Quienes conocen a Andoni Ortuzar coinciden en que cuenta con tablas para dirigir el PNV. No solo porque hasta ahora haya presidido el Bizkai Buru Batzar, sino porque ya tuvo que enfrentarse a la tarea de coordinar y liderar equipos durante su paso por la Secretaría General de Acción Exterior del Gobierno vasco, y por la dirección general de EITB. Sus inmediatos colaboradores destacan su destreza a la hora de formar grupos y hacerlos funcionar sacando lo mejor de cada uno de sus integrantes, cometido en el que habrían influido el don de gentes y el buen humor que aplauden quienes se han codeado con el jeltzale. "Es el perejil de todas las salsas", ilustra un buen amigo de Ortuzar. "Es un mago de la sonrisa, su mejor aliada en los momentos más difíciles", apunta otro. Sin embargo, hay quien avisa: "Sabe ponerse serio. En una ocasión, volvíamos de una celebración, y quise convencerle de continuar la fiesta.

Me dijo que no, porque tenía que trabajar, pero yo insistía. Me expulsó del coche".

Apasionado de las setas, le encanta cocinar platos a la parrilla para sus amigos, y quienes lo conocen lo consideran un experto gastronómico y se toman muy en serio sus recomendaciones. No obstante, hay un ingrediente que nunca aparecerá en sus platos: el plátano. Debido a su alergia, las macedonias que le prepara su hermana mayor nunca llevan una sola pizca de esa fruta. El poco tiempo libre del que dispone se lo dedica a su compañera Miriam y a sus hijas Garazi y Maddalen, así como a su perro Batu. También desconecta jugando a pala, viendo los partidos del Athletic, y escuchando a Benito Lertxundi.

En el ámbito laboral, prefiere que su equipo trabaje en espacios abiertos y luminosos, y puso empeño en trasladar a Sabin Etxea esa disposición de los muebles que implantó en EITB. En las reuniones, toma pocas notas pero sabe escuchar, y le agrada hacer que los presentes se sientan partícipes de las conversaciones. Son conocidas su facilidad de palabra y su manejo de las distancias cortas.

FAMILIA HUMILDE

Andoni Ortuzar nació en Sanfuentes el 13 de julio de 1962 tras un parto que duró días y culminó con una cesárea practicada a su ama recientemente fallecida, Lucía Arruabarrena, a quien consideraba una auténtica "matriarca del clan" que no tuvo adolescencia y que, desde muy joven, tuvo que dedicarse a vender leche en Portugalete. Poco después vendería carbón y leña para garantizar que sus tres hijas y su hijo pudieran estudiar lo que desearan, y para complementar los ingresos de su marido camionero.

El joven Ortuzar creció jugando interminables partidos de fútbol en la campa de Santa Lucía, aunque sus amigos también lo recuerdan con un spray en la mano, pintando la k sobre la c en el cartel de Barakaldo. "Era sabiniano e independentista a tope. También pintaba por las calles las siglas del grupo Resistencia Civil Euzkadi, la pintada más popular entre los grupos de militantes del PNV", añaden. De él destacan su especial sensibilidad social y su afiliación al sindicato ELA desde su primera nómina.

Apodado Ruco en su cuadrilla, se crió en un hogar de ideas abertzales -también era pariente del presidente del EBB Juan de Ajuriaguerra-, y terminó afiliándose a EGI, las juventudes del PNV, con 14 años. Más tarde, pasaría a formar parte de la escolta de la formación. El partido jeltzale, al igual que otras formaciones como la socialista o la comunista, contaba con un cuerpo de voluntarios que se encargaban de velar por la seguridad en los actos públicos antes de la creación de la Ertzaintza.

RELACIÓN CON URKULLU

Tres años después de ingresar en EGI, conocería a Iñigo Urkullu, con quien terminó fraguando una gran amistad. En cuanto a la posibilidad de que esa química juegue a favor de la armonía entre el partido y el Gobierno ahora que Ortuzar y Urkullu ocupan la máxima responsabilidad en esas plazas, las mismas fuentes consideran que "cada uno sabe el papel que le corresponde".

"Andoni ha estado en el Gobierno, y ha vivido de primera mano los roces entre el Gobierno y el partido. Iñigo, por su parte, lo ha vivido desde la formación. Antes de tomar una decisión, se pondrán en la piel del otro", auguran. Fuentes de otros ámbitos los dibujan como a la pareja ideal. Destacan su complicidad y confianza, la forma en que se respetan mutuamente y se dan libertad, y su coincidencia a la hora de pensar que "todo es posible en relación al futuro de Euskadi".Los dos forman parte de la generación de jobuvis, término acuñado por el periodista Ramón Mur para referirse a los jóvenes burukides vizcainos que buscaban modernizar el PNV. Ortuzar trabajó con Mur en DEIA y, aunque nunca ha sido amigo del concepto jobuvi, sí ha despertado su simpatía la originalidad del acrónimo, ya que le recordaría al periodista, conocido por su humor.

