UN partido que se precie debe valorar que la imagen tiene enorme importancia. De hecho, todos los políticos están asesorados. Hemos pervertido el mensaje, pero la gente mira más la estética del líder que su discurso; la imagen de los políticos vascos también se está adaptando a las nuevas demandas sociales”, subraya Isabel Muela. La irrupción de formaciones como Podemos, con un Pablo Iglesias alérgico a la corbata y con una coleta como signo de identidad estética, o con un flamante ministro griego de finanzas, Yanis Varoufakis, trending topic en las redes en su visita oficial a Alemania a principios de febrero por su atractivo estético y social, deja claro que el lenguaje no verbal tiene mucha importancia y que los mensajes nos llegan no solo a través de las palabras, sino de otras vías de comunicación, como son la forma de vestir, los gestos... “Los políticos, y las personas en general, que quieren convencer a los demás de algo tienen que emplear todas esas vías -gestos, indumentaria, ritmos de manos, miradas, de la boca...- porque la mayoría de los votantes no son intelectuales, son gente normal que funciona con la afectividad”, asegura Fernando Zarraiz Oteo, psiquiatra y psicólogo clínico de la Universidad de Navarra, quien coincide con Isabel Muela, experta en Comunicación e Imagen Personal, en la importancia del lenguaje no verbal en todos los ámbitos de la vida de las personas y más en el área política.

Consideran que la gente se acuerda poco de lo que les dicen y también poco de lo que hacen sus representantes y mucho más de cómo les hacen sentirse. “Si uno se encuentra bien cuando escucha y ve a alguien, el sentimiento mueve a favor; si siente malestar tiende a rechazar a esa persona. La idea, al igual que en la publicidad y en los anuncios, es hacer que la gente genere sentimientos positivos. Porque el ser humano se mueve con dos motores: el de la voluntad que sigue a la razón, que juzga lo que está bien o mal; y el otro motor es la afectividad que empuje hacia donde me voy a sentir bien y en dirección contraria a donde me voy encontrar mal. La fuerza de la afectividad es enorme”, recalca el psicólogo clínico.

Lenguaje corporal Aunque se tiende a simplificar pensando que nos expresamos solo por las palabras, la tozuda realidad nos indica todo lo contrario. Una persona puede decir que está bien, pero la cara señalarnos que está mal, porque la cara es el espejo del alma. “La gente se fía más del lenguaje corporal que es más difícil de utilizar para engañar; lo normal es que una persona pueda decir con palabras una mentira, mientras que su cara, su cuerpo y su gesto dice más sinceramente las cosas”, dice Zarraiz.

Los gestos, el ritmo de la boca, la forma de vestir o peinarse, todas las formas de adornar el cuerpo dicen algo. “Hay gente que trata de ser gris y otra que quiere llamar la atención porque está orgullosa de sí misma y usa ropa de llamativos colores; todo esto es lenguaje no verbal”. ¿Por qué el cambio de indumentaria de los políticos varones? “Hasta hace poco se ponían corbata y americana y eso les hacía estar bien, elegantes. Cuando vemos a una persona elegante y bella le añadimos virtudes: es bueno. Porque la elegancia se asocia con la bondad. Al contrario, una persona mal vestida va unida a la maldad; la falta de elegancia, mentalmente se asocia a cosas negativas”, explica Zarraiz.

Como en las películas, la chica guapa y elegante es buena, no puede ser la mala. En esta línea, “antes, cuando los políticos querían dar la impresión de que eran buenos y había que votarlos, se ponían elegantes y guapos; les hacían peinados, incluso les maquillan en la televisión... porque la belleza va con la bondad. Por eso la mayoría de los políticos se muestran elegantes y guapos, porque quieren crear una impresión afectiva positiva”.

Pero esto está cambiando, porque durante años los políticos y banqueros han hecho muchas cosas malas y la gente ha condicionado/unido elegancia/corbata con maldad, con corruptos, delincuentes, mentirosos (Rato, Bárcenas...). “Antes lo natural era asociar elegancia con bondad. Ahora, por la realidad que se vive se asocia ser elegante con corrupción; si vas vestido normal eres bueno, no eres pervertido, no eres casta. Los mensajes que se han lanzado a la gente han calado: los elegantes, los de corbata, los políticos, los banqueros son malos; los buenos y los elegantes son los descorbatados”, explica el doctor Fernando Zarraiz.

Cuando ahora quieren provocar un sentimiento positivo para caer bien, que les quieran, que les voten, los líderes deben huir de la apariencia que ha sido determinada por reflejo condicionado a maldad, corrupto, engaño y mentira. Se alejan de la indumentaria tradicional o ponen toques distintos. “El lenguaje corporal, la vestimenta y actitud, es crear un mensaje subliminal de bondad, honradez y sinceridad para que en la gente surjan sentimientos y emociones positivas hacia ese personaje”.

ambio de uniforme Lo que ha cambiado es que las maneras antiguas que se asociaban a bondad se han corrompido y ahora suponen corrupción, engaño y mentira y hay que quitarse ese uniforme y ponerse uno de honradez y sinceridad.

Sin embargo, a veces nos sorprenden personajes que no son estereotipos de belleza ni de buen vestir y nos preguntamos por qué nos caen bien o por qué empatizan con la ciudadanía, por ejemplo el expresidente de Uruguay. José Mujica. “Hay algunos personajes como el citado o García Márquez, Del Bosque..., a los que se les ha asociado una aureola de santidad, de bondad, de honradez y la gente ve esa aureola de buenos; no la ven en otras personas. Se les añade un halo de bondad a aquellos personajes que proceden de una serie de cosas. Igual que al expresidente de Brasil, que era sindicalista. Se les pone una aureola aunque luego se les puede quitar con el tiempo. Pero es una aureola que todo el mundo ve aunque no exista físicamente. Proyecta la percepción de haber oído o sabido cosas de esa persona”, relata Isabel Muela.

El sistema educativo actual prepara generaciones para el éxito profesional, social, saber idiomas, sacar buenas notas. Los líderes actuales son vendedores de su imagen más que de unas ideas. Hay una hipertrofia de conocimientos y habilidades para triunfar en los trabajos pero no en las relaciones interpersonales; no se enseña empatía ni a conocer la afectividad de uno, a controlar las emociones, a ponerles nombres. No se conoce una parte importante del ser humano que es la afectividad que tiene mucha fuerza, que es el segundo motor y a conocer qué cosas influyen en la afectividad. “A saber cómo me están manipulando; la empatía personal no se estudia, por eso ha surgido la inteligencia emocional para hacer ver que no todo es la inteligencia racional”, dicen los expertos.

vendedores de imagen Según los expertos en comunicación, los líderes actuales son vendedores de su imagen más que de unas ideas. La gente no sabe los programas y no se acuerdan de ellos, “porque ya sabe que son para las elecciones, pero nadie los cumple”. “Por eso los partidos saben que lo que hay que vender es imagen, votar a un personaje, como hay que votar a Messi, Ronaldo... hay que vender una imagen. Eso significa que la ciudadanía tiene que emocionarse positivamente con el personaje, ser seducida afectivamente; hay que enamorarse de ellos para seguirles, aunque me defrauden y no cumplan el programa”, reflexiona Zarraiz.

“Los ciudadanos aunque racionalmente sepamos que el líder no se ha portado bien, si estamos seducidos por él y su imagen, le seguiremos votando. Lo que se recuerda es la memoria afectiva, no lo que se ha hecho, sino el qué bien me sentí, cómo me gustó cuando habló; el recuerdo histórico se pierde”, sentencia.