Bilbao - El miembro de ETA Sergio Polo fue condenado a un siglo de cárcel por un atentado con bomba lapa que fue adosada al coche del capitán del Ejército Juan José Aliste y que al estallar le produjo la amputación de ambas piernas, por lo que también deberá abonar a la víctima una indemnización de un millón de euros.
Cinco minutos antes de que estallara la bomba, el 10 de noviembre de 1995, se habían bajado del coche la hija del militar y tres compañeros del instituto a los que trasladaba en su vehículo al centro escolar desde su casa en la calle Acacias, de Salamanca. Por todo ello, la sección segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional condena a Polo por cinco asesinatos frustrados, al entender que salvaron la vida por “puro azar”.
La investigación de este atentado se archivó por falta de autor conocido en 1997, pero volvió a reabrirse en 2003 a petición de la Fiscalía, a la luz de un informe de la Comisaría General de Información de la Policía que daba cuenta de la existencia de pruebas que permitían atribuir este atentado a Sergio Polo.
Carta de ‘anboto’ La prueba principal fue una carta mecanografiada en euskera remitida por Soledad Iparagirre, Anboto, a Lur, alias que el tribunal da también por acreditado que corresponde a Polo, y que fue intervenida en 2006 en el domicilio de este en Pasaia. En esa misiva, la remitente analiza este atentado, el único perpetrado en Salamanca en aquellas fechas, y, a modo de autocrítica, comenta: “No sabíamos que le habías metido tanto material, ¡Y encima sale vivo...! Nos dices que tuviste problemas para instalar la lapa en el coche, pero puede haber dos factores”.
Apoyándose en estas líneas, y otros indicios, el tribunal considera probado que fue Polo quien, en la madrugada del 10 de noviembre de 1995, colocó en los bajos del vehículo del capitán de infantería del Ejército Juan José Aliste un artefacto explosivo compuesto por una cantidad aproximada de entre 1.200 y 1.500 gramos de clorato sódico con unos 800 gramos de multiplicador de alto explosivo.
Tras darse a conocer la sentencia, Juan José Aliste afirmó que esta condena “cierra un ciclo” que tenía pendiente y que le queda la satisfacción de que el terrorista “ha sido juzgado y condenado”. Aliste hizo hincapié en que “ya” se puede “olvidar del tema”, aunque sus dos piernas amputadas se lo recuerdan todos los días porque “tengo que vivir con ello”. - Efe