bilbao - Gervasio Gabirondo fue el primero de la primera promoción de la Ertzaintza hace ya 32 años. Ha visto desde dentro el nacimiento, la evolución y la madurez de una institución cuya media de edad es de 46 años y que corre el riesgo de envejecer si no se produce una renovación de sus efectivos. Por eso, y por razones de amortización de la inversión que supone cada ertzaina, cree indispensable que los candidatos a ertzaina no superen los 35 años.

La OPE de 120 nuevos ertzainas está recurrida ante los tribunales porque su departamento se niega a ampliar la edad de los aspirantes más allá de los 35 años. ¿Por qué no quieren permitir a los mayores de esa edad aspirar a ser ertzaina?

-Es una cuestión de realidad. Para ser un agente de policía hay que tener unas condiciones determinadas. Además, el futuro ertzaina no solo tiene que superar unas pruebas de selección sino que luego tiene que pasar un periodo de formación académica y práctica muy fuerte que se prolonga durante dos años. Es una inversión muy fuerte que debe ir amortizándose en el tiempo porque se espera que ese esfuerzo económico de toda la sociedad se recupere y retorne a la ciudadanía. También hay que tener en cuenta otras normativas internas que afectan a la longevidad del ertzaina como es la que prevé la jubilación a los 60 años, los 35 años obligados de servicio? Atendiendo a estas normativas un agente mayor de 35 años, no podrá jubilarse a los 60 años porque no cumpliría con los requisitos para jubilarse a esa edad. La suma no da.

¿Es sostenible ese modelo?

-Lo deseable y lo sostenible sería incluso un tope de edad menor. Los agentes se hacen mayores y los estamos retirando de la calle con 56 años. Hay medidas pactadas con los sindicatos en razón de las cuales los agentes pueden dejar de prestar servicio a los 56 años. ¿Vamos a incorporar a nuevos agentes de 40 años para que en pocos años estén fuera de servicio? ¿En qué quedaría toda la inversión realizada? Los sindicatos dicen que cada vez necesitan jubilarse antes pero, por otro lado, se plantean medidas en las que los agentes van a tener que estar trabajando con 65 años o más. Es una incongruencia.

Con una media de edad de 46 años, ¿es la Ertzaintza una policía envejecida?

-Considero que es todavía una edad razonablemente buena para prestar servicio, pero no tenemos que perder de vista que hay que empezar a tomar medidas para ir rejuveneciendo esa plantilla para que esa edad media baje. De ahí nuestro empeño en que la OPE se limite a candidatos que no superen los 35 años y repetir estas convocatorias de manera anual de una forma normativizada para proceder a la renovación. En los próximos diez o doce años la mayoría de la plantilla va a entrar en edad de poder jubilarse.

Eso será con permiso del Gobierno español, porque Madrid ha amagado con recurrir la OPE ante el Constitucional en este caso para limitar el número de plazas de la convocatoria.

-Lo único que esperamos es que el Gobierno español sea responsable porque al final esta policía perdurará en la medida en que no se nos limite el número de plazas de las convocatorias. Si en los próximos diez años tenemos que renovar alrededor de 3.500 agentes, si se nos limita esa cifra al diez por ciento solo podríamos incorporar 350. Es un absurdo y por eso creo que finalmente el Gobierno español no bloqueará las convocatorias, aunque no sea más que por un principio de realidad.

En las últimas semanas le llueven las críticas desde partidos y, sobre todo, sindicatos que le acusan del “caos organizativo” de la Ertzaintza. ¿Está colapsada la institución que dirige?

-Basta con ver la realidad de todos los días para desdecir esa afirmación. La Ertzaintza está funcionando todos los días, a todas horas, prestando los servicios que se le demandan, atendiendo las necesidades que se producen. Eso demuestra que no hay ningún caos ni organizativo ni estructural. Entiendo que los sindicatos se sientan incómodos ante un proceso de cambio. Es normal que las modificaciones supongan un reajuste y eso significa cierta incertidumbre, aunque procuramos que afecte lo menos posible.

Los sindicatos denuncian falta de personal, y que se está pidiendo a patrulleros de seguridad ciudadana que suplan esta carencia y se apunten voluntarios a recoger denuncias ciudadanas sin formación ni contraprestación alguna.

-Se ha dado mucha importancia a la recogida de denuncias por parte de los ertzainas pero hay que recordar que el ertzaina es también un agente de policial judicial y debe prestar colaboración a la autoridad judicial. Dentro de su formación está el recoger una denuncia, cualquier agente conoce los conceptos para realizar un atestado y formalizar una denuncia y debe hacerlo. Para ello no hace falta más que un papel y un bolígrafo, no es necesario un ordenador. Otra cosa es que se hayan tecnificado todos estos sistemas y los utilicemos porque facilitan las cosas. Evidentemente hay especifidades técnicas que las conoce quien ha tenido una formación añadida como puede ser una inspección ocular, o levantar una huella o evidencia. Se está trasladando la sensación de que se están suplantando los papeles, pero lo cierto es que partimos de que cada agente hace lo que le corresponde y colabora con otros agentes en lo que le corresponde. Es lo que llevamos haciendo durante 32 años, no es nuevo. Por eso sorprende que ahora se quejen porque tienen que recoger denuncias.

¿Hay falta de personal?

-En estos momentos tenemos una plantilla aproximada de 7.920 ertzainas sobre un tope legal de ocho mil. Así pues hay un déficit de unos 80 ertzainas. El año pasado introdujimos algunas modificaciones en esas estructuras con la finalidad de trasladar más recursos disponibles, efectivos y operativos. Ahora queremos introducir un nuevo cambio de concepto por el cual se considera que el ámbito de actuación del ertzaina es toda la CAV. Si alguien está destinado en una comisaría o unidad determinada no significa que tiene que dar servicio a esa unidad exclusivamente, sino que tiene que darlo allí donde sea necesario. Las plantillas se tienen que complementar dependiendo de las circunstancias, es decir, de si hay fiestas, eventos deportivos, culturales o manifestaciones, de forma que los recursos disponibles no sean solo los de la unidad o la comisaría de turno, sino que puedan contar con un espectro más amplio. Efectivamente, se están dando casos de agentes de una comisaría que en un momento o circunstancia determinada tienen que desplazarse hasta otra comisaría para dar el servicio o hacer frente a una situación. Pero esto no es nuevo, de hecho ya se hacía antes.

¿Se está resintiendo la atención y el servicio al ciudadano?

-No, no más de lo que pasaba antes y hacemos todo lo posible para mejorar a través de las medidas que estamos adoptando, reestructurando algunas unidades o con la gestión conjunta de comisarías para tener más recursos disponibles para que la ciudadanía esté mejor atendida. Tenemos un ejemplo claro en las comisarías de Azkoitia y Zarautz, cuya gestión conjunta ha funcionado durante el último año y ha permitido una mayor presencia de patrullas uniformadas en la calle, lo que ha supuesto estar más cerca de la ciudadanía y dar una respuesta más rápida, poder atender operativos en los que antes había dificultades, y poder atender zonas de riesgo que antes no se atendían debidamente. Y nos consta que los alcaldes y representantes municipales de esas zonas se han hecho eco de que ha mejorado la situación en general.