Duración: 32:31 minutos de juego.
Saques: 2 de Altuna III (tantos 2 y 7) y 3 de Artola (2, 7 y 11).
Faltas de saque: 2 de Altuna III.
Pasa del Cuatro y Medio: 1 de Altuna III y 1 de Artola.
Pelotazos: 163 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 3 de Altuna III y 12 de Artola.
Errores: 4 de Altuna III y 2 de Artola.
Marcador: 1-4, 3-5, 4-5, 4-6, 5-9, 5-10, 6-11, 7-12, 8-14, 8-15 y 8-22.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Jokin Etxaniz (con Jokin Altuna) y Mikel Artola (con su hermano Iñaki).
Apuestas: De salida se cantaron posturas 100 a 70 a favor de Iñaki Artola.
Incidencias: Final del Cuatro y Medio de Segunda de la LEP.M disputado en el frontón Atano III de Donostia. Lleno. 1.800 espectadores.
bilbao - No sabía muy bien qué hacer Iñaki Artola tras su último gancho, un saque-remate con el partido definido por completo, que pidió cuerpo a tierra y murió tanto. Era su última dentellada. Su último mordisco a la txapela del Cuatro y Medio de Segunda. Y no sabía qué hacer. Una sonrisa. Una mirada a Jokin Altuna, su amigo, compañero y rival. Unas palabras en bajo. Tardó unos segundos en despertar y levantar los puños al aire tras saludar a su contrincante y golpearle la espalda para darle ánimos. Al fin y al cabo, su relación transciende lo deportivo. Pero acabó dedicándole el triunfo a todos los que se mecían a su alrededor, con un frontón Atano III repleto, que registró un ambientazo, una fiesta, en el que los pelos amenazaban con ser escarpias. Iñaki Artola era campeón del Cuatro y Medio de Segunda y ya tiene el billete al de Primera, el premio gordo.
Superó el alegiarra las aristas del encuentro con bastante suficiencia, tomando el timón de la final con un planteamiento al que se ciñó sin contemplaciones y no más que un par de despistes, que provocaron que Altuna III tomara aire. Apenas fueron segundos de incertidumbre en el camino de Artola, que recuperó la hoja de ruta como argumento de superioridad: potencia y pegada. Fortaleza le sobra al puntillero guipuzcoano y, aunque igualados los primeros compases, a base de meter velocidad a la pelota y sacar con acierto, el amezketarra sucumbió, atropellado. Le salió el guion a Iñaki de cine, de lujo, porque sin opciones delante del frontis su contrincante quedó a expensas de defender, de esperar errores rivales y de fogonazos de calidad, que le sobran. Aun así, en su despliegue, Altuna III no pudo hacer más que replegarse, dar un par de pasos hacia atrás y esperar el huracán, que acabó con los desperfectos de un juego imaginativo pero al que todavía le falta presencia física. Fue superior Artola desde el principio hasta un final apoteósico, en el que todo el Atano III vibró a su compás. Pura potencia. Artola es un volcán en erupción. Un delantero con un físico privilegiado, ya hecho a los 20 años, fortaleza y, además, mucha habilidad. Ayer sumó al argumentario del andamiaje las razones tácticas y técnicas que auguran un porvenir de oro para él. También tiene Jokin su nombre en el imaginario de futuro cercano en Aspe. Ya se vio en Donostia que levantan pasiones. Frontón lleno. Esperanza.
Ponían el foco los dos manistas en el prólogo en las distancias de inicio. Vinagre para las heridas. Encontrar una brecha sin apenas desperezarse es arrimarse al abismo de la derrota y jugar a ser equilibrista sin red. La perspectiva anunció el amanecer caníbal de Artola. El alegiarra empezó serio, entero y con la lección bien aprendida. ¡Abróchense el cinturón! Velocidad y pegada. Altuna, entonces, rumió la diferencia. Estaba a su merced. Las opciones eran restar bien y esperar el fallo. No llegó. Agresividad. 0-4. Bache.
La primera brecha asfaltó de brea el camino de Altuna, que no renunció a ser él mismo. Jokin es remate, astucia y magia. Una dejada en el ancho le dio pie a restañar las heridas. Sumó un saque y a la tercera se fue como un loco al saque-remate. Era su arma, porque en el peloteo la superioridad era azul. Le salió cara. Su final era la del pillo, la de enredar, la de buscar el primi. Y en la búsqueda del empate, Artola entró en su juego y fue superado por una dejada en la punta que le dejó varado. Pero fue fuera. El 3-5 puso la sonrisa azul, pero un error en el sotamano de derecha volvió a arrebatarle el aire; menos mal que Altuna no encontró la esencia con el saque-remate. 4-6. Llamó a capítulo a la silla Mikel Artola a su hermano y le pidió concentración. Un saque. 4-7. Aire. Sotamano con velocidad por la pared. 4-8. Más aire. Parada al txoko de Artola. 4-9. Un pequeño abismo. Y las costuras del encuentro se rompieron. El infinito labrado en el fuego de Artola.
Pintaron bastos para Altuna III con el 4-9, pero más con el 7-14. Era incapaz de encontrar su juego. Artola era irrompible. Honesto en su determinación, no cambió el signo de su juego Jokin. Pero murió la final demasiado pronto. Solo sumó un cartón más; mientras que Artola se coronaba.