CÍRCULO DE CONFIANZA

Más allá de los jeltzales con los que pudiera haber coincidido en su juventud, el círculo de confianza de Ortuzar lo conformarían, además del lehendakari, los burukides Joseba Aurrekoetxea e Iñaki Goikoetxeta, el diputado general de Bizkaia José Luis Bilbao, el parlamentario Iñigo Iturrate, el diputado Aitor Esteban, y el miembro del BBB Xabier Sagredo. Tiempo atrás llegó a protagonizar escenas de tensión y crispación, incluso ante terceros, con el presidente del GBB Joseba Egibar, si bien ambos supieron hacer el esfuerzo de reconducir su relación para afianzar su amistad, confianza y respeto mutuo. Desde el partido apuntan que Ortuzar y Aurrekoetxea han sido los principales artífices de la unidad del PNV en torno a Iñigo Urkullu, desde una fluida relación con Egibar.

Sus coetáneos recuerdan a un Ortuzar muy comprometido desde joven, que vivió en primera persona las crisis internas desatadas en el partido en Bizkaia durante las épocas de Antón Ormaza y Sabin Zubiri. Las mismas fuentes vuelven a poner sobre la mesa el don de gentes del jeltzale para recordar cómo se reconcilió con Ormaza, protagonista de la primera escisión del PNV en democracia, poco antes de que falleciera. Se fundieron en un emotivo abrazo.

A pesar de su pasión por la política, el periodismo era otra de sus grandes inquietudes. Cuentan que, para licenciarse en ciencias de la información, tenía que acudir en moto a la universidad de Leioa, hasta que un buen día se la robaron. Y fue un buen día, en efecto, porque por fin pudo respirar tranquilo: le daba miedo y frío montar en ella.

Al ser uno de los pocos alumnos que compatibilizaban estudios y trabajo, era habitual verlo ante la pizarra explicando trucos a sus compañeros. Durante esa época no olvidó sus inquietudes políticas ya que, en su segundo año de carrera, formó parte de las candidaturas de Ikasle Abertzale Batzordea en las elecciones a la junta de la facultad y del claustro de la UPV/EHU. Detrás de esa plancha se encontraba EGI y, en concreto, José Luis Bilbao.

Recorrió todas las aulas presentando su programa en un hostil contexto dominado por las diferentes izquierdas radicales de la época, y "no faltaron los abucheos en algunas clases a los jóvenes del PNV, pero obtuvieron un buen resultado y la elección de un representante de su lista", recuerdan sus coetáneos.

Siendo un veinteañero, mientras se encontraba ejerciendo de periodista en DEIA -donde llegaría a ser jefe de Política y Laboral-, se encargó de informar sobre el proceso interno del PNV que llevó a la escisión de EA, y dicen que sabía trabajarse como nadie a las telefonistas y secretarias de la sede jeltzale. Además, comenzó a tirar del hilo del caso GAL con Ricardo Arques.

Sin embargo, uno de los pasajes más determinantes en su trayectoria se remonta a la entrevista que tuvo realizar a Juan Ramón Guevara, consejero de Presidencia con el lehendakari Ardanza. Prolijo en sus explicaciones, Guevara puso en un aprieto a Ortuzar, quien trabajó con esmero para recortar las declaraciones del consejero y ponerlas en orden. Guevara le pidió que le dejara ver el texto antes de publicarlo, y el periodista accedió. Al consejero no le gustó lo que leyó.

La entrevista debía publicarse un domingo, y Ortuzar propuso quedar el sábado para rehacerla de tal manera que comprendiera lo que el consejero quería transmitir y que el consejero, a su vez, se viera reflejado en las declaraciones. Fue así como se conocieron y, a raíz de ese encuentro, Guevara terminaría llamando al periodista para que lo acompañara a Lakua como jefe de prensa. Ocuparía el puesto de asesor en 1987.

