Síguenos en redes sociales:

Ariete contra el euskera

wLa sombra de Antonio Rivera aparece tras la dimisión de Ramón Etxezarreta wLa incompatibilidad entre los viceconsejeros apea al titular del área de Euskera

Ariete contra el euskeraFoto: efe

BILBAO

AnTONIO Rivera Blanco nació en Miranda de Ebro en 1960, aunque se considera "vitoriano de toda la vida". El actual viceconsejero de Cultura del Ejecutivo Patxi López dio el salto a la política activa en las elecciones al Parlamento Vasco de 2005, cuando logró un escaño por el PSE. Desde 1986 es profesor de la UPV-EHU, en donde alcanzó la Cátedra en Historia Contemporánea. Ocupó el cargo de Vicerrector del Campus de Araba bajo los mandatos de Pello Salaburu y Manu Montero, entre 1997 y 2004. En éste último año se presentó, sin éxito, a las elecciones a Rector. Quienes le conocen aseguran que concurrir a las elecciones fue un salto natural puesto que, en su persona, por encima del historiador, prima el político.

Hay quien dice que todo profesor de Historia Contemporánea es un político en potencia, aunque en el caso de Rivera la duda es si, por encima del historiador, no está primero el político. De pasado anarquista -se afilió a la CNT en 1976 y posteriormente pasó al grupo escisionista que, a la postre, daría lugar a la CGT, y en el que continuó militando durante todo su período institucional-, fue en su época como miembro del equipo rectoral de la UPV encabezado por Manu Montero cuando se convirtió en un ariete contra el nacionalismo vasco. Rivera, que ocupó el puesto de vicerrector del Campus de Araba, mantuvo más de un rifirrafe con el Gobierno vasco.

Sus encontronazos con la Consejería de Educación y con el propio lehendakari Juan José Ibarretxe fueron forjando su exacerbada postura contra todo lo que huela a abertzale. "En aquella época y, sobre todo, por cuestiones económicas, la Universidad mantuvo muchas discrepancias con el Gobierno vasco, y Rivera se convirtió en uno de los principales litigantes en las disputas con Cultura y Lehendakaritza", asegura un compañero de su etapa docente.

Otra de las características de Antonio Rivera es su oposición visceral al euskera. Por eso, cuando Patxi López nombró a Ramón Etxezarreta viceconsejero de Política Lingüística, fueron muchos los que auguraron que, quien fuera concejal de Cultura y Euskera en el Ayuntamiento de Donostia, iba a tener al enemigo dentro de su propia casa. "Etxezarreta es la antítesis de Rivera, sobre todo en lo referente al euskera. Al primero se le puede considerar como un militante activo en pro de la lengua vasca, mientras que Rivera es un hooligan antieuskera. La gente que conoce a Ramón Etxezarreta ya sabía que no iba a durar mucho en el cargo", asevera a DEIA una persona que conoce a la perfección a ambos.

Fuentes cercanas al Departamento de Cultura corroboran esta afirmación al asegurar que Rivera achacaba a Etxezarreta que defendía excesivamente la presencia del euskera en todas las políticas culturales. Lo cierto es que el viceconsejero ha durado exactamente diez meses. No ha llegado a cumplir el año en el cargo. Tal es el poder de Antonio Rivera Blanco en la Consejería de Cultura, que no sería descabellado afirmar que las decisiones de la consejera Blanca Urgell están tamizadas en cierto modo por su viceconsejero, que sería quien tiene la última palabra.

GUGGENHEIM Rivera, además, mantiene una clara sintonía con los hermanos Rojo, Javier y Gregorio. El primero de ellos, presidente del Senado y, el segundo, presidente de la Caja Vital. Junto a ellos, otro miembro importante es Juan Carlos Alonso, teniente alcalde del Ayuntamiento de Gasteiz y cuñado de Urgell. Un claro ejemplo del poder de Rivera en el Departamento es el posicionamiento contrario de Cultura al emplazamiento de un museo Guggenheim en Urdaibai. En la anterior legislatura Rivera fue presidente de la Comisión de investigación del Guggenheim y en sus intervenciones mostró sus reservas con respecto al museo ubicado en la capital vizcaina. Reservas que se han convertido en rechazo al denominado Guggenheim II. Coincide en esta negativa con Joseba Arregi, quien fuera consejero de Cultura del Gobierno de Gasteiz, y con quien fundó Aldaketa, un foro que se distingue por su oposición frontal al nacionalismo vasco.

Dentro del propio PSE hay quien considera que Rivera es un peligro para Patxi López debido a sus posiciones claramente encontradas ante el euskera y lo abertzale. De momento, se mantiene en su puesto y se ha cobrado una víctima en la figura de Etxezarreta.