Dar por muerto a Jokin Altuna por muy en contra que tenga el marcador es un error que, a estas alturas, ya nadie debería cometer. Seguramente más de uno lo haya hecho esta tarde de domingo, cuando iba perdiendo por 20-15 frente a un Erik Jaka desatado en la segunda semifinal del Cuatro y Medio. Parecía imposible que saliera de esa situación límite, pero la experiencia nos enseña que si alguien es capaz de obrar esos milagros sobre la cancha, ese es Altuna. Por algo se le conoce como el mago de Amezketa. Hoy, en el Astelena, ha vuelto a vestirse el traje de Houdini para ejecutar un nuevo número de escapismo, un arte que domina como nadie. Cuando todo invitaba a pensar que era su fin en esta edición del Cuatro y Medio, Altuna se ha desembarazado de las cadenas con las que le tenía amarrado Jaka para sacarse de la chistera en el último instante un parcial de 1-7 que le llevaba al cartón del 22, para asombro del público de la catedral de mano y enfado monumental del delantero de Lizartza (21-22). A Jaka le espera una mala noche dándole vueltas a cómo ha podido perder la ocasión de jugar su segunda final del torneo de la jaula. Para Altuna, en cambio, será la octava consecutiva, una marca que nadie antes ha podido establecer, ni siquiera la máxima autoridad de esta distancia, Aimar Olaizola.

Se suele decir que los partidos de este nivel se deciden por detalles y en el choque de hoy en Eibar ha habido uno determinante. Una jugada que ha cambiado el panorama radicalmente. Cuando acumulaba una abrumadora tacada de doce tantos seguidos que le habían llevado hasta el 20-15, Jaka ha cometido pasa al poner la pelota en juego. Esa falta de saque, la única en la que ha incurrido en todo el partido, ha sido el clavo ardiendo que necesitaba Altuna para aferrarse a un partido que se le escapa sin remedio. Ha retomado el saque y, con él, el dominio de la situación ante un Jaka al que le ha faltado aplomo para matar la contienda. Ni siquiera después de hacer el 21-18 con una bonita dejada al txoko ha sido capaz de acabar ese tanto que le habría impulsado a la final.

Jaka, sentado contra la pared tras perder un tanto. Arnaitz Rubio

El choque arrancaba con las dudas en torno al estado físico de Altuna. Las molestias que arrastraba en su hombro izquierdo le hicieron postergar la decisión de jugar la semifinal hasta el viernes. El amezketarra dio finalmente el plácet y aunque no estaba del todo recuperado, hoy ha hecho de tripas corazón para ofrecer una versión competitiva. De hecho, el primer tanto del partido lo firmó él con un gancho de zurda. Tras ello, se planteó un batalla marcada por las tacadas.

Jaka 21

Altuna III 22

Duración 57 minutos.

Saques Jaka, 4; Altuna III, 4.

Pelotazos 258.

Tantos en juego Jaka, 12; Altuna III, 13.

Errores Jaka, 5; Altuna III, 5.

Marcador 0-1; 2-1; 2-2; 3-2; 3-3; 7-3; 7-14; 8-14; 8-15; 20-15; 20-18; 21-18; 21-22.

Incidencias Partido jugado en el Astelena de Eibar.


El público del Astelena ha vibrado con el partido de semifinales del Cuatro y Medio. Arnaitz Rubio

La primera fue favorable a Jaka, que se iba a un 7-3 ante un rival falto de consistencia. El de Lizartza no lograba recoger bien desde el ancho un dos paredes del de azul y ello daba pie a un rotundo parcial de 0-11 para Altuna. Este acertaba con el saque y dominaba el peloteo, forzando a su contrincante a que le sirviera pelota bombeada para poder acabar el tanto de aire. Tras ese 7-14, llegaría la réplica del de Lizartza con un 0-12 entre el 8-15 y el 20-15. Lo rubricaba con muy pocos pelotazos, puesto que de esa docena de tantos, cuatro eran directos de saque y otros cinco en remates fulminantes a vuelta de resto. Esa avalancha colorada, cimentada en un juego al límite, al todo o nada, era imposible de contrarrestar para Altuna. Ha tenido que ser un error propio, una falta de saque, el que frenara en seco a Jaka y ofreciera al de Amezketa la brizna de aire suficiente para revivir y brindar a la afición un inolvidable truco final, rematado con una parada al txoko irrebatible para un rival descolocado. Dentro de dos semanas le espera Peio Etxeberria en el frontón Bizkaia, donde ambos pelearán por la txapela.