Bilbao

TEMIENDO una Euskadi tomada por los tanques y el Ejército, el recuerdo del golpe de Estado que fracasó hace 30 años, aún permanece vivo en la memoria de los diputados del Partido Nacionalista Vasco que sufrieron la angustia de aquel episodio, sometidos a la presión física de las metralletas a dos metros, y a la presión psicológica de la zozobra sobre lo que podría estar ocurriendo en sus pueblos y ciudades. Tres décadas después, históricos nacionalistas que ese día estaban en el hemiciclo (Marcos Vizcaya, Andoni Monforte, Iñigo Aguirre, Josu Elorriaga, Joseba Azkarraga y Gerardo Bujanda, todos los del grupo parlamentario vasco, salvo el difunto Fernando Aristizabal) refrescan la memoria de aquella tarde-noche en la que España se asomó al abismo del pasado. Y DEIA resucita con sus versiones aquellas 18 horas en las que sobró tiempo para heroicidades y traiciones y también para anécdotas.

Marcos Vizcaya (63 años)

"Estaba convencido de que en Euskadi había una masacre"

El día anterior (el 22) acababa de cumplir 34 años y tenía en Madrid a su mujer y parte de su familia. Eso le mantenía calmado pero por su cabeza rondaba una sola idea: "Estaba convencido de que en Euskadi se había producido una masacre. Y también que se iba al traste todo lo que estábamos construyendo. Veía en peligro el euskera, el Estatuto, veía todo el proceso vasco machacado y eso me ponía los pelos de punta". "Según mi composición de lugar, si las fuerzas de ocupación habían sido capaces de secuestrar al poder ejecutivo y legislativo, me imaginaba que lo mismo habían hecho con todos los poderes autonómicos. Yo creía que éramos el último eslabón del operativo. Pero el operativo empezaba y terminaba allí, de forma bastante chapucera, por cierto".

"Desde hacía tiempo, las cosas iban mal y parecía que el país no podía soportar lo que sucedía en Euskadi. Porque el País Vasco aparecía en la diana de todos los comentarios críticos contra la democracia, por eso calculé que aquí venían peor dadas que en otros sitios y que habían sacado ya los tanques". "Al que le vi menos sorprendido fue a Suárez que también fue el que demostró más entereza. Sin embargo, a mí me parece que los guardias civiles fueron engañados. Porque si les dicen que van a encañonar al ministro de Defensa, no van. Tejero dijo: "Guardias, si se mueve alguien disparen", y un cabo primero me tranquilizó: Señor Vizcaya, no se preocupe, yo no dispararé". "Fue tan repentino, tan violento y tan inesperado que el susto fue brutal. Paco Vázquez, diputado socialista gallego me miró: "Marcos reza, que nos matan". Porque al principio pensamos que disparaban a dar".

Andoni Monforte (65 años)

"Con Twitter y YouTube, el golpe hubiera durado menos"

Menos mal que no había Ley antitabaco. "Yo era fumador de puros, llevaba cuatro o cinco, y me los fumé todos. Algún guardia civil me miraba con muchísima envidia", evoca hoy Andoni Monforte. "Con el paso del tiempo, valoro cada vez más el papel que jugó Suárez y su UCD. Porque él tenía un profundo sentido democrático y sería impensable que Suárez hubiera aprobado una Ley de Partidos como la actual o que hubiera ilegalizado a la izquierda abertzale. Con los parámetros actuales, Euskadiko Ezkerra hubiera sido ilegalizada y Bandrés y Onaindia estarían en la cárcel. De hecho, yo creo que fue un golpe contra Suárez e indirectamente contra la democracia. Pero siempre pienso, cuando veo lo del Magreb, que si hubiera habido Twiter o YouTube el golpe hubiera durado menos".

Una de las cosas que más le indignó es que esa misma tarde se reunió la Conferencia Episcopal y "no dijo esta boca es mía". También le cabrearon los comentarios burlescos de que los diputados se metieron bajo de los escaños. "Es cierto que, al oír las ráfagas de metralleta me agaché, pero es que los impactos de bala están a unos centímetros de donde nos sentábamos. También los guardias civiles, tan valientes que eran y que se reían de que nos hubiéramos agachado, salieron tirándose por las ventanas del Congreso". "Yo creo que ellos sabían perfectamente lo que tenían que hacer. Hubo un momento en que un agente ofreció un bocadillo a un compañero socialista. "No lo quiero, que igual luego lo tengo que tirar, le contestó. Pues sabe lo que le digo que si pasa algo ya sé a quien tengo que disparar a usted, a usted".., dijo señalándonos. Así que algunos sí sabían qué pasaba allí. De hecho, Josu Elorriaga se puso a hablar con un guardia civil que le preguntó "¿y usted de qué partido es?" Del PNV. "¡Hostia lo que me faltaba!", le contestó".

