Renovación en el palco
Los nuevos diputados generales arropan a Urkullu en un pleno que ‘destapó’ las paternidades de Arraiz y Sémper
El fin de legislatura en el Parlamento Vasco asoma ya las orejas por más que quede aún un año para las próximas elecciones y así se reflejó ayer en el tercer debate de política general protagonizado por el lehendakari, Iñigo Urkullu. La normalidad fue la tónica, sin la efervescencia de tiempos pasados más convulsos o la expectación de la toma de posesión de los lehendakaris. Los invitados no llegaron a llenar las tribunas y se estrenaron en el palco de autoridades los nuevos diputados generales de los tres herrialdes.
El lehendakari acudió al Parlamento andando, siempre flanqueado por sus colaboradores y por su portavoz y consejero de Justicia, Josu Erkoreka. Como viene siendo habitual desde hace casi un año, representantes de los sindicatos de la Ertzaintza estaban apostados frente a la Cámara y arreciaron sus consignas cuando Iñigo Urkullu entraba en el recinto, aunque en esta ocasión el encuentro no fue a más.
Minutos antes habían llegado la parlamentaria del PSE Natalia Rojo,acompañada por su padre, el expresidente del Senado Javier Rojo, ya retirado de la política activa pero al parecer aún con el gusanillo en el cuerpo. Coincidieron en la entrada con otro veterano de la política alavesa, el parlamentario del PNV y ex diputado general de Araba, Xabier Agirre. Entre los invitados, los presidentes del EBB y del Bizkai Buru Batzar del PNV, Andoni Ortuzar e Itxaso Atutxa, que hicieron acto de presencia en compañía del portavoz parlamentario de los jeltzales, Joseba Egibar.
En la planta noble del Parlamento esperaban, minutos antes de que el lehendakari comenzara su discurso, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), Juan Luis Ibarra, y el fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, que departían cada uno por separado con otros invitados. El lehendakari José Antonio Ardanza llegó puntual, así como el diputado general de Araba, Ramiro González. Solo unos minutos más tarde se acercaron al palco de autoridades los diputados generales de Bizkaia y Gipuzkoa, Unai Rementeria, y Markel Olano, completando así un dibujo de poder foral netamente jeltzale, precisamente el mismo día en que Urkullu acuñaba desde la tribuna de oradores el término “nación foral”. Más presencia foral: las de los presidentes de las Juntas Generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, Pedro Elosegi, Ana Otadui y Eider Mendoza. En la sesión de la tarde también se sumaron otros representantes institucionales, como la diputada de Empleo de Araba, la socialista Cristina González. Destacaron entre los invitados numerosos cargos y asesores del Gobierno vasco, como el secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández; la directora de Víctimas, Monika Hernando; la responsable de Gogora-Instituto de la Memoria y la Convivencia, Aintzane Ezenarro; y el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo.
Más madrugador fue el parlamentario socialista Txarli Prieto, que llegó al Parlamento a primera hora de la mañana para esquivar los flashes de las cámaras, un día después de que el TSJPV ordenara que declare como imputado por hurto y malversación en unas obras en sedes del PSE.
La nota de color en un paisanaje político, por cierto, poco dado a airear las vidas privadas, fue la anécdota protagonizada por Hasier Arraiz, que comenzó su discurso reconociendo que va a ser aita de gemelas, y recordando la próxima paternidad de Borja Sémper. Eso sí, no lo hizo en un arranque incontrolado de lógica euforia, sino para aludir al futuro que quieren los políticos para sus hijos. Urkullu se hizo eco de las buenas nuevas y felicitó a ambos, así como a todos los padres y madres de la Cámara.
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