EAJ/PNV afronta nuevamente la responsabilidad de gobernar la Comunidad Autónoma de Euskadi. Lo ha hecho desde la transición a la democracia y tras ganar las elecciones. Esta larga trayectoria de responsabilidad y gobierno sólo se ha visto interrumpida durante tres años y medio -menos de una Legislatura- y fruto de un pacto nunca aceptado por la sociedad vasca entre el PSE y el PP cuyo balance es de sobra conocido por todos. Confundieron gobernar el país con ocupar el poder del mismo. Entraron por la ventana y han salido por la ventana.

A lo largo de más de tres décadas EAJ/PNV ha demostrado que conoce su país, que está enraizado en él desde sus bases más simples, y que tiene ideas e ilusión por llevarlas adelante. Y ha encarado situaciones muy difíciles y complicadas. Lo que hoy somos es fruto de lo que entre todos hicimos.

Iñigo Urkullu va a tener una de las oportunidades que más honra y orgullo le pueden originar a un vasco: ser lehendakari de su país. Zorionak Iñigo. Estamos ante una crisis global de valores con efectos económicos muy desiguales dependiendo de la "respuesta local" que se articule. Es decir, la crisis no tiene los mismos efectos en China, en Brasil o en EE.UU. Y dentro de la UE, no están igual los países del Norte que los países del Sur.

A pesar de que Euskadi está geográficamente en la órbita de los pigs, su economía responde más a modelos industrializados del Norte de Europa, fundados sobre la formación, el conocimiento, la innovación, el trabajo bien hecho y la responsabilidad a la hora de llevar adelante proyectos de desarrollo que aporten crecimiento y bienestar al conjunto de la población. En consecuencia tendremos que articular nuestra "respuesta local" a la crisis.

En esta situación y con unas perspectivas económicas no muy favorables en el corto plazo, el lehendakari Urkullu va a comenzar a gobernar nuestro país. Me consta que sabe muy bien que las personas que viven y trabajan en Euskadi le miran a él y miran a EAJ/PNV. Y nos miran porque la sociedad necesita referentes, personas honestas, trabajadoras y con ideales nobles que inoculen esperanza y una vía de salida a la situación que vivimos. Este es el reto al que se enfrenta el lehendakari Urkullu y, además, puede conseguirlo sustentando ideas y nuevos proyectos sobre los valores de nuestra identidad entendida en toda su integridad. Identidad política, pero también identidad cultural y económica. Hemos acertado en el pasado y no hay razón alguna para pensar que no seamos capaces de acertar ahora.

El día en que Iñigo Urkullu fue designado candidato a lehendakari, en un acto público en el BEC, dije que no divide el que pregunta, sino el que no está dispuesto a escuchar. Y el tiempo no pasa en balde para nadie, aunque haya quienes pretenden vivir como si todos los días no pasara nada. Nuestro autogobierno ha significado bienestar y hemos construido un modelo de desarrollo económico y social que se estudia en muchas universidades extranjeras. Y como ha dicho el lehendakari Urkullu hemos de actualizar nuestro autogobierno para afrontar los desafíos del futuro, porque ¿qué clase de autogobierno es aquel que no te permite ni siquiera pagar el salario a tus empleados públicos? No podemos obviar ni olvidar a los demás, pero hemos de construir nuestro camino y el mejor consejo que puede dar alguien que ha sido lehendakari a quien como Iñigo Urkullu lo es ahora consiste en, precisamente, no dar consejos, sino darle su teléfono. Prest gaude.