Madrid - La Audiencia Nacional condenó ayer a penas de seis años de cárcel a siete miembros de la “rama juvenil de ETA”, Segi, por un delito de pertenencia a organización terrorista; mientras que decidió absolver por falta de pruebas a otros nueve acusados, así como a los doce restantes a quienes la Fiscalía retira la acusación.
La sentencia considera culpables a Marina Sagastizabal, Ainhoa Villaverde, Aiala Zaldibar, Bergoi Madernaz, Igarki Robles, Xabat Moran e Ibon Esteban de un delito de integración en organización terrorista. Por su parte, absuelve a Julen Joseba Zuaznabar, Ruben Villa, Xabier Bidaurre, Garazi Autor, Oihana Lopez, Xabier Arina, Ander Maeztu, Eneko Villegas e Imanol Salinas del delito de pertenencia a banda terrorista que se les atribuía.
El tribunal considera probado que Sagastizabal, Villaverde, Zaldibar y Madernaz participaban en asambleas en el barrio gasteiztarra de Judizmendi en las que transmitían “las directrices” de Segi y “las actividades a realizar para seguirlas, tales como la colocación de carteles relativos a dicha organización o la ejecución de pintadas”. Según la sentencia, Robles, “conociendo el carácter terrorista” de la organización, era “responsable” de Segi en el barrio de Aranbikarra mientras que Moran Ruiz era el cabecilla de la organización en Bilbao, mientras que Esteban lo era en Iruñea. A este último se le incautó un manual para fabricar cócteles molotov.
Los magistrados Angela Murillo, Carmen Paloma González y Juan Francisco Martel destacan la “militancia activa” en la organización satélite de ETA de los siete condenados y toman en cuenta los efectos intervenidos en sus domicilios, así como las declaraciones autoinculpatorias e incriminatorias de otros acusados que fueron ratificadas en fase de instrucción en el juzgado.
En cuanto a las denuncias de malos tratos expuestas por los acusados, los magistrados afirman que no se han acreditado “en lo más mínimo”, no han aportado partes de lesiones ni ha prosperado una sola de ellas en los tribunales. Destacan por ser especialmente “significativa” la actitud de los procesados en el juicio cuando oían o veían a los policías a los que acusaron de torturas. “Tal actitud no arrojaba precisamente síntomas de estrés, de depresión, de angustia vital referidos por los peritos particulares en las entrevistas que con ellos mantuvieron pocos meses antes y transcurridos más de tres años de los hechos”, añaden. - Efe