Bilbao. El problema se puede explicar con un ejemplo tan simple como elocuente: En un reciente caso por un posible homicidio se ha tardado casi ocho días en establecer qué unidad de la Ertzaintza era la competente para llevar adelante la investigación. Esta es una de las preocupantes derivadas del llamado Plan Integral de Investigación que el Departamento de Interior puso en marcha hace un mes. Un plan que el consejero Rodolfo Ares ha activado con la opinión contraria de la mayoría de los jefes de la Policía vasca, que está llevando el desconcierto a las comisarías y está provocando una auténtica fractura en la institución, según coinciden en señalar a DEIA fuentes de toda solvencia consultadas dentro del Cuerpo.
El 1 de diciembre de 2010, Ares presentó ante el Parlamento Vasco el Plan de Reorganización y Modernización de la Ertzaintza, que aún está disponible en la página web de la Policía vasca, y que contiene una larga lista de temas que el consejero de Interior presentó bien como logros de su gestión, bien como aspectos a abordar durante lo que restaba de legislatura.
Entre las muchas acciones previstas figura una que entonces pasó totalmente desapercibida para la mayoría de ertzainas pero que, finalmente, ha traído como consecuencia el cambio estructural más importante de la historia del Cuerpo. "La forma en la que dicho cambio se está llevando a cabo es reveladora de la manera de gestionar del gobierno socialista", valoran las fuentes consultadas. En el documento de Ares aparece entre las acciones pendientes una Nueva organización de las tareas de investigación, cuya denominación no responde a la envergadura real del cambio que conlleva, según las mismas fuentes.
Estructura doble De forma resumida, esta iniciativa ha supuesto el cambio de adscripción de 1.200 profesionales, que han pasado de depender de la División de Seguridad Ciudadana a la División de Policía de lo Criminal. Esta modificación ha conllevado la creación de una doble estructura paralela en cada una de las 25 comisarías de la Ertzaintza, con un reparto entre las dos divisiones no solo de personal, sino también de recursos como vehículos, despachos o material informático. Las patrullas de Seguridad Ciudadana pertenecerán a la división del mismo nombre, y los agentes de Investigación, tanto los que toman denuncias, llamados de atestados como los que investigan en la calle, conocidos como askatus, pertenecerán a la División de Policía de lo Criminal. Ello supondrá cambiar todas las instrucciones y directrices policiales para regular los nuevos protocolos y la nueva distribución de casos resultantes.
Si un cambio de esta magnitud es muy complicado para cualquier organización, la forma en la que se ha llevado a cabo está haciendo temblar los cimientos de la Ertzaintza. Pese a que, ya en diciembre de 2010, el Departamento tenía incluso por escrito la intención de acometer semejante revolución, el proyecto se ha iniciado sin tener previsto ninguno de los aspectos críticos: ni está clara la situación administrativa en la que quedan los agentes adscritos a Investigación, ni se ha aclarado cómo se van a distribuir las funciones en las comisarías, ni cuál va a ser el estatus de los jefes de unidad, ya que una parte significativa del personal que convive en las comisarías ya no va a depender jerárquicamente de ellos. Ni siquiera está clara la distribución del material entre las dos áreas. "La chapuza está asegurada", zanja uno de los agentes afectados.
"Las razones del caos actual hay que buscarlas en la total ausencia de planificación de este proyecto", añade. En junio de 2011 se dio a conocer a los ertzainas un documento titulado Proyecto integral de investigación para la Ertzaintza, que recoge de forma vaga e imprecisa algunos de los pasos que se darían para poner en marcha el cambio, pero que dedica casi el 75% de su extensión a autojustificar las razones para el mismo. Cabe reconocer que ya existía un cierto consenso entre los profesionales de la Ertzaintza respecto a la necesidad de revisar el funcionamiento de las áreas de Investigación para mejorar su eficacia. Sin embargo, la decisión adoptada rompe con la historia y la organización tradicional fruto de un largo consenso del colectivo y plantea un modelo desconocido en el resto de Europa cuya eficacia es, además, seriamente cuestionada por la mayoría de los miembros del Cuerpo.
Afán de protagonismo Una de las explicaciones que se comentan sotto voce en las comisarías respecto a las razones por las que la Consejería se ha enfrascado en semejante cambio con un Gobierno agonizante y una completa falta de preparación, apunta a que responde al afán de protagonismo de Iñaki Sola, jefe de división de la Policía de lo Criminal. En la Ertzaintza existe la sensación de que algunos jefes de división han iniciado una especie de carrera para ver quién consigue ser el nagusi de más personas como signo de poder. Otros profesionales han barajado incluso la posibilidad de que se trate de un plan para dejar a la Policía vasca totalmente anulada a un año vista de las elecciones en las que los socialistas podrían despedirse de la responsabilidad de gobierno.
Sea cual sea la explicación, la Dirección Operativa no ha dado ninguna. Y es que sus miembros no han participado en una sola reunión para dar a conocer los detalles de la iniciativa. "Ni José Antonio Varela ni Lucio Cobos han asumido protagonismo alguno en este proyecto, ahondando en su estilo de mando totalmente ausente y dimisionario", valora una fuente de Interior en referencia al jefe y subjefe de la Er-tzaintza, respectivamente.
La situación de desconcierto es tan grande que solo un día antes del inicio del proyecto se remitió una encuesta a todas las jefaturas de comisaría para que explicasen, en su opinión, de qué forma les iba a afectar el cambio con el objetivo de "ir fijando protocolos". Así, en lugar de tener perfectamente identificadas, analizadas y organizadas de forma previa todas las dificultades que el proyecto se iba a encontrar, la búsqueda de los eventuales problemas comenzó tan solo un día antes del inicio del mismo.
Pese a que este cambio se ha aplicado a nivel de toda la CAV, al mismo tiempo se está desarrollando un proyecto piloto en algunas comisarías de Gipuzkoa. Sin embargo, sus objetivos son un misterio. Se desconoce para qué se lleva a cabo dicho proyecto si se ha puesto en marcha esta modificación a nivel global. Tampoco se ha definido aún un solo protocolo o instrucción que regule de manera formal el trabajo de la nueva unidad de Investigación, ni las relaciones con las comisarías, ni siquiera la distribución competencial entre esta unidad y las unidades centrales de investigación que ya existían previamente. Como consecuencia, "el ánimo de los profesionales de la Ertzaintza está por los suelos. Prácticamente todos nos vamos a ver afectados por este cambio y sin embargo sentimos que se está llevando a cabo con una improvisación insultante para nuestra profesionalidad", se queja un implicado de alto rango.