GERNIKA no solo fue objeto de un criminal bombardeo. Ni tampoco solo un cuadro. La villa foral del territorio histórico en 1913 conoció una huelga con un final digno de película. En el centenario de la efemérides, el grupo de teatro Banarte Antzerki Taldea de Abadiño estrenará en octubre esta apasionante historia que enfrentó a los vecinos conocedores del progreso de una ciudad como Eibar con los altos estamentos del tradicionalismo más enraizado de la villa Guernica-Lumo de la época. Gracias al entusiasmo de Banarte, con el eibarrés Rafa Herce como guionista del relato y uno de los actores a la cabeza, serán muchas las personas que descubran un episodio "poco conocido. A raíz de hablar de ello, amigos míos han caído en la cuenta de curiosidades vividas tanto en Eibar como en Gernika", valora. La obra de teatro llevará por título Guernica 1913.

Este trabajo dramático está basado en el estudio histórico Gernika-Lumo, 1913. Industrialización, movimiento obrero y conflicto social: la huelga de Esperanza y Unceta, que en 2000 publicó la agrupación Gernikazarra Historia Taldea y firmó José Ángel Txato Etxaniz Ortúñez. En lo sucesos de 1913 germina el hecho mismo del nacimiento de la sociedad vasca actual. "En ella, la industria se ha convertido en una cuestión identificatoria, en la que los valores del movimiento obrero y las luchas de clase mezclados con la tradición secular han dado un carácter grupal claramente diferenciado del resto de las comunidades vecinas, propio de las sociedades modernas y posindustriales", explican desde Banarte.

Pero, ¿qué es lo que ocurrió? ¿Qué germinó en Eibar y aconteció en Gernika? ¿Qué dos mundos chocaron como si de dos locomotoras de ferrocarril se trataran? Rafa Herce, con una voz propia de doblaje, hace abrir tanto los ojos como los oídos para conocer lo que ocurrió 24 años antes del bombardeo fascista sobre Gernika. En sus manos, un informe del historiador Txato Etxaniz contextualiza lo que va a interpretar: "La industrialización de Gernika-Lumo no estuvo exenta de polémica y conflictos. Su inicio en el año 1913 suscitó en el seno de la propia localidad opiniones a favor y en contra de la misma, motivadas por el traslado desde Eibar a la villa foral de una empresa fabricante de pistolas, Esperanza y Unceta, con sus obreros y familias. La ideología societaria y socialista de estos, su activismo sindical, sus reivindicaciones laborales, causaron impacto. La pronta convocatoria de una huelga, su duración y conflictividad terminó por conmocionar la plácida vida local", recoge el historiador de Gernizarra Historia Taldea.

Trabajo gremial

En Eibar vivía una sociedad que trabajaba de una forma muy gremial, por ejemplo, en la producción de armas. Diferentes personas se especializaban en sus lugares de trabajo en la realización de una pieza o labor. Grandes firmas que hemos conocido décadas atrás por otras fabricaciones comenzaron siendo armeras, caso de Alfa, Orbea, GAC o BH. "Era una sociedad muy concienciada e igualitaria, así como librepensadora. Todos eran iguales", valora Herce, quien va más allá: "Por algo en Eibar se proclamó la República antes que en el resto del Estado". Según relata, antes de que surgieran sindicatos como ELA o UGT, en Eibar ya existía la Sociedad de Obreros Pistoleros. Herce rescata aquí una creencia que, según argumenta, no es cierta. "El socialismo eibarrés es autóctono, no viene de la emigración. Eran personas que se autoformaban, hablaban en euskera de Eibar con conciencia, caso de Aquilino Amuátegui o Marcelino Bascaran, bisabuelo de la que llegará a ser alcaldesa de Eibar", analiza.

Para entonces, la minería ya tenía su poder en la margen izquierda. En 1901, nacía la Acería Integral Altos Hornos de Vizcaya. Gernika ya contaba con ferrocarril. Juan Tomás Gandarias era un hombre rico muy conocido, monárquico. Él fundó los altos hornos y el Banco Urquijo... Sería parte de Iberia, de Renfe; fue político. Fue, además, gerente de la línea ferroviaria Gernika-Amorebieta. Este hombre originario de Arratzu decide que, al haber tren en Gernika-Lumo, podría industrializar la zona y "poder seguir aumentando su riqueza". Gandarias contacta con la empresa eibarresa Esperanza y Unceta, famosa en la época por producir el revólver Campogiro, reglamentario del ejército español.

Según valora Herce, a la empresa le iba bien y tenía una serie de objetivos en mente. El primero, que pretendían ampliar la fábrica. Además, "querían escapar del sindicato de obreros pistoleros, así como de la vigilancia de la competencia local", enumera. La cuarta meta sería que, con la llegada del oscense Esperanza, quiso romper la forma de trabajo gremial que daba fuerza a los trabajadores. "Abogó por poner máquinas que pudieran hacer funciones que llevaban a cabo los obreros. Además, así al empleado no le haría falta saber de nada y rompía la especialización", explica el también productor de la obra Guernica 1913.

Traslado de Eibar a Gernika

Con Esperanza y Unceta dispuesto a irse de Eibar y con el interés de Gandarias en Gernika, en enero de hace un siglo el Ayuntamiento de la villa foral aprobó en pleno ayudar a esta firma a trasladarse al municipio "cediéndoles un terreno, construirles un pabellón y donarles 45.000 pesetas de la época para ayudar al traslado".

Mientras la Gernika más tradicionalista se oponía por desconfianza, entre febrero y mayo se levantó el pabellón. Aprovechando la fiesta de San Juan se trasladaron las máquinas de la ciudad de Gipuzkoa a la villa vizcaina y en julio del mismo año ya se estaban produciendo pistolas. Un total de 87 familias de la empresa en Eibar se vieron obligadas a emigrar a Gernika. Los tradicionalistas temían que fueran ateos, anticlericales... y que la unión "divina" entre jauntxos e iglesia perdiera poder. Entonces se convoca huelga por haber faltado un operario un día al trabajo, poniendo en su lugar a otro y pagándole menos. La sociedad de obreros ya organizada en Gernika se planta y sale a la calle. "Fue un escándalo que se fuera contra el empresario, algo inaudito allí", agrega Herce.

En Eibar se creó una caja de resistencia para los obreros que deciden volver a Eibar. "Y lo cumplen. Ahora bien, ahí lo épico. Dejaron a cuatro trabajadores a enseñar el oficio a los nuevos empleados. Y, perdido el trabajo, no se fueron de escondidas, sino con banda de música hasta el tren y una vez subidos a él, cerraron las cortinas que daban a la empresa y despidieron por las otras ventanas al pueblo que salió a despedirles".