Una anécdota que cuenta Herrero de Miñón captó su atención; el intento de confesión de Juan María Bandrés con Gabriel Urralburu, que había sido sacerdote. "Urralburu dijo que estaba suspendido a divinis y no le podía impartir el sacramento. Pero parece que hay una cláusula en el Código Canónico que establece que en esas situaciones, la suspensión queda a su vez cancelada. Así que otra vez Herrero de Miñón fue en nombre de Bandrés a realizarle la misma petición y según cuentan Urralburu le contestó: Dile que no estoy para esas hostias".

IÑIGO AGUIRRE (68 años)

"Pensé que nos llevarían al Bernabéu, como en Chile"

Era el contable del grupo parlamentario y enseguida empezó a echar cuentas. "En ese momento llevaba el dinero del grupo, tenía el talonario a cuestas. Y yo pensé: Si salimos de aquí, con esto aguantamos unos nueve meses en Baiona. Un propósito completamente ingenuo porque si hubiera triunfado el golpe, no hubiéramos podido salir de Madrid". "Lo más preocupante fueron las horas iniciales porque tuvimos la sensación de que la sublevación armada había triunfado. Al pasar el tiempo y ver que no aparecían los militares prometidos, nos fuimos apaciguando. Pero sí temimos acabar en el estadio Santiago Bernabéu, como había pasado en Chile. Cuando oí a un militar que se había sublevado la región de Valencia y no escuché ni Madrid ni Burgos, me tranquilicé".

Aguirre recuerda un chascarrillo de una de sus salidas al water. "Encontré una caja, y aprovechando que en ese momento el guardia había desaparecido, la abrí y descubrí un pequeño hornillo, dos pastillas de alcohol, dos estuches de cerillas, una lata de sardinas, dos latas de carne argentina, abrelatas, dos o tres sobres de café y azúcar y un rollito de papel higiénico suavísimo, por cierto, para personas tan rudas. Después, unos cuantos años más tarde, un día que venía para casa desde el Parlamento de Gasteiz, se me paró el coche en Urkiola. Eché el alto al primer vehículo y era la Guardia Civil. Me llevaron al bar para llamar por teléfono. Y uno de ellos me preguntó qué opinión tenía sobre la Guardia Civil. "Pues se lo puede imaginar después de estar 18 horas secuestrado", le respondí, y se quedó extrañadísimo. Resulta que él también había estado en el Congreso aquel día porque le habían dicho que había un comando de ETA". "Él me confirmó que cada uno tenía su caja porque pensaban que aquello podía alargarse".

"Un momento muy duro fue cuando empezaron a romper las sillas de los taquígrafos", recapitula, recordando que, a punto estuvo de no embarcar aquel día en el aeropuerto de Bilbao porque se encontraba muy mareado. "Pero el presidente de Iberduero me llevó a la cafetería, me tomé dos o tres manzanillas, se me pasó un poco y me fui para Madrid". "Sobre todo, temimos por lo que podía suceder en Euskadi, pensé que habrían asaltado las oficinas del partido y luego me enteré que algunos amigos se interesaron por la familia y se ofrecieron a sacarles de aquí".

Josu Elorriaga (69 años)

"Tejero me miró y su cara no inducía a pensar nada bueno"

A pesar de que algún compañero, como Vizcaya o Monforte, sí asistirán al acto del Congreso que conmemorará el miércoles el triunfo de la democracia, él, al igual que Iñigo Aguirre, no acudirá. "Me parece un acto propagandístico para que Bono se saque la foto", matiza. Porque Elorriaga no considera que haya existido demasiado rigor histórico en los intentos de esclarecer los hechos. "No se ha sabido lo que pasaba fuera, que era lo realmente importante. Porque lo que ocurrió allí dentro fueron, casi todo, anécdotas". Y relata una de ellas: "Paco Vázquez, diputado socialista por A Coruña sufrió una lipotimia. Entre otro parlamentario gallego y yo (estábamos en asientos contiguos) le sacamos del hemiciclo como buenamente pudimos (pesaba bastante), le trasladamos a un edificio anexo donde estaban los servicios médicos, seguidos por la Guardia Civil. Y cuando estábamos llegando, nos encontramos con un cabo que nos dijo: "Tranquilos, que fuera está todo controlado". Mi pregunta fue ¿cómo está el País Vasco? Porque si allí pasaba eso, pensábamos que en Euskadi, los militares estaban a la caza y captura".

