora, con Alonso al frente, Madrid se garantiza una sintonía e interlocución total con el PP vasco y evita sorpresas como la propuesta de Quiroga, aunque se arriesgue a difundir una imagen de sucursal y falta de perfil propio del partido en Euskadi.
La situación creada requería de una solución inminente para no ahondar en la “grave” crisis del partido, según admitían varios dirigentes en conversaciones privadas. En este contexto, un parlamentario popular explicaba en los pasillos de la Cámara la necesidad mediática de dar el paso del relevo lo antes posible para cambiar los titulares de “dimisión” por los de “nuevo proyecto”.
Con este objetivo, Alonso llegó pasadas las doce del mediodía al Parlamento Vasco acompañado de su cohorte alavesa compuesta por el vicesecretario estatal de Acción Sectorial, Javier Maroto, y el portavoz del PP en las Juntas, Javier de Andrés. Aguardando en la puerta, otro alavés, Iñaki Oyarzábal, hacía las veces de anfitrión en la sede parlamentaria. Todas las quinielas apuntaban que de esta terna debía salir el futuro presidente de los populares vascos.
Por si fuera poco, el líder del partido en Bizkaia, Antón Damborenea, había otorgado unos minutos antes en una entrevista radiofónica su plácet a la designación de Alonso, un dirigente con “el perfil perfecto” para asumir las riendas de la formación en un momento delicado. Damborenea, al igual que otros miembros del PP, veía como única pega la condición de ministro de Alonso, aunque finalmente este aparente obstáculo no ha resultado insalvable. De hecho, el propio nuevo presidente recordó que el ministro de Industria, José Manuel Soria, también dirige el PP de Canarias, su comunidad natal.
Alonso avanzó a su llegada al legislativo la celeridad con la que se iba a buscar “un acuerdo sobre cómo organizar el futuro inmediato”. En ese momento, según fuentes del PP, ningún parlamentario conocía el desenlace de este culebrón interno; es más, la secretaria general, Nerea Llanos, quien seguirá como número dos, reiteraba su disposición a hacerse cargo de la dirección. Durante dos horas se sucedieron las idas y venidas en el despacho de los populares. Completado este paso, Llanos hizo los honores y anunció la designación de Alonso, quien como primeros deberes destacó la necesidad de “sumar y contribuir al proyecto nacional” para que Rajoy vuelva a liderar el Gobierno español tras las elecciones de diciembre.