OTXANDIO. Está recogiendo testimonios para la beca.
Es un trabajo colectivo. Me ha tocado llevar el peso principal, pero ha colaborado mucha gente del pueblo. Algunos testimonios ya estaban recogidos por personas que trabajan desde hace años la memoria histórica de Otxandio. Hay grabados ya 23 testimonios muy diversos, ya que cada persona entrevistada es muy diferente, y hemos pretendido que nos cuenten desde los acontecimientos colectivos más relevantes (bombardeo, inicio de la ofensiva sobre Bizkaia...) hasta los más personales. Hemos tratado de recoger el día a día de la guerra aquí, cómo afectó tanto a la vida colectiva del pueblo como a la de cada entrevistado. Es un aspecto que se suele relegar a un segundo plano en este tipo de estudios en beneficio de aspectos militares.
Existió una controversia sobre si el piloto que arrojó las bombas el 22 de julio fue el orduñatarra Ángel Salas.
Hay muchas dudas respecto a diferentes cuestiones del bombardeo del 22 de julio, pero la participación de Ángel Salas Larrazabal se puede dar por segura. Un militar de confianza personal de Mola, que protagoniza un bombardeo especialmente cruel por diversas características. Mata en Otxandio a más de 60 personas, la mayoría civiles y 24 menores de edad. En la posguerra es premiado con distintos cargos por Franco y en 1991 es condecorado nuevamente por su sucesor Juan Carlos I con el cargo de Capitán General. Es una muestra para plantear un debate acerca de si el pasado es cosa del pasado o también del presente, y acerca de las bases sobre las que está construido este sistema político llamado democracia.
¿Cuándo presentará las conclusiones en formato de libro?
El trabajo está ya en proceso de maquetación, e irá acompañado de un DVD que recoge lo más interesante de las entrevistas realizadas.
¿Sus familiares de Otxandio sufrieron el lamentable bombardeo?
Mi abuelo paterno estuvo en el frente y, después, preso en un batallón de trabajadores. Mi abuela sacó adelante la casa y los hijos en unas condiciones muy duras. Pero son vivencias de toda una generación: mi abuela materna estaba en Durango el día del bombardeo. Si alguna satisfacción nos ha dado este trabajo, es el de poder escuchar a quienes les obligaron a callar durante tantos años, compartiendo con nosotros lo que les prohibieron compartir.