Barcelona. El portavoz de CiU en el Parlament catalán, Oriol Pujol, advirtió ayer de que si Catalunya no puede avanzar en el ámbito del derecho a decidir tendrá que plantearse una acción "concreta, tangible y práctica" equivalente al cierre de cajas. Éste es el nombre con el que se conoce la iniciativa que en 1899 emprendieron numerosos comerciales e industriales catalanes, liderados por el entonces alcalde de Barcelona, Bartomeu Robert, cuando dieron de baja sus negocios, dejando de pagar impuestos al Estado. Dicha protesta respondía a la subida fiscal impuesta tras la pérdida de las colonias españolas.

"Ese fue un ejercicio de no pedir permiso. Alguien deberá tomar buena nota y plantear, en paralelo, una reclamación política y legal mediante una acción concreta, tangible y práctica en que el derecho a decidir se articule y ejecute sin pedir permiso", destacó Pujol. Recordó que, una vez conocida la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, la apuesta del líder de CiU, Artur Mas, para la próxima legislatura es avanzar en el autogobierno reclamando el Concierto Económico.

En caso de que ello no fuera posible, abogó por "cogerse" el derecho a decidir, lo que remite históricamente al cierre de cajas. Un supuesto que sólo será posible con un gran movimiento cívico y social, explicó. Según el parlamentario de CiU, no se trata de que Catalunya se haya "radicalizado ni batasunizado", sino que está en un cruce "que lleva a un camino de profunda catalanidad o a la desaparición respecto a lo que había sido". "Desaparecer es diluirse en un proyecto español, en el que Catalunya acaba siendo una gran Murcia", concluyó.

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, contestó ayer a estas afirmaciones asegurando que CiU está "cada vez más lejos de la realidad". Agregó que Catalunya goza actualmente del mayor grado de autogobierno, por lo que lo importante es "gestionar bien, lo que no se ha hecho hasta ahora". Lamentó la apuesta de la formación nacionalista por el "desconcierto económico" y, frente a esta actitud, contrapuso la preocupación del Partido Popular por los "problemas reales de los catalanes".