La final del Cuatro y Medio que este domingo (17.00 horas) albergará el frontón Bizkaia nos presenta a un viejo conocido contra una cara nueva. Lo de viejo quizás no encaje bien con la edad de un pelotari de 27 años como es Jokin Altuna, pero sí con su larga trayectoria en este tipo de citas. No en vano, es esta su octava final consecutiva en el torneo de la jaula, el cual ha conquistado en tres ocasiones, y la decimotercera si se contabilizan los tres grandes campeonatos profesionales. En el polo opuesto se halla un prometedor Peio Etxeberria, absolutamente novato en estas lides, pero con la ilusión por bandera. Pero el nivel de experiencia no es lo único que diferencia a estos dos pelotaris. Sus propuestas sobre la cancha también son divergentes.

Discernía la antropóloga Olatz González Abrisketa en su ensayo Pelota Vasca: un ritual, una estética (2005) entre dos arquetipos de pelotari: el zorro y el león. El primero, caracterizado por la astucia, normalmente está asociado al delantero. El segundo, en el que prima la fuerza, más común entre los zagueros.

Jazz contra punk-rock

En el caso de los finalistas de hoy, ambos son delanteros y presentan una complexión física similar, rondando ambos el 1,80 de estatura y los 78 kilos de peso. Sin embargo, su forma de entender el juego les ubica en categorías distintas. Altuna encarnaría al zorro. Destila virtuosismo, sabiduría y control de la situación. Etxeberria sería, por contra, el león. Pura energía, ímpetu desbordado. El de Amezketa prima en sus pelotazos la precisión, la búsqueda de los ángulos, mientras que el de Zenotz desborda por velocidad. Geometría contra física. Jokin esgrime como armas la intuición y la exquisitez técnica. Peio ahoga al rival con su ritmo frenético. Jazz frente a punk-rock.

Esta contraposición no está exenta de matices. Apuntaba recientemente Jokin Etxaniz, en un análisis de los finalistas para este periódico, cómo Etxeberria ha ido alejándose de ese estilo alocado de sus inicios, sin llegar a perder la esencia. “Ahora elige mejor. Su estilo de juego sigue siendo explosivo, pero se le ve más controlado de cabeza”, decía. Ha pasado de los Sex Pistols a los Clash. Y respecto a Altuna, tres cuartos de lo mismo. En su caso, la calidad no está reñida con la velocidad que le gusta imprimir a un juego en muchas ocasiones eléctrico. Es más Herbie Hancock que Dave Brubeck.

Al ataque

Y es que, si bien sus vías para acercarse vienen de puntos de partida diferentes, estas convergen en una querencia por el ataque y el juego agresivo. Quedó patente el pasado jueves, con motivo de la elección material. Ambos quedaron satisfechas con las pelotas separadas. Salvo una algo más calmada, escogida por Etxeberria “para que hubiera de todo en el cestaño”, las otras tres eran auténticos cañones. Pelotas rápidas, de cuero apergaminado, para intentar avasallar al contrario sin florituras. Yendo a degüello. En el caso de Etxeberria, responde a su naturaleza leonina. Él es así. Por su parte, Altuna hace de la necesidad virtud. “Peio es muy agresivo y juega muy delante. Por ello, en este partido más que nunca, si no soy agresivo es imposible ganar la final”, recordaba el tricampeón del Cuatro y Medio hace tres días.

A las puertas de una final resulta inevitable hablar de quién es el favorito para la victoria. Lógicamente, en este caso tal condición recae en Altuna. Su calidad contrastada y su experiencia en este tipo de partidos son argumentos con peso más que suficiente como para asignarle dicha vitola frente a un aspirante que no deja de ser una promesa por confirmar, por muy buena pinta que tenga. Pero como ocurría en el caso de los estilos, en esta cuestión del favoritismo también hay mucho que matizar. El propio Altuna, nada dado a eludir cargas y responsabilidades, trasladaba al bando contrario la etiqueta de máximo candidato al triunfo. “Por sensaciones y juego en el campeonato, Peio es el favorito”, aseveraba. 

En este debate también pesan las tres victorias logradas por Peio Etxeberria en sus últimos tres pulsos en el acotado frente al astro guipuzcoano. Para toparse con un triunfo de Altuna sobre el navarro en esta distancia hay que remontarse a 2019, cuando le dejó en 10 en el Cuatro y Medio de San Fermín y en 5 en la liguilla de cuartos del torneo de la LEP.M. Pero entonces, Etxeberria era un chaval de 21 años que apenas llevaba dos en profesionales. El Peio de hoy en día es otra cosa. Tras dos años estrellándose en las semifinales, por fin esta vez ha logrado sortear la barrera. Y otro de los hitos que habla de su proceso de maduración es la primera victoria obtenida frente a Ezkurdia, quien hasta ahora era su bestia negra, a la vez que un gran amigo. El de Arbizu le había derrotado en sus cinco duelos anteriores en la distancia, pero en la liguilla de esta edición cedió ante el zenoztarra por 19-22.

Otra de las cuestiones que modula el favoritismo de Altuna son las molestias en el hombro izquierdo que viene arrastrando y que a punto estuvieron de apartarle de la semifinal frente a Jaka. El guipuzcoano asegura que ha mejorado bastante y que de ningún modo utilizaría esa circunstancia como excusa en el hipotético caso de perder hoy la final. Pero la lesión, mayor o menor, está ahí. Otra cosa es cómo le afecte en el aspecto mental. En opinión de Juan Martínez de Irujo, también tricampeón del Cuatro y Medio como Altuna, “cuando juegas un partido con molestias, tienes más centrada la cabeza y sales al frontón con las ideas más claras. Creo que Jokin, estando como está con el hombro, jugará más centrado”. En el rincón azul, Etxeberria aseguraba en la elección del jueves llevar con tranquilidad esta nueva experiencia que para él supone jugar una gran final, si bien no descarta que “al saltar al frontón vengan esos nervios y esa pesadez en las piernas”.

Altuna, a por Retegi

En cualquier caso, la enorme calidad de uno, el gran momento de juego del otro y la promesa de ambos de lanzarse al ataque sin miramientos invita a pensar que los casi 3.000 espectadores -apenas quedaban ayer sábado un centenar de entradas por vender- que reventarán esta tarde el bilbaino frontón Bizkaia disfrutarán de un gran espectáculo. De ser Altuna el ganador, igualará a todo un mito como Julián Retegi con cuatro títulos del Cuatro y Medio y ya sólo le quedarán por delante los siete de Aimar Olaizola. Si Etxeberria rompe los pronósticos, se calará por fin una txapela de Primera que, seguro, dedicará a su pequeño hijo Peio, quien hoy cumple cuatro meses de vida. Pase lo que pase, habrá mucho que celebrar.