EN EL EXTERIOR

Su andadura en el Gobierno no acabó ahí. En 1992, el lehendakari Ardanza se fijó en él y lo fichó para Acción Exterior, donde pasaría a trabajar con Iñaki Goikoetxeta como coordinador de la Secretaría General. Más tarde sería el responsable del área y, a raíz de ese paso por la diplomacia vasca, pasaría a ser apodado El Ministro por compañeros de filas como José Luis Bilbao. "Hizo un gran trabajo, sobre todo con las colectividades. Todavía hay miles de vascos en todo el mundo que lo recuerdan perfectamente. Él impulsó los primeros viajes que se hicieron en la época, y que siempre acababan en encuentros al máximo nivel en Cuba, México, Argentina, Brasil...", explican fuentes de aquel gobierno, que también hablan de su trabajo para esclarecer el fraude en las ofertas públicas de empleo de Osakidetza, cuando Sanidad era dirigida por el PSE: "Se necesitaban pruebas, y nadie las encontraba. Él consiguió un fax con un remitente que se convirtió en una prueba que acabó en condenas".

En 1999 regresó al periodismo, en esa ocasión como director general de EITB. Quienes coincidieron con él recuerdan cómo apostó por la digitalización, y sitúan entre los hitos de su gestión el traslado de la sede de Iurreta a Bilbao, la consecución del mayor nivel de audiencia en la historia del ente, y el logro de la Q de oro. "Siempre le ha gustado innovar", dice un conocedor de su labor.

Lo describe a través de metáforas. Cree que ejerció a la vez de anfitrión y cocinero, porque era él quien recibía a los directivos y, al mismo tiempo, los invitaba a un txoko y preparaba la cena, o bien los llevaba a un restaurante en el que conocía a todo el personal. Pero también cree que era a la vez portero y delantero. Portero, porque él paraba todos los balones complicados, al encargarse de las relaciones con los partidos o el Consejo de Administración, habitualmente llenas de tensión. Y lo hacía para que el resto de trabajadores pudiera desarrollar su labor con tranquilidad sin ocuparse de esas gestiones. Y sería también delantero porque "marcaba goles" consiguiendo anunciantes o buscando la noticia como un periodista más.

Además, se granjeó un lugar de honor en la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos. Los representantes de las cadenas siempre le dejaban escoger el menú, y Ortuzar los conducía indefectiblemente al restaurante La Trainera de Madrid. Cuando soltó el timón de EITB, los llevó a un txoko, donde preparó como despedida una cena "memorable".

LAS CRÍTICAS DE MADRID

Durante su gestión, cuidó las relaciones con otros partidos y medios de comunicación, incluidos Gara y Berria, que en aquella época eran demonizados por Madrid. Tampoco EITB estaba a salvo de las críticas, y Ortuzar se vio obligado, incluso, a pasar por sede judicial. La Audiencia Nacional citó a los directivos para que rindieran cuentas por la emisión de un vídeo de ETA en 2003, en el que aseguraba que no había decretado ningún alto el fuego. El equipo del ente consideró que debía prevalecer el valor informativo, y que era su deber alertar de la amenaza a los ciudadanos, ya que se había estado especulando con la posibilidad de un cese. Los directivos acudieron como imputados, y dejaron que Ortuzar tomara la palabra en primer lugar. Debió ser convincente, ya que el juez les comunicó ese mismo día que la causa no seguiría adelante.

La ocasión bien merecía una celebración. Los responsables de la cadena se encaminaron a un restaurante y, mientras departían animadamente, se percataron de que, en una de las mesas, se encontraba el periodista Alfonso Ussía, quien había redactado artículos incendiarios sobre EITB. Ortuzar llamó entonces al camarero, y le pidió que hiciera llegar un "propio" [una nota] al periodista para invitarlo a tomar una copa y poder charlar con normalidad. Ussía rechazó el convite.

PRESIDENTE DEL BBB

Después de que Urkullu abandonara la presidencia del PNV de Bizkaia para incorporarse a la del Euzkadi Buru Batzar, Ortuzar dejó EITB y resultó elegido como máximo responsable del BBB en 2008. El burukide tuvo la habilidad de compactar el equipo, y el suyo ha sido un mandato pacífico y con buenos resultados tanto en términos electorales como de actividad interna. En marzo del pasado año fue reelegido para afrontar un segundo mandato en un proceso abierto a la participación de las bases en el que no tuvo ningún rival.

Cuenta con un lugar destacado en el partido -participó en la elaboración de la ponencia política que acompañó al mandato de Urkullu en el EBB- y, bajo su dirección, el PNV ha podido afianzar su feudo vizcaino en las distintas convocatorias electorales. En concreto, en las municipales y forales de 2011, logró penetrar aún más en Ezkerraldea, plaza tradicional del socialismo. Obtuvo sendas mayorías absolutas en Santurtzi y Abanto, y desbancó al PSE de Sestao.