"Cuando regresé, me senté en el escaño de Felipe González, que estaba vacío, para trasladarle a Peces Barba lo que acababa de enterarme. En aquel momento, pasó Tejero y se me quedó mirando a un metro de distancia. Aquel señor tenía una cara tan inexpresiva que no inducía a pensar en nada bueno".

Joseba Azkarraga (60 años)

"¿Dónde estamos?, me preguntó un guardia civil joven"

Cuando se produjo el asalto, estaba al lado de Bujanda, y éste enseguida se percató de que al mando de toda la algarada estaba Tejero, que era conocido porque ya había protagonizado otra intentona golpista. "Dentro de las cabezas de los 356 que estábamos allí pasó de todo. Lo que yo pensaba era que se trataba de un golpe de estado en toda regla, que podía triunfar o fracasar, pero que podía dar al traste con todo lo que se estaba construyendo". "Julen Guimón tenía un transistor, pero ocurría lo del chiste: Desde que Guimón oía la noticia hasta que llegaba a donde estábamos nosotros, la información no se parecía en nada". "Enrique Múgica se acercó un momento a Marcos Vizcaya y a mí y nos dijo: Me he enterado que ya vienen los militares y a mí se me ocurrió preguntarle: ¿los buenos o lo malos?". "Cuando sacaron del hemiciclo a Suárez, Carrillo, González y Sahagún, había dos opciones, una que podía comenzar algo gravísimo o que querían negociar algo".

"Al ir al baño, acompañado por un guardia civil muy joven, me comenta: "¿Dónde estamos? ¿esto qué es?" Le dije: "En el Congreso", y me contestó: "Ya, hay gente que sale en la televisión". Al preguntarle qué hacía allí, su respuesta fue: "Estaba escribiendo una carta en el cuartel cuando ha venido un mando y ha dicho: el que quiera salvar a España que suba al autobús". "Siempre he tenido la convicción de que el rey salió a la una de la madrugada y no antes, porque estuvo esperando a que el golpe fracasara. Aunque creo que el golpe no fracasó, por lo menos en sus objetivos. Les vino muy bien a aquellas fuerzas políticas que nunca asumieron el hecho diferencial".

Gerardo Bujanda (90 años)

"Desde el principio vi que aquello era una charlotada"

Gudari curtido, luchador del batallón Saseta, a Gerardo Bujanda, el golpe le pareció una bufonada. Ya había pasado por una guerra y por la cárcel con tan solo 18 años. "El 23-F fue solo un incidente más de lo que ha pasado en mi larga vida. ¿Cómo voy a pasar miedo con aquello? La vida me había puesto en otras situaciones que me valieron para conservar la serenidad en esos momentos". Era tal su entereza que aquel día, algún periodista interrogó a su esposa sobre la crítica situación, cuando aún estaban retenidos. "Y mi mujer dijo que ella tenía la confianza de que si iban a salir diez, uno sería Gerardo. Porque me conocía y ella había pasado en su familia peores momentos que esos porque sus primos eran los comandantes de mi batallón".

Este abertzale, que ya había estado en manos de la Guardia Civil en varias ocasiones y en las de la Policía, lo consideró una charlotada: "Me pareció de auténtico fracaso porque entendí el desbarajuste que se traían, había demasiado nerviosismo. Dije: Aquí solo hay guardas civiles, ¿dónde está el Ejército para que esto sea un golpe de Estado? Me pareció una bufonada, más bien una españolada y me acordé del General Pavía en su asalto al Parlamento".

"Lo que sí pensé es que eso iba para largo. Por eso les dije a mis compañeros que se aflojaran la corbata, los cordones de los zapatos y el cinturón del pantalón y yo me puse con Monforte a jugar a los chinos", evoca con pasmosa serenidad para concluir que "no se ha aclarado nada del 23-F. Está todo tan embarrado como al principio".