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Los separatistas flamencos arrasan en Bélgica

BRUSELAS. La aplastante victoria de los separatistas flamencos (N-VA) en las elecciones legislativas y regionales celebradas hoy en Bélgica abre interrogantes sobre el futuro gobierno federal y renueva el temor a una nueva crisis política como la vivida tras los comicios de 2010.

El panorama se perfila parecido al de hace cuatro años: los independentistas son el partido más votado en la región de Flandes y los socialistas del PS son mayoría en Valonia y Bruselas.

Dos partidos con visiones antagónicas tanto en materia socio-económica como institucional y que, durante la campaña, no han dejado entrever ninguna posibilidad de acercamiento, aunque tampoco han descartado abiertamente un posible pacto.

La diferencia con respecto a 2010 es que los separatistas han logrado en estas elecciones un importante avance, que los convierte casi en inevitables socios de gobierno, tanto a nivel regional como federal.

El líder del N-VA y alcalde de Amberes, Bart De Wever, ha repetido durante la campaña que su prioridad es estar en la futura coalición federal (de la que ahora no forma parte) y que, para ello, intentará llegar a un acuerdo previamente con los partidos de la región de Flandes.

En un discurso en la sede del N-VA, cuando se dieron a conocer los primeros resultados, De Wever valoró que los flamencos hayan optado "por el cambio", y prometió esforzarse por lograr pronto el apoyo de otros socios para formar una coalición "fuerte y lógica para Flandes".