iruñea. Afirma que Nafarroa vive en una situación de engaño permanente. ¿A qué se refiere?

A que es un sarcasmo que todo nuestro chiringuito institucional se base en la defensa de la "personalidad e identidad de Navarra" para hacer exactamente todo lo contrario.

Considera la Transición como un despropósito. ¿Qué ocurrió?

Durante el franquismo, toda la oposición, desde el carlismo a los comunistas, mantuvo una actitud inequívoca sobre la unidad vasca, respetando, eso sí, las identidades de los territorios históricos. Esa actitud es la misma que tuvo el Frente Popular en 1936. En las primeras elecciones tras la muerte de Franco, los partidos favorables a la unidad vasca vencieron en Navarra con amplia diferencia. Pero los poderes fácticos ya estaban presionando para separar Navarra por razones geoestratégicas: frontera con Francia, extensión geográfica... Los eslabones más débiles comenzaron a renquear, y el Tejerazo acabó de convencerlos.

¿Qué papel ha jugado el PSN?

La traición del PSOE a su propio pasado fue clave. En 1936, el PSOE, la UGT y las JJSS firmaron el manifiesto del Frente Popular, en favor del Estatuto Vasco-Navarro. Luego, en el exilio, los socialistas estuvieron en las estructuras de Euskadi. Así, en 1979, en Tudela, aprobaron los Estatutos de la Agrupación Socialista de Navarra dentro del partido de Euskadi, a cuyo Comité Nacional pertenecían Urralburu, Solchaga, Asiáin… Yo tengo las actas del partido de aquellos años y es patético ver cómo, en abril de 1981, en plena resaca del Tejerazo, Urralburu y Arbeloa comienzan a decir que, aunque es parte de Euskal Herria, Navarra debe ir sola a la autonomía, porque esa había sido la voluntad histórica del PSOE durante la República y el franquismo. Era una mentira burda, grotesca, pero se salieron con la suya.

El libro contiene citas del cambio de visión que, incluso dentro de UPN, se ha dado respecto a la posibilidad de colaboración de Navarra y Vascongadas. ¿Qué ha motivado ese cambio de actitud? Porque hasta la familia Del Burgo, según apunta usted, cantaba el 'Gernikako Arbola'...

Toda la derecha navarra tiene antecedentes vasquistas. En los últimos dos siglos hubo reuniones periódicas de las cuatro diputaciones. El Diario de Navarra llamaba a la Diputación "la más alta jerarquía de Euskal Herria". Rafael Aizpún fue un arduo defensor del Estatuto Vasco. Y yo no digo que Del Burgo cantara el Gernikako Arbola: lo alardea él mismo en sus libros. Otra cosa era apoyar o no la unidad política. ¿Cómo se acaba diciendo que "Euskal Herria no existe", o que es "un invento de Sabino Arana" según decía, con muy poca sesera, el fundador de UPN? Pues esa es una de las claves del libro.

Parece que UPN ha acertado en su estrategia de convertir en excluyentes a los términos navarro y vasco. ¿Por qué cree que ha triunfado esa tesis?

A lo largo de la historia hemos sido vascongados, éuskaros, vascos o vasconavarros, eso jamás se cuestionó. La divisoria de fondo se daba entre ricos y pobres, progresistas y reaccionarios. Y esa es también la divisoria actual. Lo que ocurre es que una élite en Navarra vio rentable apartarse del proyecto común. Y esa élite lleva 30 años trabajando por arrancar de Navarra todo rasgo de su identidad primigenia. Pero el objetivo de esa élite, no lo olvidemos, es el lucro, mangonear el territorio a su antojo. El antivasquismo no es más que su antifaz. Sensu contrario, la lucha por el cambio social y económico en Navarra pasa también por reivindicar la identidad, lengua y territorialidad de Euskal Herria.

Los regionalistas se definen como defensores del fuero pero, ¿ve coherente defender el fuero y ser antivasquista?

Antes, el origen de los fueros se unía a la lengua y a la independencia primigenia. La pervivencia del euskera ante los invasores era la prueba del derecho de los vascos a conservar sus fueros. Lo repiten los clásicos, los viajeros, las diputaciones… Hoy día los regionalistas no tienen ni puñetera idea de lo que es el fuero, ni les importa. Rajoy no deja de sacar decretos que machacan los últimos retales de nuestra autonomía foral y los regionalistas dicen amén. Ellos sueñan con quitar hasta el último rasgo identitario, incluida la txapela de la Policía Foral.

Esta fobia a lo vasco ha impedido una integración por ejemplo de Caja Navarra en las cajas vascas, y se ha preferido ser CaixaBank que otra cosa que suene a vasco.

La Can surge como una iniciativa del Congreso de Estudios Vascos de Pamplona, en 1920. La Diputación de Navarra concretó la idea, junto con la Diputación de Bizkaia, y siguiendo los pasos de Araba y Gipuzkoa. En 1924, las cuatro cajas, junto con las cuatro de las capitales, formaron la Federación Vasco-Navarra, vigente hasta la actualidad. Era evidente que por historia, por cercanía, por ligazón económica y por ser las cajas más saneadas, la Federación Vasco-Navarra era la opción más rentable. Pero el antivasquismo nos ha llevado a CaixaBank, después de una deriva por Burgos y Canarias. ¿Cuántas decisiones igual de disparatadas habrán tomado?

Entonces, ¿ve relación entre el antivasquismo y la corrupción?

Es diáfana: hagamos un listado de los mayores sinvergüenzas de Navarra y preguntémosles si han ido alguna vez al Nafarroa Oinez, por ejemplo. La élite que domina el territorio ya ha sido analizada en una tesis doctoral reciente, y tiene en el antivasquismo su principal ligarza ideológica. Y a esta élite se suman muchos otros, antiguos vasquistas en la Transición y hoy pringados con dietas millonarias de la Can, consejerías a dedo en empresas públicas, dirigentes sindicales paniaguados, políticos estabulados… La misma escoba que barrerá el antivasquismo de Navarra se llevará de paso a toda esa escoria social.

¿Ha sido el euskera quien ha pagado las consecuencias de esta actitud del Gobierno de Navarra?

Claro, por ser precisamente la principal seña de identidad. Yo no descarto sentar algún día en el banquillo a algunos prevaricadores, que se saltaron a la torera todas las resoluciones de la Unesco y de la ONU sobre diversidad cultural y lenguas de los pueblos. Por suerte, el vasco es terco. La batalla del euskera, después de la de Roncesvalles, es la victoria más importante que vamos a lograr los vascones.

¿Cómo se puede enmendar esta situación?

Hoy día solo hay tres vías, que debemos activar al unísono: la primera, conseguir hegemonías, con votos, con el movimiento popular y sindical, con la cultura, la lengua, la defensa de los derechos sociales, la profundización democrática… Levantar un frente progresista frente a la corrupción, el centralismo y la dictadura económica. Luego convencer al PSN de que el camino que en su día iniciaron los Urralburu, Asiáin y Arbeloa solo lleva a la corrupción y a ser siervos eternos del caciquismo foral. Deben recuperar, antes pronto que tarde, la gloriosa memoria del Frente Popular. Y, por último, debemos desnudar a la derecha de UPPN de todo disfraz navarrerista y foralista, y mostrar lo que son: los peores enemigos de Navarra. Espero que mi libro ayude a abrir los ojos a más de uno.